Dying Light te quiere vender una casa a prueba de zombis

Este artículo llega de alguien a quien el formato físico no le dice nada, mucho menos los juguetes, gadgets o artículos que llegan con ellos. Soy un desastre, y siempre que he querido comprar juegos para conservarlos, el disco ha acabado perdido en la caja de un CD de música o en algún lugar peor; vamos, que soy un desordenado, y ser consciente de ello me ha llevado a perderle todo el respeto y el cariño al físico.

 

Os lo digo para que me entendáis cuando os digo que, a mí, las ediciones coleccionistas no me dicen absolutamente nada; bueno sí, que son una inversión mayor por el mismo juego que, por pagarla, no voy a poder permitirme comprarme otro además de ese. Me parece además una imagen nefasta para un videojuego encontrar la edición coleccionista de su título en un cajón de saldos o en una tienda de segunda mano, como si estuviera escupiendo contra la celebración del lanzamiento de ese título (insisto, esta es una opinión absolutamente personal, a cada uno le gusta lo que le gusta)

 

 

Y me imagino que no estoy solo, que entre vosotros, aunque lo popular sea celebrar el físico (que me parece fantástico, ojo), también habrá a quien le dé cien patadas acumular cajas en casa. Es ese contexto en el que me hace mucha gracia el empleo de las ediciones coleccionistas planteadas para que nadie se las compre, como un elemento de comunicación capaz de ofrecerle personalidad al juego que acompaña pero que nunca acabarán en un cajón de saldos porque, sencillamente, no caben.

 

Hemos visto como se han incluido coches en esta y ahora cómo Dying Light se inventa una en la que se incluye una casa a prueba de zombis. Por 250.000 libras y exclusivas de Game en Reino Unido, el videojuego incluye eso además de clases de parkour, un arsenal de armas y mil cosas locas más. Oye, igual se la acaba comprando alguien, pero eso no es lo importante del producto, sí lo que se dice de él con esta edición.

 

Diversión en lugares en los que hemos de protegernos de zombies, muchos saltos y supervivencia, ¿qué mejor manera de defender los valores básicos de un videojuego que venderlos tal cual? Y aunque esta edición coleccionista no es práctica, en su absurdo, la veo como la mejor manera de presentar una de estas. Yo no la compraré, claro está, pero desde ese punto de vista que os he preentado me parece maravillosa, porque consiguen venderte una idea positiva y descarada de lo que te espera al comprar el juego.

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