1. Mundogamers
  2. Noticias

Kickstarter se cubre contra los fracasos

Una revisión de los términos pone el poder en el público
Por Dayo

Kickstarter ha actualizado sus términos para dificultar el que una persona pueda tomar el dinero y salir corriendo, tal y como se puede ver en un post del blog oficial (vía Polygon). Esta es una actualización que se agradece, ya que ha habido muchos casos en los que la gente ha temido que un proyecto sea una estafa o hayan visto cómo, tras completar la financiación, no se consigue nada. Pero estos términos, a pesar de dar más poder y seguridad a los mecenas, siguen mostrando cómo Kickstarter se lava las manos y no está dispuesta a controlar o interceder por nadie. Hay una sección referida a qué ocurre si un proyecto no se lleva a cabo o no consigue entregar las recompensas prometidas donde se listan las siguientes condiciones para “remediar su situación y corresponder sus obligaciones”:

 

-Poner una actualización que explica el trabajo que se ha hecho, cómo se han utilizado los fondos y qué impide que terminen con el proyecto como estaba planeado.

 

-Hacer un esfuerzo adicional para concluir el proyecto de la mejor manera posible en un tiempo comunicado a los mecenas.

 

-Demostrar que han utilizado los fondos de manera adecuada y han hecho todos los esfuerzos posibles para completar el proyecto tal y como se prometía.

 

-Ser honestos y no hacer una mala representación material en su comunicación a los mecenas.

 

-Ofrecerse a devolver los fondos restantes a los mecenas que no hayan recibido su recompensa (en proporción a la cantidad presentada) o explicar cómo esos fondos se utilizarán para completar el proyecto de alguna forma alternativa.

 

Los términos de Kickstarter explican que “el creador es el único responsable de cumplir las promesas hechas en el proyecto. Si son incapaces de satisfacer los términos de este acuerdo pueden verse sometidos a acciones legales por los mecenas”. Esto trae tantas connotaciones positivas como negativas.

 

 

En primer lugar, si se fracasa a la hora de entregar un proyecto por mala gestión y se demuestra que la incompetencia del equipo ha impedido finalizarlo entonces es imposible tocar al creador del proyecto. Alguien que sea capaz de inventar una tabla para distribuir dinero de forma aleatoria y mostrar un par de vídeos gameplay falsos podría salirse con la suya y no podrían enviarle a juicio. Aureal olía a podrido y, de haber sido realmente una estafa, no habría sido muy difícil para el equipo inventar algo para explicar cómo se han gastado el dinero en nada en concreto. Respecto al progreso del juego, ahí está el “gameplay” que mostraron: no es algo muy fiable ni muy elaborado. Además también tenemos casos como Clang, el título de Neal Stephenson que pretendía “revolucionar los juegos de esgrima” y logró recaudar 526.125 dólares pero que, tras varios años en silencio, ha anunciado recientemente su cancelación. Esto se debe a la mala gestión del estudio creador, a lo cual pueden explicar cómo se han esforzado por hacer el juego lo mejor posible, mostrar la distribución real del dinero y aún así la gente seguirá sin tener nada. Hay mecenas que pagaron más de 10.000 dólares por este proyecto y ese dinero no se lo va a devolver nadie porque Kickstarter no se responsabiliza.

 

Además está la implicación más sombría: la acción legal la llevan los mecenas. Pensemos en Anita Sarkeesian. Un argumento que se oye habitualmente (y quizá yo mismo lo haya utilizado) es que ha recaudado 158.922 dólares cuando en realidad sólo pedía 6.000 para hacer una serie de cinco vídeos que ha acabado expandiéndose hasta 12. Ha pasado mucho tiempo desde junio de 2012 y de momento Sarkeesian sólo ha sacado seis vídeos que cubren en total tres de los conceptos que había prometido: las mujeres como decoración de fondo, la dama en apuros y la “señora personaje masculino”. Basta decir que hay mucha gente a la que Sarkeesian no le hace ninguna gracia y, con GamerGate todavía ocurriendo, esto podría darles una herramienta para demandarla por no haber entregado lo que había prometido a pesar de haber recaudado 26 veces la cantidad que solicitaba.

 

Aunque quizá sea un ejemplo exagerado del estilo que esgrimen aquellos contra el matrimonio homosexual. “Si un hombre puede casarse con otro hombre ¿qué le impide casarse con su perro?”. Todo esfuerzo que haga Kickstarter para evitar que los timadores roben a gente con esperanzas de apoyar algo nuevo es bueno y, tal y como dicen, “es una parte pequeña pero importante para construir un entorno sano y fiable donde la gente colabora para dar luz a proyectos creativos”, pero no puedo evitar sentir cinismo ante esta suerte de control sin ley. El público puede no tener fuerza para reaccionar contra el creador de un proyecto. Quizá no consigan reunir el número o la financiación necesaria para demandar a alguien que no ha entregado un proyecto a la altura. Y la mala gestión sigue llevando al fracaso y a dejar a la gente con las manos vacías, lo cual casi puede verse como una forma de evadir responsabilidades: has fracasado, sí, pero toda esa gente ha perdido dinero y tú no les debes nada. Kickstarter hace bien en revisarse para mejorar, pero hasta que la página no decida implicarse este no parece ser un golpe en la mesa lo suficientemente fuerte. El público habla, pero no se puede dejar todo en sus manos.


<< Anterior Siguiente >>