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El estatismo de Nintendo

Dan Adelman habla sobre la infraestructura en la gran N
Por Dayo

Nintendo es una compañía hermética y tradicional que maneja las mismas IPs y gira en torno a conceptos similares. Sus juegos no han abandonado los 80. Dan Adelman, exejecutivo de la compañía y considerado adalid de los indies, ha hablado sobre la infraestructura que mantiene esta filosofía de diseño en una reciente entrevista a Dromble (via GamesIndustry International): “La mayoría de los ejecutivos de la compañía se curtieron en la época de la NES y SNES, así que adoptar cosas como el juego online, sistemas de cuentas, listas de amigos o comprender el ascenso del juego en PC ha sido muy lento”, explica. Todo, en general, es muy lento.

 

“Nintendo no es sólo una compañía japonesa, es una compañía de Kyoto”, dice Adelman. “Para los que no lo sepan, las compañías de Kyoto son a las japonesas lo que las compañías japonesas son a las estadounidenses. Son muy tradicionales, muy centradas en la jerarquía y la decisión grupal. Desafortunadamente eso crea una cultura en la que todo el mundo es un consejero pero nadie puede tomar decisiones, aunque casi todos pueden vetar”. Esto, como consecuencia, significa que las ideas no tienen garantías y que cualquier intento de progreso puede verse rápidamente bloqueado. “A un nivel subsidiario esto es incluso más pronunciado, ya que la gente tiene que pasar por este proceso primero en Nintendo América o Nintendo Europa (a veces ambos a la vez) y entonces volver al cuartel general”. En cuanto alguien dice “no”, la idea se viene abajo. Y un grupo de ejecutivos que piensan en el bien de la compañía antes que en la expresión creativa tienen muchas razones para decir que no a una idea arriesgada. “Apenas hay razón para intentar impulsar estas ideas. No se suele premiar el riesgo. La lealtad a largo plazo es lo que suele tener recompensa, así que el camino más simple suele ser seguir la línea”.

 

Como Adelman explica, este no es un proceso necesariamente malo. Una idea que pase por tantos filtros tiene muchas más posibilidades de ser aceptada y precisamente gracias a esa seguridad y constante revisión Nintendo ha ofrecido juegos sólidos y muy bien elaborados. Desgraciadamente eso también lleva a la cobardía creativa: “Las ideas suelen neutralizarse prematuramente porque alguien con el poder de vetar simplemente no la entiende”, asegura. “En general las ideas más atrevidas no suelen pasar por el proceso a menos que empezasen arriba”.

 

La relación de Adelman con Nintendo no terminó en términos pacíficos. El exejecutivo inició una controversia al ver su cuenta de Twitter bloqueada tras dar opiniones que nos fuesen totalmente favorables del hardware de la compañía y, tras su partida, habló sobre algunas de las malas prácticas que se mantenían, sobre todo en relación con el desarrollo independiente y third party. Es posible que su perspectiva de la cadena de mando de Nintendo esté deformada y contemple su infraestructura con un mal cariz, pero eso no significa que todas las señales de estatismo que Adelman ha revelado sean exageraciones o ficciones. Por supuesto con esto tampoco se interpreta que en Microsoft y Sony son todos unos hippies que lanzan ideas al aire sin ton ni son, pero la gran diferencia entre ambos frentes es que, mientras que Nintendo espera años a dar un solo paso, el resto están experimentando, intentando nuevas ideas, fracasando. El WiiMote era una buena idea que al final nadie acabó queriendo, y eso se descubrió de inmediato con el PlayStation Move, del que nadie habla hoy día. Microsoft reveló hace poco que permitiría hacer streaming para jugar a títulos de Xbox One desde una tablet o el PC. Ambas casas buscan nuevos nombres, nuevas IPs, nuevas experiencias. Avanzan. Relativamente hablando, pero al menos dan de qué hablar.

 

Nintendo sigue moviéndose, gracias a Dios. Devil’s Third va a ocurrir y el desarrollo de Splatoon da esperanzas para un futuro más creativo. Pero avanza a pasos lentos y quién sabe cuántos juegos se podrían haber creado si fuesen más permisivos, si dejasen más acceso a los estudios third party. Quizá no fueran tan buenos, pero al menos serían una señal de que lo intentan. Las consolas de Nintendo deberían ser más que un espacio para jugar a lo que produzca Nintendo: deberían dar lugar a la innovación, la frescura. Antes eran hogar de Odama, Nintendogs, Hotel Dusk. Me gustaría volver a ver ese espíritu aventurero, pero quién sabe. Algún día Miyamoto morirá. Todos los miembros de la vieja guardia nos dejarán o dejarán a la compañía y entonces llegarán otros con las mismas ideas ¿seguiremos viendo a Mario dentro de 50 años? No sé si sería una buena señal, la verdad. No sé cuántos Mario Party podemos aguantar antes de cansarnos. Pero a este paso y, si realmente su estructura es tan cerrada, podría ser.


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