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Hay que saber perder

Surrender at 20
Por Kysucuac

¿Sabéis qué es más importante que saber ganar una partida en cualquier juego de competición? Saber perder. Y, dentro de lo que significa la derrota, hay un concepto que a muchos todavía se nos escapa, especialmente en las partidas clasificatorias: La rendición. Rendirse no es tan malo como parece, y aceptar una derrota es lo más positivo de cara a evitar el estado de tilt; sin embargo, creemos que votar que sí cuando nos preguntan si queremos rendirnos es quedar en ridículo.

 

Ya hablamos largo y tendido hace mucho tiempo sobre el estado de tilt, pero, para quien no tenga muchas ganas de recordar viejos tiempos leyéndome, vamos a centrarnos en una definición sencilla: Entrar en tilt se define en el poker como entrar en un estado de frustración que lleva al jugador a seguir estrategias no favorables, acompañándose siempre de una actitud mucho más agresiva. El término es fácilmente trasladable a cualquier videojuego de competición que suponga un mínimo de organización, sobre todo para aquellos con comunidades tóxicas (ehm... ¿todos?) y jugadores problemáticos.

 

Una de las mejores acciones que podemos llevar a cabo para evitar el tilt en una racha de derrotas es la rendición. Rendirse evita que la partida se alargue demasiado, llevándonos a una aplastante derrota que nos quema más por cada minuto que pasa. Entonces, si rendirse cuando llega el momento es lo mejor, ¿por qué no lo hacemos?

 

Tenemos la fea costumbre de pensar que cualquier partida puede remontarse, y eso no es del todo posible en la mayoría de los juegos. Por ejemplo, y sobre todo, en los MOBA, en el momento en el que un personaje enemigo va 35-2 y de tu equipo el que va mejor tiene un 1-15, sabes perfectamente que no hay manera de superar eso. En Dota 2 se ha pulido bastante la forma de rendirse en el modo de clasificatoria, mientras que en juegos como Smite y League of Legends la cosa no es tan sencilla. Claro que, una vez más, nos toca hablar de niveles de juego y niveles de jugador.

 

El obcecarse en esa mínima posibilidad de victoria que creemos vislumbrar es propio, especialmente, de los niveles más bajos de juego. Lo que en el LoL sería Bronce y Plata principalmente. ¿Por qué esa relación entre el nivel bajo y la rendición? Fácil, los jugadores a nivel más alto ya están acostumbrados a la derrota y saben perfectamente que el porcentaje de victorias es infinitamente menor. Ellos ya saben perder – al menos una gran mayoría – y saben que, llegado el momento, deben saber rendirse.

 

Esto me recuerda (ya sueno como una señora mayor) a uno de los encuentros entre MeetYourMakers y Fnatic en el split de Primavera de la pasada LCS. En un momento de la partida, bastante en contra para los chicos de MYM, éstos decidieron rendirse. La gente se quejó y criticaron “un comportamiento fuera de lugar en la Primera División”, mientras que yo lo vi como algo lógico. Nadie como los jugadores profesionales podrían dar un mejor ejemplo de derrota. Sabemos que vamos a perder, entonces, ¿para qué alargar el sufrimiento? Alargar partidas sólo trae una puntuación más “patética” para el perdedor y, por consiguiente, una bajada del estado de forma del jugador.

 

Chicos, es muy importante saber ganar, mucho más importante saber perder, y es imprescindible saber rendirse cuando llegue el momento. No somos el bueno de cualquier película de acción y, a diferencia de los videojuegos de rpg en general, en la competición no vamos a ganar en el último momento si nuestros resultados están muy por debajo de los del rival. ¿Existen las victorias milagrosas? Sí, pero no siempre están ahí para decirte: ¿VES? TE LO DIJE, Y TÚ TE QUERÍAS RENDIR. Analizad siempre la situación y hallaréis la sabiduría del perdedor (?). 


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