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La nueva generación nos ayuda con el `I Fought the Law, Law Lost´

Huir de la poli mola más ahora.
Por Rafa del Río

Sigo flipado con mi juego estrella de 2014, con ese Grand Theft Auto V que me sabe a quesito y a miel con su modo en primera persona, y mientras jugar desde mi propia vista se ha convertido ya para mí en algo tan natural como el día a día de mi propia vida, sigo encontrando cosillas que me ponen tonto y me demuestran todo lo que esta última generación de consolas y los potentes master race tienen por ofrecer en el futuro.

 

 

Da... Ninja Style!

El otro día Bruno -a quien por si aún no lo sabéis le gusta más el sigilo que ir por ahí matando gente porque es, en el fondo, tirando a buenazo-, nos hablaba del sigilo. Básicamente se centraba en lo que parece que promete Naughty Dog con su Uncharted 4 y cómo este rollito que está tan de moda aún tiene muchas bondades por ofrecer. 

 

Con esto en mente, llevo unos días jugando al ratón y al gato con la poli en Grand Theft Auto V, y debo decir que lo que hasta ahora había sido una cuestión de estrés, un rollo de 'pilla un coche rápido y muévete deprisa, que te cogen' se ha convertido en una de las actividades más puñetaramente divertidas de todo el videojuego. Y no será porque hay pocas actividades en GTA V, no. 

 

Pero entremos en materia, la actividad es muy sencilla, y fijo que lo habréis jugado antes o después en algún GTA: La líais parda, atacáis a la policía cuando viene, llenáis el medidor de estrellitas y luego véis si sois capaces de escapar de la poli o de llegar al paint'n'spray antes de que os pillen u os acribillen. Hasta ahora, en capítulos anteriores de la saga, la cosa solía radicar en salir huyendo en un superdeportivo y rezar por dejar atrás rápido al helicóptero, o bien en tener trazada la ruta hasta el mecánico o piso franco más cercano y despitar allí a la poli.

 

 

Las reglas ha cambiado

Ahora, como dice el epígrafe, las reglas han cambiado. Ya no hace falta que gastéis cargador tras cargador contra los helicópteros, pues un sólo disparo certero a través del cristal de la cabina ya es suficiente. Ya no hace falta tirar de Paint'n'Spray o piso franco, pues si lo hacemos bien y somos listos, antes o después dejan de buscarnos. Y ya no hace falta un coche rápido, ni siquiera una moto, pues el juego, al fin, ha entendido el concepto del realismo y es tan útil salir quemando rueda con el coche como salir por piernas y aprovechar el motor de parkour para perdernos por el 'hood' en Groove Street, escondernos en algún callejón de servicio en VineWood u ocultarnos entre los arbustos en pleno bosque del condado de Blaine.

 

Me he enamorado de las huidas de la poli porque al fin son realistas, o todo lo realistas que pueden ser en un juego en el que diez minutos son todo lo que necesitas para pasar de ser el más buscado a un simple peatón más. No obstante, dejando imposiciones de la jugabilidad a un lado, me parece genial cómo ha evolucionado este concepto de la huida, cómo ha mejorado hasta el punto de integrarse con la ciudad, la policía, nuestro persdonaje y dar como resulado un todo que se resume en la persecución policial de cualquier película o serie televisiva que se precie. 

 

 

¿Es esto nueva generación?

Pues no sabría decirlo, pero lo que es indudable es que un avance, otro más, en la carrera hacia mejores videojuegos, títulos más interesantes y obras que ofrezcan inmersión y diversión más allá de su estructura principal. 

 

Seguimos peleando con el tema de las resoluciones, los downgrades, las inteligencias artificiales y todo lo que se esperaba de las nuevas consolas, pero lo cierto es que hay que seguir buscando, hay que seguir evolucionando y mejorando los lementos, incluso en las cosas que no podemos percibir a simple vista. Sólo así, trabajando y mejorando, conseguiremos la tan trillada y deseada nueva generación que, al parecer, no le está llegando a nadie. 

 

¡Nos leemos!


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