¿Es necesario que SEGA resucite a Sonic?
Llevo ya un tiempo trabajando en las noticias breves de Mundogamers y he perdido la cuenta de las veces que he escrito, cada pocos meses, eso de 'SEGA quiere recuperar la importancia de la figura de Sónic con videojuegos y productos de calidad'. La última, el otro día, en una noticia que recogía las palabras de uno de los responsables de la franquicia, Ivo Gerkovich, acerca de la intención de recuperar la figura de Sonic como icono del entretenimiento.
La parte positiva es que en SEGA son muy consciente de que la media de los últimos productos protagonizados por el erizo y sus amigos es más que deficiente, y siguen obsesionados con mejorar la calidad de sus obras futuras con película para 2018, serie televisiva de animación conjunta y, como no podía ser menos, videojuego, que será presentado en julio durante la celebración del vigesimoquinto cumpleaños del erizo más rápido de la historia. La pregunta, sin embargo, me parece obvia:
¿Hace falta que vuelva Sonic?
Sonic cumplió su papel, le dio a SEGA una nueva mascota más allá del bueno y orejudo de Alex Kid, demostró otra forma de hace plataformas en consolas más allá de Mario Bros. y mostró a varias generaciones lo que era la velocidad con un punto álgido que debía haber sido su canto del cisne con el lanzamiento de Sonic Adventures para Dreamcast.
Pero en SEGA no supieron entender aquello de 'si amas a alguien déjalo marchar', y cada pocos meses volvieron a dar golpecitos en la dimensión paralela en la que Sonic descansaba junto a Tails en un glorioso y confuso baño de burbujas para que protagonizara un nuevo título, a cual peor. Y así llegaron tantos y tantos títulos de serie z de Sonic que el gusto por el erizo azul desapareció y su regreso era apenas una nota al margen en las páginas centrales del mercado del videojuego.
Ahora SEGA habla de recuperar a Sonic y, la verdad, me parece una chorrada como un piano, por mucho dinero y muchas historias que metan en su desarrollo. Sonic vivió su época de oro, conmovió a miles de personas y a varias generaciones con sus espectaculares gráficos, su velocidad y sus enormes melodías, pero le llegó el momento de decir adios y de desaparecer. Y en SEGA parecen no entenderlo.
¿Y qué pasa con Pacman, Mario y Crash?
Pues básicamente lo mismo, en mi opinión, claro está. Mario ha sabido reinventarse tantas veces que se ha convertido en el Mickey Mouse de Nintendo, pero así como Mickey sigue siendo un personaje infantil que se reinventa para reenganchar a las nuevas generaciones con la ayuda de sus amigos, Mario hace lo mismo pero sin tener demasiado claro a quién ataca con su lanzamiento, una mezcla de nostalgia y público infantil que sólo funciona por las peculiaridades de ese mundo aparte que es la nitendosfera. Poco falta para que Mario protagonice un musou como ya han hecho los chicos de la leyenda de Zelda, y después de eso, lo mismo lo vemos haciendo cameos en Death or Alive Xtreme 4.
Pero la situación de Mario sigue siendo especial: Alguien capaz de protagonizar Super Mario 64 canturreando Oky Doky y sobrevivir para títulos posteriores tiene sus privilegios ganados de por vida. Algo que, sin embargo, no le ha pasado a Sonic ni, por supuesto, a Pac Man.
Pésimas series televisivas de animación, un intento de mezclar humor adulto con infantil a lo Peppa Pig que no consiguen ni poniendo en ello todo su empeño y una obsesión por cazar a un público al que el producto no les llega ni aunque se los envuelvas en chuches de unicornios y arcoiris han hecho que el regreso de estos dos resulte absurdo, futil y condenado a unos juegos que no sacian ni a pequeños ni a mayores. ¿Exagero? He llegado a castigar a mi hija con ponerle Pac Man o Sonic si no se come la sopa, y visto lo poco que duraron ambas series en la plataforma digital Clan, no fue el único padre sin corazón.
Hay que saber reinventar
Y no sólo reinventarse como Mario, sino reinventar. A secas. Crear nuevas mascotas, nuevos personajes con los que los chiquillos y los adolescentes conecten y no esas viejas mascotas de los 90 que por mucho que las redibujen y les pongan gafas de sol para que sean dinámicas como Puchi, no logran llegar al público actual ni saciar a los que crecimos con su influencia.
Es el efecto Mighty No.9, el efecto de tratar de apurar algo que funcionaba genial, que todo el mundo piensa que quiere pero que, a la hora de la verdad, vaya, no estaba tan bien como pensábamos. Sonic tuve su papel y fue estupendo, pero no está preparado para seguir conquistando al viejo público, y en SEGA parecen tener problemas para conectar con el nuevo.
¿Quiero que vuelva Sonic? Pues la verdad es que no, y es que por mucho que digan en SEGA dudo que vayan a conseguir crear ese juego que le devuelva la salud y la lozanía a una mascota que ya ha hecho mucho por el videojuego y le ha tocado el turno de descansar. Si tuviera que apostar por el regreso de un Sonic apostaría por el regreso de un Sonic adulto con ayuda de Volition, pasado de rosca, con serios problemas de alcoholismo y que viviera en una ciudad estilo Dibullywood llena de locura y absurdo infinito. Un juego a lo Coolworld en el que los personajes de SEGA ofrecieran un sandbox sólo para adultos en el que a través de una ardua odisea se ganaran su redención. Comparado con esto, volver a ver correr al erizo azul con nuevos gráficos y en realidad virtual me parece una chufa más que colgarle a quien fue grande, enorme, en sus días.
¡Nos leemos!
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