El sexo en la visión del jugador hardcore
No nos vamos a quejar de que haya sexo o no en un videojuego o del trato que habitualmente recibe, siempre con polémicas por aquí y polémicas por allá. Desde luego, nadie tiene derecho a juzgar este medio en ese aspecto cuando a la gente se le andan subiendo los colores en el metro leyendo las Cincuenta Sombras de Grey o cuando muchos quieren llevar la vida de Hank Moody de Californication.
Pero sí que es verdad que a veces se ven cosas excesivas. Situaciones de sexualidad en tono de humor como las de Killer is Dead te hacen pensar que los japoneses tienen la cabeza llena de perversiones. Juegos enteros como Catherine te dan la vuelta a la cabeza y realmente piensas que por allí hay algo mal. Incluso ese extraño QTE de Asura's Wrath en el que contenerse en el balneario. Hay algo muy mal. Pero no es que en occidente nos vayamos a librar por santos.
No cuando con el lanzamiento de un nuevo juego de BioWare llenamos YouTube desde el día 1 con vídeos de todas las secuencias de los Love Interests de Shepard, Hawke, el Guardia Gris o quien corresponda, llegando a ver cosas muy muy extrañas como el romance inter-especie de FemShep con Garrus, que no es precisamente tan humanoide como Liara. Demonios, ¡ni siquiera tiene labios!
Tenemos un serio problema cuando llega Dragon Age: Inquisition y anuncia que no sólo podremos elegir entre humano, elfo y enano, sino que también nos podremos hacer un personaje Qunari y lo primero que nos preguntamos es cómo sería la escena de sexo correspondiente con esta raza de valkyrias y empotradores potenciales. A mucha gente ya se le hace la boca agua pensando en pertrechar su relación con una Qunari recta como Samara o con un titán como el Arishok, con más abdominales que Jacob.
Tenemos un serio problema cuando al ver lo bien que luce The Witcher 3: Wild Hunt uno ya piensa en lo bien que se vería una mujer sobre Geralt con el motor gráfico de nueva generación.
Parece que le damos demasiada importancia a eso de meternos en el papel del protagonista del juego, y eso que en realidad todo esto de los Love Interests, salvo casos en los que la historia puede cambiar de forma crucial como en Dragon Age: Origins, no deja de ser una misión secundaria, algo así como un premio por haber sabido llevar las ruedas de diálogo a la opción más apropiada, a una opción que muchos ni se atreverían a tocar si esa rueda de diálogo existiese en la vida real.
Tenemos un serio problema, pero bien divertido que es sufrirlo.
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