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Fallout 4 Vault-Tec Workshop. Ética y moralidad en los videojuegos

Un test jugable de honestidad
Por Rafa del Río

Sigo jugando al quinto DLC de Fallout 4, Vault-Tec Workshop, y una vez limpio el refugio de escombros, ratas topos, necris y mutascorpius, construidas ya las primeras instalaciones y entrevistados los primeros aspirantes a habitantes y conejillos de indias, ha llegado el momento de liarnos la manta a la cabeza y empezar con la parte más discutible del juego: convertirnos en todo aquello que odiamos de Vault-Tec

 

¿Estamos preparados?

Siempre he pensado que los videojuegos son un estupendo baremo con el que analizar nuestra propia personalidad. Ya lo decía la abuela con olor a galletas que hacía de Oráculo en Matrix: Cnosce te ipsum, o conócete a ti mismo, en cristiano. En este sentido, nada como un buen juego que nos permita libertad de acción y decisión para saber cómo somos o cómo deseamos ser en nuestro interior. 

 

Podéis llamarlo Ventana de Johari o sistema estructural de id, ego y super ego de Sigmund Freud, pero pajas y deseos de acostarnos con nuestros familiares a un lado, lo cierto es que nuestro comportamiento en los videojuegos, bien analizado, es más que suficiente para rellenar tres de las cuatro casillas de esa ventana de Johari: El Área Ciega, el Área Oculta e incluso el Área Desconocida, dejando, como siempre, el Área Pública al albedrío propio y de los demás.

 

Jugar a Fallout 4, y no sólo al quinto DLC, nos enfrenta a varias decisiones en nuestro vagar por la Commonwealth: desvalijar a los pobres granjeros o ayudarles a mejorar sus vidas, crear refugios o dedicarnos exclusivamente a nuestra misión, proteger a los comerciantes, ignorarlos o incluso asesinarlos para quedarnos con sus pertenencias... Un constante flujo de decisiones que hacen que creemos a nuestro personaje según nuestras propias impresiones y sueños. 

 

 

Espejos distorisionados de la realidad

Por supuesto que un juego es un juego, y las acciones que llevamos a cabo en él no son reflejo de la realidad ni de nuestros deseos -o al menos no tienen por qué serlo obligatoriamente-. Sin embargo sí que es cierto que según pasan los años y cambiamos como persona, jugar de nuevo a un juego del pasado nos demuestra cómo decisiones que tomamos en el pasado como ideales ahora nos parecen érroneas, y viceversa. 

 

A lo mejor soy un caso aparte y todo esto os parece absurdo, pero me hace gracia volver a jugar a Dishonored y descubrir que me he vuelto más despiadado con los años, rejugar algún título de Bioware y descubrir que ahora no voy a pasar por el aro de las 'chatis' sólo por ver un poco de teta, o volver a enfrentarme a Fable y descubrir que ahora voy a ser malo, me apetece ser malo y no complicarme por un Albion que, en realidad, está poblado por seres que no merecen ni la más mínima piedad. 

 

 

Fallout 4 vault-Tec lleva esto a otro nivel

Y no me deja de llamar la atención cómo un yermo postapocalíptico como el de la Commonwealth, en el que la muerte es una promesa y las condiciones de vida imposibles una garantía, permite que tengas crisis de conciencia a la hora de enfrentarte a algunos de los experimentos que propone el DLC. 

 

No os asustéis, no vamos a convertirnos en Albert Heim ni a relizar ninguna de las atrocidades de Mauthausen, pero sí que vamos a enfrentarnos a una serie de pruebas de dudosa moralidad y aún más dudosos resultados que nos van a comprometer éticamente con lo que hagamos. ¿Realmente impota el bien común? ¿Está justificado disponer de la vida de alguien en pro de mejorar la situación del resto?

 

Fallout 4 Vault-Tec Workshop no es el primer juego que nos enfrenta a este tipo de dilemas, ni tampoco es que mejor lo hace, pero sí que es uno de los pocos triple A comerciales del mercado que se atreve a entrar en un terreno algo fangoso de cara al mundo generalista. Tras cada prueba y experimento de este DLC hay un poco de SAW que quiere saber hasta dónde podemos llegar, cuál es el límite de nuestra moralidad o cómo somos capaces de separanos de la realidad y contemplar el juego como lo que es, sólo un juego, y cumplir con sus reglas sin que esto nos afecte en nuestro día a día en el mundo real. 

 

¡Nos leemos!


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