El mercado digital ha terminado funcionando realmente bien
Es curioso cómo cambian las cosas. Hace ya más de un año y medio recuerdo haber escrito un texto a raíz del mosqueo soberano del jefazo de Gamestop con el mercado digital criticando sus formas y explicando que el mercado físico tenía que ponerse las pilas para ser competitivo. Recuerdo haber escrito que nunca renunciaría al placer de tener mis juegos físicos en la estantería y que muchos, los más veteranos, no íbamos a pasar por el aro de lo digital a no ser que la cosa cambiara mucho. Pues bien...
...La cosa ha cambiado mucho.
Fui uno de los pioneros en esto del entretenimiento digital -entonces se llamaban juegos, videojuegos, cintas, cartuchos, discos o maquinitas-, y en mi tercera etapa, con una NES ya en casa, me convertí en chico de alquiler. Y no, que nadie se asuste, no quiero decir que besara a señoras mayores y camioneros solitarios a cambios de unas pesetillas, lo que quiero decir es que, lejos de poder comprar juegos al precio al que estaban en aquella época, me acostumbré a aquilarlos en el videoclub para jugar tranquilo el fin de semana.
Quinientas pesetas -casi tres pagas semanales de la época- un fin de semana de NES, aunque luego bajó y con Mega Drive y SuperNES la cosa se puso en doscientas un juego, trescientas dos juegos el finde completo. Entonces tenía más paga, así que todo bien.
La costumbre me duró hasta bien entrada Playstation, y luego alguien dijo chip, alguien dijo tal... en fin, que ejé de alquilar y me dediqué a hacerme con los juegos e ir acumulándolos en sus estanterías, hasta que me di cuenta de que era una estupidez -y algo muy malo- y opté por volver al alquiler y a comprar aquellos títulos que realmente merecían la pena.
La entrada del mercado digital
Como decía, el mercado digital ni me iba ni me venía, lo veía como algo atroz que no iba con mi forma de hacer las cosas. ¡Jamás en mi guardia! Hasta que un día me apeteció jugar a Dying Light y me acerqué al Game más cercano con la intención de alquilarlo. Me dijeron que no tenían ninguna copia en alquiler, de primera mano seguía a 70 pavos, y lo más cercano en seminuevo eran 59,99. ¿Estamos locos? Llegué a casa enfurruñado, encendí la PS4, entré en la Store, y allí estaba, flamante, étereo, casi recién salido y a oferta semanal a poco más de 30 euros.
Llamé a mi mujer, hice examen de conciencia, cogía la tarjeta de crédito y... antes de darme cuenta, ahí estaba. mi juego, descargando gracias a la fibra óptica que casi me cuesta la vida y el trabajo. En apenas un rato empecé a hacer parkour huyendo de los zombies. Entonces descubrí que los estuchitos, los Blu rays y demás están muy bien, pero mejor está que los juegos bajen rápido de precio y no estar engordando a Mr. Gamespot ni a su primo el Sr. Game.
Enamorado de lo digital
Ahora estoy enamorado de lo digital porque es un mercado mucho más ágil y flexible que el físico, evita a muchos intermediarios y esquiva la especulación de algunas compañías que todos ya sabemos. A día de hoy, casi todo lo que tengo es en digital, y tengo claro que a excepción de cosas como The Witcher 3 o Life is Strange, las ediciones físicas no merecen el desembolso de dinero que suponen una vez el juego está en el mercado.
Si tengo que comprar el día uno elijo la opción física, por supuesto, que siempre es vendible y, total, está al mismo precio, pero si tengo que elegir comprar un juego cuando ya lleva tiempo en el mercado, lo más seguro, casi al 100%, es que lo haga en su formato digital.
Sin ir más lejos, ayer me hice con los dos Wolfenstein por unos 20 euros, el Zombi por menos de 10 y tengo en mente el Sombras de Mordor antes de que suba de precio. He comprobado todos en tienda en 'seminuevos', y la diferencia es abismal. Entiendo que no es oro todo lo que reluce y que es necesario que coexistan los dos mercados para que el digital no se nos venga arriba, pero a día de hoy, sintiéndolo mucho, creo que las plataformas digitales le sacan mucha, mucha ventaja a las físicas. Y es normal.
Y vosotros... ¿Compráis digital o seguís prefiriendo lo físico?
¡Nos leemos!
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