Miedo me da cuando un videojuego se retrasa
Siempre he odiado llegar tarde. Y eso que en la mayoría de las ocasiones por las cuales no llego a la hora marcada, es culpa de otro, y no mía. Sólo llego tarde cuando hay una emergencia suprema, por mucho que suene a excusa. ¿Qué por qué? Porque igual que odio tener que esperar a la gente, detesto hacer esperar. Y con los videojuegos me pasa lo mismo. Sé que os encanta mi arte a la hora de hilar temas.
Pero, ¿por qué nos da tanta rabia que un juego se retrase? Hombre, a nadie le gusta esperar, eso es cierto. Sobre todo cuando se trata de un título que llevamos mucho esperando. No obstante, esto va más allá de la simple espera. Hay un cierto temor que nos lleva a desear por encima de todo que un proyecto no se retrase ni cambie de fecha. ¿Por qué? Sólo hay que hacerse eco de una noticia que hemos recibido esta semana y que ya hemos tratado en Mundogamers.
El último juego del que tenemos noticias relacionadas con retrasos y con una palabra más fea es Scalebound. Sí, la palabra fea es “cancelación”. No es que nuestro temor haya brotado con el proyecto de Platinum Games que finalmente nunca llegará a Xbox One, sino que ya viene de antes. ¿Cuántos títulos conocéis que hayan pasado de “atrasado” a “cancelado” en poco tiempo?
Saltamos de la consola de Microsoft, a la gran abandonada de Nintendo, Wii U. ¿Os suena? ¿Sabéis de qué voy a hablar? Pensad en un juego que empezó con retrasos y acabó con un “Bueno, al final no es un exclusivo, pero ahí está”. The Legend of Zelda: Breath of the Wild se nos prometió como un exclusivo de la consola nipona, pero con el paso del tiempo nos han ido vendiendo cosas diferentes.
A día de hoy, Breath of the Wild está confirmado para salir tanto en Wii U como en Switch, pero sigue sin una fecha exacta, lo que hace que muchos sigamos temiendo un cambio de planes mayor. Vamos, que a mí, personalmente, no me extrañaría nada encontrarme con la noticia de que Wii U se queda sin Zelda.
Mi mayor temor: ¿Qué pasa con Kingdom Hearts?
Estamos en 2017, muyayos. ¿Sabéis qué significa eso? Que pasa la vida, pasan los años, y seguimos sin una fecha concreta para Kingdom Hearts III, anunciado en el E3 de 2015 y movido de fecha un par de veces. De momento las aventuras de Sora se nos van a 2018, y digo “de momento” porque tampoco me fío de esto.
No es que piense que Kingdom Hearts vaya a ser cancelado, ni mucho menos. Confío en que la saga sigue teniendo futuro, que hay mucho que contar y muchos cabos que atar. Simplemente veo que no hace más que retrasarse y, no sé, imaginaos que en el próximo E3 nos anuncia Sony una nueva consola que saldrá para 2019 y que, como uno de los reclamos, contará con Kingdom Hearts III. Eso suena mucho a Zelda, ¿no?
Es normal que tengamos miedo a los retrasos cuando en tantas ocasiones significan algo tan malo como la cancelación o el cambio de consola. De momento podemos quedarnos con las buenas noticias, como la de que 2017 esté plagadito de juegos nuevos muy interesantes con fechas ya marcadas. A mí mientras no me cancelen ni retrasen el Crash Bandicoot, me doy por satisfecha. ¿Y vosotros? ¿A qué retraso le tenéis miedo?
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