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Los secretos de las plataformas

Nieve, atuendos festivos y rebajas
Por Víctor Junquera

El desarrollo de un videojuego es, en la mayoría de los casos, un trayecto de “A” hasta “B”. La maestría consiste en permitirnos transitar por el resto de las letras del abecedario. No tenemos que pasar obligatoriamente por ellas, pero su exploración le da mucha profundidad al juego y alcanzar una “Z” requiere tiempo y esfuerzo.

 

En juegos de rol o aventuras de mundo abierto caminar más allá de la trama principal se da por hecho, pero en un plataformas no tanto; es más, la genialidad de uno se consigue añadiendo caminos alternativos, secretos y nuevas rutas que, para descubrir, es necesario combinar habilidad con perseverancia. La profundidad del desarrollo de un plataformas llega por cómo se rompe ese camino, teniendo como maestro al fantástico e inigualable Super Mario World de Super Nes, en el que nuestros actos llegaban a afectar al propio mapa del mundo, determinando nuestros siguientes pasos. En Super Nintendo también tenemos la trilogía de Donkey Kong y el reto de descubrir todas las fases de bonus que escondían sus pantallas, un desafío mucho mayor que pasarse la propia fase en sí.

 

 

En ambos títulos los secretos eran una mera opción, podías llegar al final del juego sin que se te obligara a descubrirlos, pero la cosa cambió con Mario 64. En el emblemático título de Nintendo 64 se te exigía dar con las estrellas ocultas en el escenario para poder seguir avanzando en los mundos. En el nacimiento de los juegos en tres dimensiones era común plantear escenarios tipo “plaza”, sin principio ni final, en el que dar vueltas y explorar en busca de un objetivo. La dificultad residía en no seguir avanzando una vez se conseguía lo que la partida te exigía, sino en seguir explorando en pos de estrellas casi imposibles de encontrar. Conseguir aquellas 120 estrellas es, todavía, uno de los retos más desafiantes de la historia de los videojuegos. Sin guía, algo casi imposible.

 

Esta herencia llega hasta nuestros días. Raro es ahora un plataforma que no añade contenido que explorar, rutas alternativas y desafíos a la atención del jugador. Incluso en títulos como Thomas Was Alone, en la que sus saltos son una excusa para contar una historia, pero no una dificultad, se añaden pequeños píxeles "escondidos" que recuperar.

 

En el buque insgnia brincador de los últimos años: Rayman Origins, nos encontramos con un reto similar: el de liberar a los electoons. En una primera vuelta, el juego de Ubisoft transmite una sensación de sencillez. Las monedas con la calavera, pese a escondidas, no lo están demasiado y las puertas secretas, a través de las que accedemos a unas salas ocultas para darle la libertad a más electoon, se encuentran con relativa facilidad. Es un título que transmite amabilidad, desvelar misterios en un prinicpio no es tan duro como en Donkey Kong. En un principio, porque a la larga, es capaz de llevarnos a esa “Z” de la que hablaba al principio del artículo, a ese polo sur donde no importa demasiado lo que cuenta el juego o lo que has jugado a ese momento, sólo lo que estás viendo apartado de la historia. Hablo de las fases de persecución de cofrés. Tras liberar un determinado número de electoons, se nos permite llegar a ellas, en las que se nos obliga a realizar una sucesión de saltos calculados al dedillo o moriremos. La curva de dificultad se dispara, perdiendo Rayman Origins toda esa accesibilidad que tenía.

 

Increíble

 

El plantear retos ocultos sencillos para enganchar el jugador y luego premiarle con un reto exagerado es algo que no se vio en los juegos de SuperNes, dejando dichos desvíos para el experimentado. Rayman muestra cómo añadirle a la búsqueda de la ruta alternativa una curva de dificultad capaz de convencer a los recién llegados a seguir explorando, recompensando al experimentado con un auténtico desafío a posteriori.

 

Éste y otros tanto aciertos, como su precioso acabado visual, son los motivos por los que se espera con tanto anhelo su continuación. Por fortuna, y para paliar la espera, hoy llega a PS3 y Xbox360 su demo con tres niveles y un modo competitivo. Sin duda, lo que más interesa de esta nueva entrega es disfrutar de las estupendas fases musicales y de cómo éstas se integran al fantástico juego de Ubisoft, que ya ha demostrado ser capaz de renovar y revitalizar la clásica fórmula de los plataformas, incluido el modo de hacernos llegar sus secretos.


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