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¿Es la realidad virtual el futuro?

La gran N tiene los mejores juegos; tiene que aprovecharlo
Por Dayo

Por un momento se nos encogió el corazón. Por suerte, Bethesda e id Software se apresuraron a corregir la noticia: John Carmack no abandonaría id Software, la compañía que cofundó, pero compatibilizaría su trabajo con el puesto de director técnico en Oculus VR. Carmack está decidido, pero el jugador todavía no: ¿Es la realidad virtual el futuro de los videojuegos? De momento nadie tiene la respuesta, pero los que hemos probado algunos Head-Mounted Displays (HMD) como Oculus Rift definitivamente creemos que es un salto más impactante que el de las propias consolas de siguiente generación.

 

La realidad virtual no es solo el futuro de los videojuegos. Podéis imaginar cualquier tipo de aplicaciones: desde visitas culturales a países al otro lado del mundo en tiempo real hasta asistir a partidos de fútbol desde el mejor sitio posible, pero con un precio asequible y la comodidad de tu propio hogar. Lo que muchos estarán pensando es que no es comparable con la experiencia real, y es cierto, pero es ciertamente más barato y hay un gran negocio de por medio. Si a ello le sumamos los videojuegos, donde puedes vivir experiencias imposibles de realizar en la vida real tienes un cóctel que devolvería la ilusión a más de un jugador cansado del "siempre salvar el mundo". Para un desarrollador cualquiera esto deberían ser razones más que suficientes para estar entusiasmado, sin embargo, muchas compañías prefieren tirar por el camino sencillo y establecido y ahorrarse unas cuantas líneas de código. "Que inventen otros y ya llegaré yo cuando sea viable". A Carmack no le importa que le copien, nunca le preocupó al crear el shooter moderno en primera persona. Lo que hizo en su lugar fue comprarse un Ferrari y plantearse cómo podría mejorarlo para que fuera más deprisa. Como un Sherlock Holmes, siempre necesita estimular su mente.

 

Las razones de Carmack son legítimas. No nos habría extrañado que el CTO de id Software hubiese abandonado la compañía. Durante su última conferencia en la QuakeCon 2013, dedicó una gran parte de ella a la realidad virtual y a las nuevas mecánicas de control, más incluso que al propio juego que está desarrollando: Doom 4, del que después dijo que no podía hablar de él. Y esto, aunque no sea tan bueno para Doom 4, si lo es para el futuro, porque necesitamos a más gente entusiasta como el señor Carmack para investigar nuevas fórmulas que supongan un verdadero punto de inflexión en los videojuegos, que tengan un impacto tan trascendental como los sticks analógicos o el paso del 2D al 3D

 

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Porque los mejores gráficos no van a ayudar en ello, ni la distribución digital versus la física. Una cosa es evolución y la otra tiene más que ver con el marketing que con los gustos del usuario, que nunca se pondrá de acuerdo. Quizá la realidad virtual tampoco. Muchos usuarios se niegan a parecer extraños con esos cascos o afirman que son demasiado alienantes, que jugar debería ser más fácil. Pero lo cierto es que a día de hoy y a no ser que dispongamos de una habitación completa para ello o una tecnología como la de Matrix la única forma lógica de avanzar en el hecho de sumergir a los jugadores aún más en el videojuego, de poder interactuar de nuevas formas más envolventes, es la realidad virtual, no las 4K.

 

Por ello John Carmack, a sus 42 años de edad, ha preferido sumarse otro trabajo al ya desempeñado en id, en su compañía aeronáutica Armadillo Aerospace más el aprendizaje por cuenta propia de nuevos sistemas de programación; en vez de pre-jubilarse e irse con su familia a un clima más confortable que el de Texas. Porque lleva investigando esta tecnología 20 años y, según afirmó el año pasado, cree que ha llegado el momento donde los HMD y la realidad virtual puede estar verdaderamente cerca de lo que se afirmaba a mediados de los 90.

 

¿Cuáles son estas diferencias? Probablemente, la calidad de imagen unida a acelerómetros y giroscopios que permiten crear un diagrama de la imagen lo suficientemente nítida y ajustada al movimiento de la cabeza como para poder, como mínimo, sustituir el segundo stick de un gamepad tradicional por el de nuestro propio cuello. ¿Los problemas? La persistencia, que emborrona los objetos que se mueven en un LED, la resolución y los píxeles por pulgada, que los acelerómetros no son la tecnología más adecuada y que todavía falta por resolver el problema del movimiento corporal, una barrera mucho más alta que superar.

 

No me habría extrañado que Carmack hubiese dejado id Software, porque aunque se haya comprometido a seguir, sus cabeza está más centrada en el futuro de la realidad virtual que en el futuro de su propia compañía o su motor gráfico, el id Tech 5. Desde que Todd Hollenshead abandonó hace escasos meses la compañía, John Carmack es el único nombre que queda en un estudio más adquirido por una megacorporación como Zenimax, más interesada en sus licencias y motores gráficos que en la filosofía de "mantenerse pequeños" en la que siempre creyó un extraño muchacho de Kansas. Pero el futuro de la realidad virtual es terreno virgen, una zona nueva que explorar más allá de los intereses corporativos. Para Carmack, vuelve a ser una oportunidad de hacer que su Ferrari corra más rápido.


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