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I am Alive, la caída en desgracia de un juego de culto

Diferentes momentos propician diferentes resultados
Por Rafa del Río

Hace ya unos añitos, rondando el 2010, Ubisoft anunciaba a bombo y platillo el desarrollo experimental de un juego que prometía ser la gran panacea videojueguil en manos de la gente de Ubisoft Shangai. Lo que en principio se anunció como el triple A que la por entonces nueva generación -Playstation 3 y Xbox 360- necesitaba, pronto fue delegado al cajón de los juegos de desarrollo alternativo de bajo presupuesto, su lanzamiento al mercado se llevó a cabo de forma exclusiva en formato digital, y la cosa no fue muy allá. 

 

La caida en desgracia de I am Alive

I am Alive lo tenía todo para ser considerado un juego de culto, pero las malas decisiones por parte de una Ubisoft que se enfrentaba a un mecado en cambio lo condenaron a pasar sin pena ni gloria como tantos otros títulos antes que éste: una salida en un formato digital a la que entonces no estábamos tan acostumbrados como ahora, un desarrollo de bajo presupusto en un momento en el que lo 'indie' no era considerado nada 'cool' y un concepto de juego muy Ubisoft Montreal que anclaba las grandes ideas de la sucursal de Shangai con una serie de impedimentos y rutinas que no pegaban demasiado al desarrollo original.

 

Aún así, cuando I am Alive salió al mercado a principios de 2012 fue -sigue siendo- un juego muy a tener en cuenta. El planteamiento era muy sencillo, en la línea de lo que luego nos presentaría Naughty Dog con The Last of Us aunque sin necesidad de zombies ni de bichos raros: Un mundo destruido, en este caso por los terremotos, un padre de familia que busca a su mujer y su hija con su caminito de redención y la necesidad de atravesar escenarios destruídos con la única compañía de la ansiedad y la abrumadura sensación de 'no lo voy a conseguir pero debo intentarlo'. 

 

 

Puesta en escena mixta

I am Alive tiene tantas cosas buenas que es difícil hablar de ellas sin obviar los puntos que hacen que todo brille un poquito menos. El juego nos pone en la piel de un padre de familia que ha tardado un año en cruzar los Estados Unidos para volver en busca de su familia. Unos Estados Unidos destruidos por los terremotos en los que la sociedad ha vuelto a sus orígenes más despiadados y donde lo único que importa es la supervivencia

 

En este estado de emergencia continuo, nuestro personaje llega a su ciudad natal. Armados con una cuerda, una pistola sin balas, una botella de agua y sus dotes como alpinista, tendremos que manejarnos por la derruida ciudad con un mapa fijo en el que anotaremos los puntos de interés, y nuestra inseparable cámara, que hace las veces de narrador en off de lo que está sucediendo a nuestro alrededor. 

 

La experiencia es abrumadora, y el juego no es fácil: Podemos escalar, sí, pero mientras escalamos nuestra resistencia se agota y podemos caer al vacío o quedar impedidos hasta que podamos recuperarnos. La pistola apenas nos sirve más que para amenazar a los supervivientes, que no dudarán en atacarnos para robarnos o para defender su territorio. Rara será la vez que tengas una o dos balas en la recámara. Por si esto fuera poco, cada punto de control sólo nos permite tres intentos antes de mandarnos al principio del capítulo... Y la salud no se regenera en los puntos de control ni en los nuevos intentos. Y esto en el modo fácil. 

 

Al lado de todos estos aciertos que hacen que jugar a I am Alive sea una intensa experiencia, tenemos algún que otro problemilla por el momento de su lanzamiento y la filosofía de abaratar costes de la compañía: por un lado, un aspecto gráfico flojo que aprovecha las nubes de polvo letal de los terremotos para desdibujar los fondos y complicarse poco la vida con la distancia de dibujado y la paleta de colores, que apenas se despega de la escala de grises. Más grave que esto son los elementos de ayuda y cómo estos aparecen en el mapeado como ítems brillantes que no deben ser buscados más allá de girar una esquina o alcanzar un punto alto, olvidados elementos como el looteo y el saqueo que tan bien pegan en este tipo de juego. 

 

 

Aún así I am Alive es un juego imprescindible en tu historia como videojuegador, un must play en toda regla que, a veces, aprovecha ese toque de desarollo alternativo, de juego de bajo presupuesto, para envejecer con más gracia y elegancia que otros juegos más potentes de la misma época. I am Alive tiene a su favor que nunca lució como la última Pepsi del desierto, y eso le sirve para mostrarse sin vergüenza a día de hoy como un juego alternativo, diferente y muy intenso que, sin duda, debéis experimentar por vosotros mismos aunque no seáis fan de este tipo de títulos. 

 

¿Habría corrido una suerte diferente I am Alive si hubiera salido al mercado en este momento? Estoy convencido de que sí. Mientras, si lo descargasteis el mes pasado del Plus y lo tenéis a la espera en vuestra Playstation 3, podéis ir jugándolo para sacar vuestras propias conclusiones. Es posible que os traiga recuerdos al planteamiento de Zombi, no en vano hay creativos que coinciden en ambos títulos, y es posible que entendáis más cosas de The Last of Us y su exito sin precedentes que dejó a un poco de lado a un concepto de supervivencia mucho mejor explicado en este I am Alive

 

¡Nos leemos!


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