Hablemos de Star Wars: Caballeros de la Antigua República
Bueno, pues ya habéis visto lo bien que pinta Star Wars: El Despertar de la Fuerza gracias a su segundo trailer, ¿verdad? Este año 2015 pinta muy fuerte en la gran pantalla, pero esto no es una web de cine, sino de videojuegos, y aunque a pesar de lo que publican otras con tal de atraer visitas, aquí solo se habla de lo que se puede jugar. Por esa razón, si tenemos que alabar algún título relacionado con Star Wars, es inevitable hablar de los geniales Star Wars: Caballeros de la Antigua República, o Knights of the Old Republic en inglés, o KOTOR por sus siglas.
Es cierto que no son los únicos buenos juegos de Star Wars, que pese a todo y pese a sus últimos años, ha sido tratada con más respeto que otras franquicias igual de importantes. Si buenos juegos de superhéroes se pueden contar con los dedos de una mano, de Star Wars al menos harán falta las dos.
Sin embargo, creo que son los juegos que mejor han entendido La Fuerza como poder dentro de Star Wars y como origen de un montón de conflictos y de problemas para los seres sensibles a ella. Y aunque no conozco los cómics de Star Wars con suficiente profundidad, me atrevería a decir que al menos en lo audiovisual, tanto KOTOR como KOTOR 2 son los productos que mejor han reflejado la difícil distancia y división entre el lado luminoso y el lado oscuro de la fuerza.
Esto viene dado por su género, claro. Un juego de acción tiene que definir ese inclinación por sus perks o por sus habilidades, como ocurría en los también geniales Jedi Knight, especialmente en Jedi Academy. Vamos, que eres malo por elegir el rayo sith en lugar del empujón de fuerza. Eso no es tan así en Caballeros de la Antigua República porque, eso es, tomas decisiones todo el rato que condicionan no solo cómo usas la fuerza sino también cómo la perciben o afecta a tus compañeros de equipo.
Pensad en Mass Effect, pero pudiendo influir a Garrus, Wrex y cía hacia un lado u otro de la fuerza. Puede que todo esto tuviera sus limitaciones, como todo en un videojuego, dependiendo del personajes, pero los extremos a los que podía llevarse a determinadas figuras y a tu protagonista eran geniales, sobre todo comparado con otros productos de la saga, donde tu capacidad de decisión era casi nula.
Creo que por eso, por el mero hechode decidir, este juego te permite entender tan bien cada lado de la Fuerza y te hace ver que, sí, los métodos de los Sith son despiadados, pero que se puede sacar cierto valor a sus enseñanzas y sus poderes. El guión del juego te lo hacía valorar mucho y te hacía pensar realmente en cómo cada lado de la balanza tenía sus pros y sus contras, pero que quedarse en medio también era una opción.
Es quizá ese gris el que mejor retrataba Kreia y el que la hacía tan interesante como personaje y como posterior antagonista. ¿Realmente son los Jedi los buenos de la película cuando es obvio que están anquilosados en las tradiciones y no son capaces de avanzar, motivo por el cual han perdido todo su dominio sobre los conocimientos cada vez más progresivos de los Sith?
Valoro mucho Caballeros de la Antigua República, pues, no solo por ser un antecedente directísimo de lo que es Mass Effect, sino porque cualquier fan de la saga puede interpretar mejor ese aspecto fundamental de la franquicia. Yo, personalmente y tras haber jugado de nuevo hace no mucho a ambos, pienso que las denominaciones lado luminoso y lado oscuro son bastante justas, pero muchos asocian bueno y malo a esas mismas ideas cuando, como enseñan los KOTOR, ni una cosa ni la otra tienen que ver realmente con La Fuerza.
Y bueno, no he hablado nada de la historia en sí de los juegos, pero seguro que muchos, al pensar en los KOTOR, pensáis en la ida de olla del final del primero o en el final ampliado del segundo que descubrieron los modders y que es cien veces mejor que el original. Y seguro que otros pensáis en los colores de los sables, en la variedad de usos de la fuerza, en la complejidad de las tácticas de combate y en las peleas con pausa. Realmente, estos juegos fueron muy grandes y dan mucho para hablar.
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