He vuelto a Assassin's Creed

Uno de los consejos más grandes y sabios que me han dado nunca ha estado relacionado con la nostalgia. Me han comentado en más de una ocasión que nunca, nunca, vea de nuevo una película que me parecía maravillosa cuando era pequeña. La nostalgia puede jugarnos una mala pasada, y después de que haya quedado todo en un bello recuerdo, podemos romperlo en mil pedazos. Sí, he llegado a hacer viajes en el tiempo a través de películas que recordaba mejores y la cosa ha salido bastante mal. Luego están las que no decepcionan, pasen los años que pasen, aunque te dé por fijarte en lo cutres que son los efectos especiales.

Con los videojuegos pasa exactamente lo mismo. Te da por rejugar títulos de tu infancia y es como “uff, creo que mejor me pego un tiro”. No obstante, aunque el recuerdo deforme la realidad, he sabido elegir bien los juegos a los que he decidido dar una segunda oportunidad tras haberlos completado. Así, no he tenido que llevarme las manos a la cabeza en mis viajes nostálgicos, si bien algunas obras tienen detalles muy absurdos.

Aprovechando que me traje la Play 3 a Madrid, y que, tras mi impulsiva compra de Wii U, no hay fondos para una PlayStation 4 hasta las próximas Navidades, el último juego “de la nostalgia” por el que me ha dado ha sido Assassin's Creed. Sí, a secas. Vamos, el primerito de todos.

Lo cierto es que este primer título de la saga dejó en mí muy buen recuerdo, y ahora con el tema de la película he encontrado la excusa perfecta para revivirlo. Por aquellos tiempos, mi hermano y yo habíamos estrenado la flamante consola (que mi padre me regaló A MÍ – lo recalco porque por lo general mi hermano era el dueño y señor de todas las videoconsolas y ésta, en concreto, era para mí – por MIS buenas notas) con tres juegos de los más variado: The Eye of Jugdment, Ninja Gaiden y Enchanted Arms. Coincidió que, habiendo hecho amigos en la universidad, mi hermano se trajo a casa a un colega que, a día de hoy, sigue siendo mi amor platónico (algún día os contaré cómo mi hermano frustró la que podría haber sido la más bella historia de amor). Dicho chico nos prestó este primer Assassin's Creed, si bien yo me limitaba a ver jugar a los dos universitarios.

El tiempo pasó y, a diferencia de lo que suele pasar cuando alguien te presta algo – especialmente si está relacionado con los videojuegos –, devolvimos el juego de Ubisoft a su dueño original. Y con él, se llevó una parte de mi corazón que nunca volverá. Ains. Pero, bueno, dramas aparte, por cosas del destino, vuelvo a tener al primerito de todos (en un pack con Assassin's Creed II) en mi poder, así que, aquí estoy, como he dicho antes, viajando en el tiempo.

Y sí, el consejo es sabio. Desde luego, Assassin's Creed es de lo mejorcito que PlayStation 3 nos ha dejado en cuestión de gráficos – para aquella época, claro. Tengamos en cuenta que fue de lo primerito para esta consola, mientras que, en el caso de 360, llegó dos años después de la plataforma de Microsoft –, de historia y de personajes. No obstante, aunque se trate de una obra muy galardonada, hay ciertos momentos que, efectivamente, me hacen llevarme las manos a la cabeza.

Sé que la clave de estos juegos es el sigilo (aunque en Syndicate eso queda sólo en manos de Evie), pero esa técnica secreta de meterte en un pajar o un templete con cortinas ha quedado ya muy anticuada. ¿Te persiguen los guardias de toda una ciudad? Escóndete ahí, tras esa cortina. A nadie le dará por mirar. En fin, siempre fue mejor esconderse que luchar, ya que, aunque la cosa ha ido mejorando bastante con los años – y en el ya mencionado Syndicate, es toda una delicia – y este primero debe quedar siempre como el que lo inició todo, los combates daban mucha pena. Bueno, dan, si, como yo, lo estás rejugando. Le das a un botón, Altaïr se mueve mecánicamente haciendo combos como le vienen en gana... y se acabó. Será mejor que no te enfrentes a dos enemigos a la vez, porque estarás muerto antes de que puedas siquiera dar el primer golpe. Más o menos.

Lejos de lo que pueda parecer, estoy disfrutando mucho el volver a este juego. Sí, la historia de Altaïr y la primera vez que tenemos noticias del Animus merecen, incluso, una remasterización. Es ese tipo de juegos que, a pesar de los fallos, se puede volver a jugar sin dañar el bonito recuerdo que dejó. Eso sí, por favor, de cara a una remasterización... Hacedme el favor de cambiar el concepto de delincuente que tiene los guardias. Eso de si te veo pasar corriendo o galopando a caballo, eres un criminal y mereces la muerte no encaja del todo. Que sí, que es un juego de sigilo, pero no nos pasemos.