E3 2016 - 2016 d.C. ¿El E3 de la metamorfosis?
El E3 2016, la parte gorda, al menos, ha pasado, y mientras las compañías siguen ofreciendo información, muestras y datos de sus juegos, no puedo evitar hacerme las mismas preguntas que me hago siempre cada vezx que el evento de san Francisco termina su fase de conferencias y presentaciones: ¿Quién ha ganado el E3? y más importante aún, ¿Qué E3 ha sido este?
Como el tema de quién ha ganado el E3 lo voy a dejar para mañana, me centraré en la segunda pregunta, ¿Qué E3 ha sido este? Y es que, viendo las maniobras de las compañías, los productos presentados y la obsesión por los giros de tuerca a sagas de toda la vida, yo, al menos, lo tengo claro:
Este ha sido el E3 de la metamorfosis
Y no hay más que echar un vistazo a los títulos más 'gordos' en forma de secuela para ver por dónde van los tiros: por un lado con ese Watch Dogs 2 que empieza con su camino pacifista de no violencia y buen rollo del que nos hablaba Alex y que presenta un San Francisco colorido y alegre, unos personajes más preocupados por la fiesta que por las consecuencias de sus acciones y una huída de la amargura de Aiden Pierce que poca ayuda prestó al éxito del primer Watch Dogs.
A su lado, Dishonored 2, que no sólo aumenta personajes y reinventa la multijugabilidad con la posibilidad de mezclar habilidades, poderes y gadgets de la forma que queramos o incluso renunciar a estos poderes y completar la historia con Emily como un ser humano normal. O mejor dicho, un ser humano normal entrenado por Corvo, pero sin poderes, vaya.
¿Más cambios? Habrá que hablar de Resident Evil 7 - biohazard y ese giro de tuerca que por un lado retoma sus orígenes -o sus segundos orígenes mejor dicho- en Resident Evil 4 y por otro echa un ojo a P.T. Outlast, Slender y The Park para ofrecer toda una aventura en primera persona que cambia la experiencia sin renunciar a ser un Resident Evil. Como dice la compañía, 'si queréis tiros, ahí tenéis Umbrella Corps'.
¿Más cambios? Pues sí, sin pertenecer directamente a este E3, aunque haya sido una de sus estrellas, Final Fantasy XV, y a su lado, aplausos, clamores, el protagonista de Nintendo, The Legend of Zelda: Breath of the Wild y esa promesa de acción nunca vista en la saga con un mundo enorme que explorar ya sea en horizontal o vertical trepando y escalando torres, santuarios y riscos. Un mundo en el que el paso del día a la noche incluirá fenomenos atmosféricos que acabarán con esa ley natural a lo Bob Esponja de Witcher 3 con una lluvia que apaga fogatas, un viento que dificulta nuestro camino y una nieve que dificulta nuestra visión.
Las compañías están aprendiendo
Y si no que se lo digan a los chicos de Sony Santa Mónica, que con su reboot de God of War se han sacado de la manga un nuevo Kratos, más adulto, maduro, tirando a anciano, a un paso de la tumba, vaya -tal vez exagere- del que no sólo me va a resultar más fácil disfrazarme, sino que además comparte los miedos e inquietudes de todo un sector del público al presenternos a su hijo y completarlo con una acción más sosegada y pesada.
Cambios también en NieR Automata, y que no se me olvide mencionar Ghost Recon Wildlands, que vuelve a enamorarme como hacía años que no lo hacía con todo este plñanteamiento de luchar contra los cárteles de la droga en Colombia en una suerte de sandbox del que aún nos queda mucho por aprender.
Pero si alguien ha llevado a cabo una auténtica metamorfosis, este ha sido Hideo Kojima con la ayuda de Kojima Productions y su amigo, Norman Reedus, que han logrado presentar un impactante vídeo con música a juego a caego de los chicos de Low Roar en el que la crítica, el mensaje y el impacto sentimental vuelven a darse la mano como sólo Kojima sabe conseguir. Críticas y aplausos a un lado, lo cierto es que el mensaje de Death Stranding llega, y al margen de si habla o no de su futuro juego, ha sido todo un apaga y enciende en la historia del E3 que a nadie ha dejado indiferente.
El E3 de la metamorfósis,
pero no de esa metamorfosis kafkiana que devuelve al hombre a su estado de insecto, sino de esa otra metamorfósis natural mediante la cual la oruga deja de reptar por el suelo y hace crecer sus alas para visitar nuevos horizontes.
Evolución, paso, caída, y vuelta avanzar. Esta es la fórmula para tener un mercado sano y robusto, y aunque no todos los proyectos avancen ni sepan innovar todo lo que desean, la intención cuenta. Y cuenta mucho.
¡Nos leemos!
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