El creador de BioShock Infinite, uno de los juegos que más sorprendió durante este 2013 por su forma de adentrar al jugador en una historia, piensa en cómo hacer que una experiencia así se pueda rejugar.
Así lo declaraba Ken Levine durante una charla en la Gaming Insiders Conference, afirmando que le rompe el corazón estar cinco años desarrollando un juego para que alguien lo termine en diez horas y lo aparque en la estantería. El desarrollador tiene algo en mente, pero aún tiene que perfilar cómo llevarlo a cabo.