Lo que no me gusta de Star Wars: Battlefront
Este fin de semana, como la mayoría de los usuarios de Playstation 4, Xbox One y PCs potentes, lo he pasado en la superficie de Hoth enfrentándome al asato de los AT-AT o masacrando a la escoria rebelde a golpe de bláster y detonador térmico.
Star Wars: Battlefront nos ha hecho una visita fugaz en forma de beta abierta y la experiencia ha sido, cuando menos, interesante: Errores que pulir, unos servidores con la firma EA que deberán reforzarse de cara al lanzamiento de la versión final y mucha, pero mucha diversión en un shooter multijugador masivo que ofrece cosas muy buenas.
Casi me convences, Vader
Reconozco que de primeras el juego ha estado a punto de convencerme de ir corriendo a Amazon y reservar una copia de Star Wars: Battlefront, y es que lo nuevo de DICE tiene mucha personalidad. Una jugabilidad intensa, un control muy intuitivo, unos escenarios fácilmente reconocibles que resultan impactantes a nivel visual y, sobre todo, la ambientaión sonora, que nos sume directamente en el espíritu de la saga de Lucas con el sonido de los blásters, los torpedos, el vuelo de los Tie Fighters, la voz en los cascos a lomos de nuestro caza X Wing y, por supuesto, la música.
La experiencia es muy gratificante. Es imposible buscarle pegas en este sentido: Todo, y todo significa TODO está perfectamente ambientado y localizado de forma que cada segundo en Star Wars: Battlefront es un abrazo primigenio a lo más recóndito de nuestra memoria en la que habita el año que conocimos a Luke, Leia, Darth Vader y Han Solo.
Pero sólo casi
Sin embargo no todo es morriña, y pronto los fallos de éste Star Wars: Battlefront se hacen evidentes, y es que hay luces demasado chillonas en este reverso tenebroso que Electronic Arts promete perfecto. No me refiero al lag, los errores de conexión, el petardeo de los servidores, el absurdo matchmaking que no tiene en cuenta niveles ni grupos, y demás problemillas técnicos que son cosa normal en una beta y no deberían ser obstáculo hasta su lanzamiento oficial.
No, me refiero a que a lo mejor un shooter multijugador masivo no era lo mejor que se podía hacer con la saga, y menos un shooter multijugador masivo en el que, a la hora de la verdad, todo parece basarse en luces de colores que, en forma de power ups, nos dejan avanzar en la batalla. Es una pena, pero con todo el esfuerzo empleado por DICE en sumergirnos en el universo de Lucas, los power ups son una de las formas más anticuadas, abstractas, poco trabajadas y estúpidas de sacarnos de la inmersión.
Mirad, ¡Ahora soy Darth Vader!
Con Star Wars: Battlefront me ha pasado como con el último Driver, que un proyecto ambicioso que tenía todas las papeletas para enamorarme se ha ido por el retrete por culpa de detalles insignificantes para facilitar el juego y su desarrollo.
No puedo con los power ups, no entiendo en qué estaba pensando DICE cuando llegaron a la conclusión de que ir coriendo como soldado de infantería, encontrar una bolita brillante y, automáticamente, convertirnos en Vader -o Skywalker- sería el no va más de la diversión. Y otro tanto sucede con los vehículos que encontramos en el asalto de los caminantes en Hoth: Bolas brillantes hacia las que corren los jugadores, empujándose y tirándose granadas como perras, para ser los primero en cogerla, arrodillarse y aparecer automáticamente surcando los cielos en un A Wing, un Tie Fighter o un ponga usted aquí su maqueta favorita de George Lucas.
Tampoco ayuda el respawn, esa mecánica de morir, reaparecer, disparar, morir, reaparecer, que si te haces con un compañero ya pierde su poquito de molestia al poder aparecer junto a él tras morir, y tampoco ayuda que los jugadores del bando contrario se sepan los puntos en los que aparecen los power ups de tu equipo y se dediquen a hacer de perrito guardian olvidando los supuestos objetivos de la misión a cambio de aumentar sus puntaciones en 'kills'.
En definitiva, Star Wars: Battlefront es un videojuego
Un videojuego al que no le importa demostrar su naturaleza de videojuego y que puede ser muy divertido pero podría haber sido mil veces mejor. Una oportunidad estupenda para los aficionados a los shooters masivos, que disfrutarán como enanos con la lógica retorcida de estos títulos, pero un juego que a los fans de la saga se nos queda corto por culpa de una política de juego que no deja de ser más parecida a la de un FIFA de los noventa -juega, pierde, gana, repite- que a la de un videojuego moderno.
¡Nos leemos!
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