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El flaco favor que le hace un videojuego a una película de culto continuándola

Perdidas narrativas de tiempo y dinero
Por Toni Piedrabuena

Nos quejamos de lo que el cine le hace a los videojuegos, pero a veces deberíamos mirarnos el ombligo también y ver qué le hace el videojuego al cine. Hablo de software que, por algún motivo que jamás llegaré a comprender, se empecinan en continuar películas de culto de un medio diferente que, normalmente, siempre acaba en desastre. Y Alien lo ha hecho por partida doble en los últimos años, una con el nefasto Aliens Colonial Marines y otra con el sorprendente Alien Isolation. En ambos casos el resultado ha sido un auténtico fracaso.

 

Colonial Marines por partida doble de hecho: además de ser una continuación horripilante de la cinta de James Cameron (que según comentaba Randy Pitchford contaba con el beneplácito del director de la película original y Ridley Scott [??]) era y es un videojuego catastrófico en todos los sentidos de la palabra. Centrándonos en la historia, la presentación de nuevos Marines en el LV-246 acaba con una resurrección inesperada que por manchar mancha hasta a Alien 3. Un escándalo que debe arder en el más hondo de los infiernos habidos y por haber del mundo del videojuego.

 

¡CAMIÓN, MÁTAME!

 

Alien Isolation no falla en la parte jugable, podéis consultar el análisis, pero en lo que a historia se refiere ha fallado lamentablemente. Y lo peor es saber que la presencia de la hija de Ripley, la buena de Amanda, tampoco es tan capital para el desarrollo del videojuego. Sin embargo, la importancia de su apellido, el que la llamen Ripley durante toda la aventura y el hecho de que ser la hijísima de la que para mí es la reina de la ciencia ficción, acaba pesando. ¿Por qué se embarcó Creative Assembly en la empresa de continuar algo que nadie se atrevió a continuar en su momento en clave de terror?

 

Y al contrario que lo que ejecutó Gearbox, la más reciente producción de Alien demuestra amor a la serie por cada esquina de la Sevastopol. Sin embargo, ¿qué habría cambiado si Amanda Ripley se hubiese llamado Amanda García? Nada, pero el hecho de que deban responder a una continuación satisfactoria de una película histórica con el resultado final mancha un videojuego que es mejor juego que guión. Importa todo lo que vives, pero lo que cuentan está muy por debajo del resultado final de la obra, y es una lástima que haya tenido la soberbia de continuar una historia en la que ni siquiera contaron con la opinión del autor original.

 

"Nos hemos inventado una empresa competidora de Weiland Yutani que hace robots tan pochos tan pochos tan pochos que, oh, se han vuelto malos" ¡ZORPREZA!

 

“Eh Ripley, ¿buscas a tu madre? Pues te va a encantar saber que hemos encontrado un rastro de la Nostromo y estás dentro de nuestra misión BECAUSE YES”. Y qué final, dios santo. No os puedo contar nada, pero es una sobrada escandalosa. La diferencia entre una mala película de videojuegos y un mal videojuego de una película está en el tiempo y el dinero que inviertes en cada uno de ellos. Ver Super Mario Bros. en el cine te costó 400 pelas y horita y media de auténtico despropósito; jugar a una secuela videojueguística de una película no baja de los 60 euros y si tienes suerte, puede que te quedes, mínimo, seis o siete horas. 


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