La batalla final de Uncharted 4
ATENCIÓN: Este artículo contiene SPOILERS del tamaño de Madagascar sobre la trama y las fases de Uncharted 4, así que deja de leer en caso de que no hayas completado el juego.
En una entrevista muy interesante realizada por el medio Rolling Stone a Neil Druckmann, director y guionista de Uncharted 4: El Desenlace del Ladrón, desvela alguno de los elementos que se habían propuesto para el juego pero que finalmente habían sido eliminados. Por ejemplo, la posibilidad de iniciar una batalla de bolas de nieve con Sam en cualquier momento en la fase de Escocia o jugar con el perro del epílogo con una pelota. Sin embargo, hay una que destaca por encima del resto y que el propio creativo afirma en la entrevista que es la única que sí le hubiese gustado implementar en la obra final. Y no me extraña lo más mínimo.
Este elemento eliminado de Uncharted 4 nos traslada hasta la fase en la que manejamos al Nathan adolescente, cuando nos adentramos en una mansión junto a Sam. Al parecer, Naughty Dog había ideado un duelo con espadas entre ambos hermanos (que conseguían en algunas de las armaduras que sí que vemos en esa fase) y que tendría las mismas mecánicas que posteriormente veríamos en la batalla final del juego, que también nos vuelve a situar en un duelo con estas armas. Sinceramente, no entiendo la razón por la que se eliminó del montaje final, ya que habría dado muchísimo más peso a esa fase y hubiese mejorado un poco ese enfrentamiento conclusivo.
Para empezar, esa fase de la mansión (los que habéis escuchado el MGPodcast especial sabréis que no me gustó especialmente) hubiese tenido algo más de sentido que el de, simplemente, hacernos explorar un escenario porque sí durante demasiado tiempo para terminar aportando una información que no es del todo relevante ni importante en el juego final. Sin embargo, si hubiesen incluido este pequeño duelo de espaldas, se habrían conseguido un par de cosas importantes: introducir una nueva mecánica en un momento acertado, aportando sentido a esa fase y asegurarse de que no pilla por sorpresa a los jugadores en la batalla final.
Seguro que a muchos os pasó lo mismo que a mí cuando tuvimos que enfrentarnos a Rafe con la espada, experimentando una sensación extraña. No es una batalla que se disfrute del todo de principio a fin porque lo que está haciendo el jugador es tener que aprender y adaptarse a una nueva mecánica que no ha visto en ningún momento del juego previamente, por lo que, para mi gusto, corta cualquier tipo de clímax y elimina el reto. No quiere decir que si hubiesen incluido ese duelo previo en la fase de la mansión esta batalla hubiese mejorado, porque no deja de ser un enfrentamiento que se basa en un Quick Time Event algo camuflado, pero al menos le hubiese dado algo más de sentido.
Por ejemplo, el jefe final de Uncharted 2 tiene mucha más lógica, aunque te pueda gustar más o menos su fase. Es un enfrentamiento en el que el jugador debe poner a prueba todas las mecánicas que ha debido dominar hasta el momento, tanto en el terreno del combate como en el de las plataformas. No es una idea acertada implementar una nueva mecánica a la que el jugador debe acostumbrarse al no haberla visto antes en un momento clave para la historia y la conclusión de la obra.
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