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El género de los simuladores es un buen y un mal ejemplo

Más Diablo que Diablo
Por Raúl Rosso

Estaba yo tranquilamente paseándome por las calles de Steam cuando un juego llamó mi atención: Car Mechanic Simulator 2014. No estoy de coña. Lo primero que se me pasó por la cabeza es que era una muestra de cómo se nos está yendo de las manos la fiebre con los simuladores, pero luego vi que no, que el juego va en serio. Aunque inmediatamente después pensé en Bear Simulator, un título que ha conseguido triplicar sus expectativas de recaudación en Kickstarter al ofrecer la experiencia de, lo habéis adivinado, ser un oso en el bosque y comer truchas.

 

La imagen final que se me quedó es que el género de los simuladores está dividido en dos escenas, y ambas suponen tanto un buen como un mal ejemplo para el resto de la industria. A pesar de ser un género de nicho, el de los simuladores tiene más de una docena de ejemplos únicos y está en constante crecimiento, a lo cual es un sujeto ideal de análisis ¿Por qué puede ser importante esto? Porque tras la fiebre de Call of Duty y el millar de FPS militares clónicos que trataron de imitar su éxito nunca viene mal recordar que las escenas pueden ser más que control C, control V (o comando si eres un pringao y tienes Mac. Como es mi caso).

 

En primer lugar, algo positivo de la escena es que es muy variada. No es sólo que estén las dos tendencias, cómica y seria, sino que dentro de ambas tendencias cada título es único, desde su filosofía hasta sus mecánicas. Lo único que tienen en común, en el fondo, es la fuente de su título: muchas son obras atrevidas que lanzan conceptos que a primera vista a nadie podrían interesar. Incluso en los casos serios puede acabar siendo un éxito, como ha ocurrido con Euro Truck Simulator 2, que muchos han considerado una experiencia relajante y elaborada.

 

 

Sin embargo, esto no es aplicable a todo. A pesar de que la variedad de títulos es enorme, la barrera de calidad para entrar es ínfima, sobre todo en los títulos cómicos. Sí, los juegos de la nueva comedia mecánica (lo he decidido llamar así ¿vale?) se aprovechan de los bugs para hacernos reír, pero hay una línea que separa dejar ciertos errores graciosos y ser directamente perezoso. Hay obras que están directamente mal diseñadas, no al nivel de Goat Simulator, sino en el término más estricto de la palabra: cutres, que no entretienen, que no hay por donde cogerlos. Como dicen, la libertad tiene un precio.

 

Pero si se paga se tienen dos escenas que, cuando se llevan a cabo adecuadamente, ofrecen experiencias distintas. Los títulos serios cumplen sueños al ponernos en la cabina de un avión o llevando los controles de un tren de alta velocidad, llevando esa fascinación con la reproducción exacta a nuevos límites: esas construcciones que llevan meses de pegar las piezas con cuidado y destinar una sola habitación para recrear una villa donde un tren a escala pueda recorrer tranquilamente sus estaciones. Todo está ahí, pero más cercano. Casi más real. Es una forma de evasión distinta a la que proponen los títulos de entretenimiento más tradicionales: no salvar al mundo de la enésima amenaza, sino simplemente relajarse y disfrutar del paisaje.

 

Y cuando se hace bien la nueva comedia mecánica (pretendo que este término se popularice) tenemos, bueno, comedia. Gente haciendo el paria en YouTube, idiotas que muestran nuevas formas de divertirse jugando con el juego en vez de al juego. Personalmente no me considero muy creativo a la hora de explotar el juego de esta forma, y aunque no soy un fan de los gameplays, disfruto al escuchar las historias que generan esta forma tan creativa de pensar.

 

La escena de los simuladores parece que se nos está yendo de las manos. Está ganando mucha popularidad, y lo está haciendo con los títulos de la nueva comedia mecánica (la verdad, no es un nombre tan bueno), pero dudo que llegue a saturar el mercado. Veo muy poco probable que veamos en el E3 el anuncio de algún absurdo simulador desarrollado por Sony Santa Monica o que Rare diga de pronto que va a hacer Pigeon Simulator o algo por el estilo. Porque aunque arda hasta los cimientos, sigue siendo una escena de nicho cerrado. Y aún así sigue siendo un ejemplo y una escena de mucha presencia entre los jugadores en estos momentos. Y todo eso es bueno.


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