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El día del gamer ha pasado y, la verdad, nos la ha soplado

Mal, mal, muy mal, industria
Por Rafa del Río

El día del árbol es un día memorable, una jornada en la que dendrófilos inconfesos, comecéspedes entregados y niños perdidos con el coco comido por las subvenciones europeas al buenro ecologista se dedican al noble arte de acosar a los árboles y abrazarlos cuán osos hormigueros en busca de pitanza y, tal vez, un pellizco de cariño. El día del libro, San Jurgen o como queráis llamarlo, es otra proeza de la industria moderna: Casetas y más casetas de viejas glorias y autores kindel, autoeditores y gentuza que sale en los medios que ha contratado a otra gentuza para que les escriban un puñado de páginas, firmando ejemplares a filas de compradores que, seguramente, se limiten a colocar el libro en la estantería tal y como lleguen a casa. 

 

El día de los enamorados y sus regalos absurdos para acabar con el stock de El Corte Inglés, las cajas rojas de Nestlé o la tienda los chinos de la esquina según presupuesto; el día del trabajo y sus descansos con huelga general para tomarse unos chatos en la esquina con la camiseta roja, pero, eh, camaradas, que cada uno pague lo suyo... Oh, y el día de la paz, en el que los niños pintan palomas blancas en el cole y luego cantan el himno de la alegría, a ser posible sin matarse a collejas en el patio.

 

Hay un montón de días especiales al año, tantos que, a este paso, vamos a tener que ponerle más días al ciclo para poder celebrar cosas. Ahora, desde hace unos añitos, añadimos al calendario de la tontería el día del gamer. Entre nosotros, todavía no entiendo para qué.

 

The toxicity of our city

Debo decir que lo único bueno que nos ha dejado el día del gamer ha sido la reflexión de un Dayo que se nos ha ablandado -sólo un poquito y por ser un día especial-, seguramente por culpa de lo que él llama toxicidad en el medio. Quitando eso, para lo que ha servido el día del gamer ha sido para darle una excusa a los medios generalistas con la que demostrar su total analfabetismo en lo que respecta a la industria del videojuego con artículos de la talla de 'hoy los gamers celebran los logros obtenidos con sus pulgares', 'feliz día gamer del videojuego' o 'el gamer se vista de gala en su día' (whotafack?).

 

Oh, pero eso no ha sido todo. La jornada también ha servido para que los PR, CM y demás tipos que pululan por las sedes locales de las distribuidoras de videojuegos feliciten el día con ingenio a sus seguidores a través de prodigiosos tweets, justificando un sueldo que, estoy seguro, merecen con creces; para que los genios de la comunicación suelten su parrafada sin sentido -algo así como lo que estoy haciendo yo ahora, para qué mentirnos-; y sobre todo y ante todo ha servido para... absolutamente nada.

 

 

Nos estamos equivocando, medio

Vamos a dejar a un lado la historia de Zoe -gran libro de John Scalzi, por cierto-, y las camisas de leñador sensacionalista de la señorita Anna no-recuerdo-el-apellido-y-paso-de-buscarlo. Vamos a pasar de Felipe Pesca y a centrarnos por una vez en lo que importa: El Videojuego. Sin comunidades, sin twits, sin fotos de niñas monas y tíos macizos, sin problemas de género, sin sensacionalismo vende DLCs. Sólo y exclusivamente lo que nos une y le da sentido a nuestra compartida afición: El videojuego.

Y vamos a ver en qué estamos fallando.

Lo primero es el nombrecito del día. ¿Por qué el día del gamer? ¿Es que los gamers somos distintos? ¿Necesitamos un día para sentirnos especiales? Primer error y colleja con carrerilla al 'creador' de la idea original. Habría sido mil veces más lógico hacer un día del videojuego, o incluso un día del desarrollador, pero el día del gamer... Mal. Una forma de no pillarse los dedos y de poder dejarlo todo en un simple 'feliz día del gamer, seguidores, gracias por estar ahí palmando pasta por nosotros' y ala, ya hemos cumplido, estoy satisfecho con mi trabajo

 

Porque esa es otra: la poca implicación de las compañías en éste día tan señalado en el que me llena de orgullo y satisfacción decir que ni siquiera encendí la consola. La queja más repetida que he leído por las redes sociales es que mientras las compañías no celebren el día regalando juegos o haciendo descuentos, la cosa va a tener poco sentido. Y, joer, tienen toda la razón del mundo. ¿Tan complicado sería?

 

Finalmente está la promoción de la afición. El día del árbol, los felices veganos y demás descendientes del vegeterianismo radical comparten con el mundo su visión del amor a las plantas; el día del libro la tele se llena de culturilla de andar por casa, Sanjordis, noticias de 'cómo ser autor kindle' y Sánchez Dragó. El día de los enamorados es la risa, con capítulos especiales a lo halloween que luego se repiten en verano, primavera y Navidad. Y por último, el día del trabajo los que decíamos antes de la camiseta roja reparten banderitas y en la tele nos cuentan que el capitalismo es malo entre anuncio y anuncio de compresas y préstamos 24 horas.

 

¿Qué hacemos entonces?

Pues ponernos las pilas, que tan difícil no es. Sería genial un día del videojuego a lo de verdad. Una jornada completa en la que las compañías subieran demos 24 horas a la red de forma gratuita, publicaran descuentos interesantes e incluso subieran un retail por la patilla, aunque éste sólo fuera operativo durante dicho día. ¿En serio es difícil imaginar la cantidad ingente de jugadores que esperarían a las doce de la noche para descargar el título sorpresa de tal o cual compañía y pasar 24 horas a golpe de Monster y bocata sin salir del network?

 

 

Sería una bonita forma de demostrar que el gamer importa, sí, pero eso no es todo. ¿Por qué no un par de expos y eventos en varios puntos del país? Las distribuidoras quieren empapelan los Fnacs de carteles de su gran lanzamiento y realizan eventos ridículos enfocados a ganar adeptos. ¿Por qué no el día del videojuego? Nintendo demostró que sabía hacer esto cuando promocionó su Wii. ¿Ha llegado el momento de retomar las viejas estrategias?

 

Por último, los medios generalistas. Dejaos de rollos y, para este día, contad con la ayuda de la prensa especializada, que no es tan difícil. Dejaos de reportajes chorras con imágenes de archivo del último salón del manga al que fuisteis a hacer fotos a las niñas con cosplay de gals y acercaos a un Game, emitid una peli relacionada o, simplemente, estaos quietecitos, que tampoco es mala opción.

 

El día del gamer ha pasado y a la inmensa mayoría nos la ha soplado. Toda una pena, porque podría hacerse algo realmente épico, y más en estas fechas.

 

¡Nos leemos! 


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