Es la hora de Nintendo

El contraataque es una mecánica que se ha impuesto silenciosamente. La tradición de Assassin’s Creed o la saga de Arkham, que ya llevan lo suficiente como para considerarse tradición en nuestro joven medio, dicta que cuando un oponente está a punto de golpearte tienes un limitado espacio para bloquearle y devolverle el golpe. En Dark Souls se va un paso más allá y hay que calcular no sólo cuándo bloquear sino cuándo lanzar el contraataque; hay que estar atento y verlas venir para no quedarte con postura de idiota y recibir un guantazo, pero es un movimiento capaz de cambiar las tornas de la pelea.

 

Nintendo ahora mismo tiene la oportunidad de contraatacar.

 

Mirando los lanzamientos más importantes de 2014 me encuentro con esto: la gente sólo está hablando de Titanfall porque va a parcherase y tanto Destiny como Watch Dogs han acabado decepcionando a todo el mundo. The Evil Within, La Tierra Media: Sombras de Mordor y Alien Isolation, la nueva trinidad que está dando de qué hablar, son multiplataforma y se pueden conseguir en consolas de séptima generación. Pero tres de los juegos más reconocidos de todo el año, Mario Kart 8, Bayonetta 2 y el futuro Super Smash Bros, son exclusivos de Wii U. La Gran N se encuentra en una posición que había perdido hace años en el mercado de las consolas de sobremesa: su plataforma no sólo es la más barata sino que tiene los mejores juegos. Ya quieras la experiencia de un jugador o multijugador, si quieres saltar a la octava generación Wii U es la elección más razonable. Y, sin embargo ¿cuánta gente la comprará estas navidades? ¿Cuántos están sumando dos y dos para concluir que Nintendo está ofreciendo algunos de los mejores juegos del año, incluyendo el que probablemente sea el favorito de la crítica? Siento que Nintendo permanece en la misma posición, que el público mantiene a la compañía en su esquina habitual para que juegue con sus juguetes sin hacer mucho ruido. La conversación se mantiene: Xbox One contra PlayStation 4. Los juegos de Nintendo hacen ruido, pero la compañía no ¿y cuántos se dejarán llevar? No creo que los suficientes.

 

Nintendo puede hacer más. Y tiene que hacerlo deprisa.

 

 

La compañía nipona ha tardado años en llegar al DLC, pero no tiene tanto tiempo para asimilar las filosofías de las otras dos casas y bombardear al público con su consola. Wii U es la mejor consola de octava generación, sí; lo es ahora. Pero en 2015 van a llegar Evolve, Rainbow Six Siege, The Witcher 3, Bloodborne, Metal Gear Solid V: The Phantom Pain, No Man’s Sky, Dead Island 2 y tantísimos otros juegos que van a hacer mucho más ruido que Nintendo a un público que los espera como agua de mayo. Sus grandes lanzamientos no van a irse a ninguna parte y la crítica seguirá amando Bayonetta 2 aunque pase el tiempo (o eso me gusta pensar), pero habrá muchos otros juegos que puedan saciar esa necesidad y la gente no va a estar escuchando con tanta atención como pueden escuchar ahora.

 

Hace unas semanas hablé sobre cómo La Tierra Media: Sombras de Mordor estaba llamando tanto la atención precisamente porque no había nada más que lo hiciera. Nintendo se encuentra en una posición privilegiada en la que las exclusivas de Microsoft y Sony no son suficientes (salvando el posible caso de Forza Horizon 2) y no hay ningún juego de octava generación que realmente merezca la pena. Ellos son los que tienen el material de calidad. Por una vez su competencia y constancia relucen más que nunca.

 

Pero esta es una ventana que dure para siempre. Para finales de año habrán salido Assassin’s Creed: Unity y Call of Duty: Advanced Warfare, que apuesto moverán varios millones de unidades. Cuando empiece 2015 será demasiado tarde. Al realizar un contraataque el enemigo queda expuesto durante muy poco tiempo; después recupera la compostura y ataca con ferocidad.

 

El momento es ahora.

 

Nintendo tiene que impulsar su consola, venderla y promocionarla. Recordar a la gente que tiene el mejor catálogo de la generación. Hacer packs, promociones, anuncios. Llegar al público, llamar la atención y entrar de nuevo en la discusión. Si no, seguiremos como siempre y nadie la moverá de su esquina.

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