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Klaus. Plataformas y palabras

Original propuesta
Por Álex Pareja

Comienzas a jugar a Klaus, un título independiente que acaba de llegar a PS4 y que hará lo propio en PC a lo largo de este año, y te das cuenta de que el propio protagonista no sabe qué es lo que hace ahí dentro. Y te lo cuenta, pero no de la forma habitual con su voz, sino utilizando el propio escenario para ir dejando palabras que el jugador va leyendo mientras va completando las fases

 

Este personaje se comunica con el jugador continuamente de esta manera, rompiendo la cuarta pared desde el inicio y hasta el final, reaccionando a todo lo que realizamos. A veces se muestra misterioso, haciéndose preguntas interesantes que le dan un toque muy especial al juego, otras es algo más irónico y puede llegar a ser divertido por momentos. "Para ti ha sido fácil, que estás sentado con un mando, pero a mí me ha costado hacer todo eso, ¿sabes?".

 

Su concepto de juego no es del todo original y es algo que ya hemos visto en multitud de ocasiones, con plataformas y puzles de forma constante, en los que el jugador debe ir variando algunos elementos del escenario para ir superando los diferentes desafíos. Por eso a Klaus le vienen tan bien esas palabras y esa personalidad propia de su protagonista, ya que hace que sea algo distinto y único a todos esos otros ejemplos que pueblan el mundo de los videojuegos. 

 

 

Pero es una pena que al final todo se sienta algo desaprovechado. Klaus me sorprendió desde un inicio, porque hay que reconocer que su propuesta es muy original, y aunque las fases en sí no me parecían exageradamente inspiradas ni divertidas, me animaba a seguir para continuar sabiendo más datos sobre la historia y sobre este misterioso personaje. Pero claro, la novedad solo aguanta durante unas fases y pronto deja de funcionar tan bien, y se nota que hay momentos en los que el personaje va dejando palabras por el escenario porque es lo que toca, pero sin aportar absolutamente nada. 

 

Las palabras tampoco están tan aprovechadas en sí como podrían haberlo estado en un plataformas, salvo en algunas fases muy concretas que, por desgracia, son opcionales y sirven para conseguir desafíos secundarios. Por ejemplo, hay una fase en la que las palabras que se van pronunciando sí que aparecen e inciden de forma directa en el escenario: las que tienen connotaciones positivas se convierten en plataformas que podemos utilizar, mientras que las que son negativas se vuelven de un color rojizo y si las tocamos fracasaremos. ¿A que esa sí es una manera mucho más interesante de aplicar esta forma tan original de dar personalidad a un personaje? Si todo el juego hubiese sido así de original, como algunas de estas fases, os lo recomendaría sin dudar. 

 

Klaus

¿A qué esto llama la atención y resulta interesante? Pues es una pena que solo ocurra en una fase opcional, de entre muchísimas otras donde las palabras no inciden de forma real en los escenarios

 

Pero no todo el juego es así, y al final me quedo con la sensación de que Klaus no es el mejor juego que existe en cuanto a plataformas y puzles se refiere, pero tampoco lo es en esas formas originales de tratar de romper la cuarta pared y de dar personalidad al título. Como ejercicio curioso está bien, pero a mí me parece algo desaprovechado en conjunto. Aún así, si os llama la atención y creéis que lo vais a saber disfrutar porque el tipo de juego se adapta a vuestros gustos, creo que sí que podéis echarle un ojo. Pero es una pena que esas palabras que le dan personalidad no sean capaces de variar de forma real la manera de jugar, salvo en contadas ocasiones. Combinar las mecánicas y el mensaje hubiese sido estupendo si se hubiese realizado durante todo momento, pero parece que ni sus propios creadores supieron explotarlo del todo. 


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