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E3 2016 - Dishonored 2, hay que ver entre líneas

Viéndolo no sorprende, hay que jugarlo
Por Adrián Suárez Mouriño

Dishonored 2 es un juego complicadísimo de mostrar a través de trailers. El título de Arkane Studios, que saldrá el 11 de noviembre de este año, tiene unas animaciones horribles, sus enemigos se comportan como marionetas sin alma y las reacciones entre el puñal de Emily y el cuerpo de los soldados es malo, como clavar una navaja en una pastilla de jabón. Técnicamente tampoco hay grandes mejoras con respecto al original, ni en los modelados, ni en los escenarios ni en el diseño en general.

 

Al enseñarnos su jugabilidad a uno tampoco le sorprende en absoluto lo que ve; vale, podremos usar nuevos poderes, trepar, emplear las sombras a nuestro favor, hipnotizar a grupos de enemigos… En resumen, podría decirse que Dishonored 2 es soso, que no apetece, pero los que jugamos al primero sabemos la verdad, tú también la sabes.

 

Dishonored es uno de los pocos juegos que llegaron a nosotros con unas promesas que sí se hicieron realidad. En Dishonored sí que podemos abordar un escenario de juego de distintas maneras, no hay acciones preprogramadas y sí que dos jugadores pueden lograr experiencias distintas jugando al mismo título. Es decir, no se puede jugar juzgar a Dishonored 2 por lo visto, sino por las palabras de Arkane Studios y por lo que se ve entre líneas al ver el gameplay, ¿y qué es lo que vemos?

 

 

Vemos unos poderes que hacen de los enemigos y del escenario un conjunto tremendamente plástico, que la verticalidad acentuada del mundo de juego permitirá una exploración más profunda, y que este mundo de juego se diseña ahora en capas históricas con dos metas: explicar de manera escalonada qué ha ocurrido en el universo de Dishonored 2 y para poder aprovecharlo en lo jugable.

 

Llega una nueva mecánica, tan rara como prometedora: la combinación de dos periodos temporales entre los que saltar para esquivar a los enemigos del pasado y abordaros desde el futuro. Súmale a eso dos personajes diferenciados y entonces sí verás a Dishonored 2 de la manera correcta: un patio de juegos gigante y abierto a la interpretación. Y hay que verlo así, porque si nos quedamos solo en cómo funciona el combate, que los enemigos siguen mirando como idiotas zonas en las que no hay nada para que podamos abordarlos por la espalda, que los gráficos son pobres y que las animaciones dan grima, no estaremos viendo Dishonored 2 en toda su dimensión. Pero por supuesto eso no quita que no habría estado de más haberle dado a los enemigos un poco más de credibilidad, claro está.


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