La importancia de un buen 'battle theme'

Y seguimos con la semana temática de The Witcher 3. ¿Sabéis qué me alucina del juego? Su música. CD Projekt tienen siempre muy en cuenta su nacionalidad a la hora de hacer juegos, y si los nombres del mundo de Geralt y compañía son raros de narices en un buen número de ocasiones, su música también es ligeramente exótica en muchos tramos de la aventura. Sin ir más lejos, me atrevería a decir que su canción de combate o 'battle theme' es casi único. 

Esto me ha llevado a pensar en lo realmente importante e icónico que es este tema en la gran mayoría de juegos. Es verdad que los juegos de acción donde combates y luchas constantemente no tienen una canción ahí para cuando te partes la cara con los demás, pero en este caso hablo de los RPGs. ¿Quién no puede tararearme ahora mismo el Those Who Fight de Final Fantasy VI, por ejemplo?

Aunque toda la banda sonora de este juego es fantástica (El 'Overworld' o tema de mundo me flipa) y es algo que hoy en día y no sea hace, por desgrancia, en la saga Final Fantasy, el recuerdo de las batallas está ligado inevitablemente a ese tema. Y lo mismo me ocurre con el tema de los combates de Pokémon, cuyas escalas antes de empezar las batallas en Pokémon Rojo y Azul aún me acompaña en el día a día (es mi sonido para llamadas del móvil, os lo juro).

Si os paráis a pensarlo, es un aspecto muy evidente de los juegos de rol. Las batallas son algo que se repiten constantemente y que a veces pueden ser cansinas si no estamos de humor o nuestro objetivo es huir pero nos salta un combate a destiempo. Y sin embargo, ese tema ayuda a que el problema sea menor porque, joer, son siempre temazos. 

Además de estos que cito, se me vienen muchos otros a la cabeza, como el de Final Fantasy XIII (quizá lo único bueno de todo el juego), el de Xenogears o el de Golden Sun; pero realmente esta no es la cuestión de fondo. Lo importante es la identidad que confieren al juego todos y cada uno de estos temas repetitivos y cansinos que escuchamos cientos de veces pero que nunca terminan de cansar y que siempre elevan de algún modo el combate que llevamos a cabo, por corriente que sea.