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Killer Instinct y sus extraños diseños de personajes

Cómo tomar algo de los noventa e intentar hacerlo parecer actual
Por Adrián Suárez Mouriño

Viendo los diseños del nuevo Killer Instinct uno no puede evitar sentir lo mismo que quien ve una película de aquellos tiempos en los que el 3D comenzó a popularizarse. Sencillamente, la época no les acompaña, no encajan, algo falla. Están bien hechos, pero a la vez no lo están. No son malos, pero en mi opinión sí están mal resueltos, ya que toman conceptos que en los noventa funcionaban pero pasándolos por ese tamiz molón de nuestra era. Al final, queda una cosa la mar de rara: un ninja cuyo diseño redondeado pasó por las exigencias del motor del juego original pero con añadidos para que parezca actual, y lo mismo puede decirse del resto de los luchadores. Ya le sucedió a Mortal Kombat en su regreso a la actual generación, sólo que ser hortera era parte fundamental de su corazón, hasta el punto de que estos funcionaban. Ahora a nadie se le ocurriría incluir unos ninjas cuya apariencia sólo cambiara en el color de su ropa. Street Fighter fue más hábil en ese sentido, modificando entrega a entrega a sus personajes para que no desentonen con los tiempos, incluso Blanka, el típico monstruito que era obligación incluir en los noventa, se muestra fantástico en Street Fighter IV. Cabe mencionar que la saga siempre ha sabido rediseñar a sus personajes para representar el espíritu de cada juego. Más jóvenes en la saga Alpha, más estilizados en Street Fighter III, etc, pero ¿Y este Killer Instinct? ¿Qué busca con sus luchadores?

 

Arrastramos muchísimos diseños de los primeros tiempos de las consolas. Mario fue un conjunto de decisiones de de diseño condenadas por la NES, pero ahí lo tenemos corriendo en WiiU como si tal cosa. Mario es capaz de producir chistes continuados debido a que nada en su mundo tiene sentido, porque todo lo que le rodea se plasmó en sprites de un modo casi forzado: su bigote, sus colores, sus enemigos... pero a golpe de sensatez, de vender cariño, buenos juegos y continuadas reformas de su aspecto, es ya uno más. No se nota el salto desde los ochenta hasta nuestros días porque ha pasado por muchas cosas hasta llegar aquí, pero en Killer Instinct sí que canta. La tan necesaria reflexión acerca de lo que se quiere transmitir con sus personajes, no se ha hecho. O no lo parece al menos

 

 

Al ser un juego de lucha, que sus personajes desentonen le resta ese punto romántico que el fan necesita: conseguir identificarse con el luchador con el que se va a dejar las yemas. Y no se ha hecho nada por mejorar este hecho. Los personajes que llegan inicialmente son pocos, el resto llegará envuelto como un producto, el título llega sin un final boss y etcétera, etcétera.

 

No sé qué os parecerá a vosotros, pero para mí es así: si los luchadores no me transmiten ganas de controlarlos, el fighting me pierde muchísimos enteros. Es una opinión extremadamente superficial, quizás motivada por haber jugado durante toda mi infancia y adolescencia a las obras de SNK y Capcom, cuyos contendientes supieron crecer bien y sus diseños siempre fueron fantásticos. También por el ejemplo de Mario, que hasta supo tomar los memes que generaba para hacer crecer su universo.

 

Estamos en un medio muy continuista, pocos más son capaces de arrastrar con tanta asiduidad a sus héroes a las pantallas durante tantas entregas, y se nota cuando se saltan mal las generaciones a nivel de diseño, como es en este caso en mi humilde opinión. Veremos cómo nos llegan el resto de personajes del juego, pero por lo pronto, me parece una lástima que no se hubiera realizado un trabajo más elaborado en este aspecto, sin entrar en qué tal es como juego. Hay muchos ejemplos interesantes de cómo unos diseños antiguos pueden renovarse y no parecer feos y genéricos. Éste no lo es ¿no os parece?


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