Hitman debe ser más ambicioso
El lunes, después de todo el fin de semana dándole duro a la beta cerrada, os dejé mis primeras impresiones del nuevo Hitman de IO Interactive en forma de avance y con un texto aparte con lo que más acertado me había parecido del juego, la posibilidad de elegir qué ayudas queremos o surpimirlas todas.
El resultado, por si no os apetece leer los textos enlazados, es prometedor. No es prometedor a nivel de todo lo que se nos está prometiendo de mundos abiertos y tal, en tanto en cuanto la beta sólo incluía un par de misiones de entrenamiento y alguna que otra cinemática y con eso no se puede juzgar; es prometedor porque el juego ha sabido volver a sus raices y nos ofrece un Hitman más fluido, unos entornos más interactivos y una coherencia muy de agradecer que no siempre ha estado presente en la saga.
Dicho esto, y dejando claro que a mí la beta me ha gustado, sigo pensando que Hitman debería aspirar a más, ser más ambicioso en su planteamiento y tratar de acercarnos aún más a la figura del Jackal de Frederick Forsyth, al Jon Ayaramandi de Frantz Delplanque o, si lo preferís, a esos dos grandes profesionales encarnados por Jean Reno -Juan Moreno- y Forest Whitaker en Leon el Profesional y Ghost Dog, tintes orientales en el caso del último incluidos.
La figura del asesino profesional
Siempre me ha atraido mucho la figura del asesino profesional, de ese ente frío, triste e indeferente que no es más una herramienta en manos de su contratista, un arma inteligente que se limita a propiciar un fin. Facilitadores entrovertidos del ocio y la cultura, miembros de una secreta élite con conocimientos de difícil acceso, los asesinos, no confundir con los hashashin de Ubisoft y en lo que estos han involucionado, me resultan unas figuras muy interesante.
Desde los ninjas de Shin Kage-Ryu e Iga-Ryu hasta los más modernos asesinos políticos pasando por los mencionados hashashin, hay un meticuloso proceso en la forma en la que estos llevan a cabo sus contratos que, dejando a un lado la moralidad de los mismos, convierten el proceso en una verdadera obra de arte de la estrategia y la planificación.
Hitman debe ser más ambicioso
Es en ese sentido en el que le pido más ambición a Hitman, en el de planificar, crear una estrategia y llevar a cabo un contrato sin ayuda externa ni informes adicionales, algo parecido a lo que en su momento fue Shinobido Way of the Ninja o lo que ofreció Tenchu Z, pero modernizado a los tiempos actuales, que por mucho que me gustaría jugar a un juego que siguiera las bases de Ghost Dog, no creo que ese estilo le pegara al Agente 47.
Sin embargo me gustaría vivir ese recibir el contrato, ese preparar el equipo, investigar a los sujetos, documentarme acerca del objetivo y llevar a cabo una sub-misión previa en la que reconocer el terreno y preparar la zona para el momento del golpe apuntando rutas, buscando la vía de escape más óptima e identificando puntos de interés para emboscada, escondites y demás.
Comprendo que todo tiene un límite, pero a veces Hitman me hace sentir más como el general del grupo Delta de Operaciones Especiales que como un auténtico asesino profesional. Valar Morghulis, tío, susurra el nombre a la luz de una vela -o envíamelo por Wassapp- y deja que sea yo se encargue de los detalles. Quien decida el momento, el lugar y la forma. Y es que, por mucho que Hitman esté bien, sea gratamente abierto y logre acercarnos al papel del asesino profesional con mucho más acierto que cualquier otro título, no deja de pecar de ese ofrecer un escenario -abierto y con casi infinitas posibilidades, eso sí- de sopetón, sin permitirnos un acercamiento previo con todo el jugo que esto podría dar.
Por pedir que no quede
Sé que soy muy exigente, pero por pedir que no quede. ¿Quién sabe? Puede que sea esta la idea que IO Interactive tiene en mente y que nos sorprenda con todo esto cuando finalmente el juego empiece a ver la luz el 11 de marzo. Yo, por si acaso, pido. Es un buen momento para hacerlo, ahora que las compañías están más receptivas que nunca.
¡Valar Dohaeris!
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