Deshaciendo el viaje de Journey

 

Journey tiene esa fantástica cualidad de que lo que cuenta se descubre jugando, de este modo, cada jugador puede acabar teniendo un relato diferente en función de su experiencia. En mi caso, tengo la sensación de haber pasado por un videojuego que me habla del nacimiento. Se nos sugiere que el protagonista de Journey es dado a luz a través de toda la magia enterrada bajo el desierto. Una civilización sepultó a la anterior, exprimiéndole a esta su magia que da forma ahora a las estrellas. Ella da vida a nuestro protagonista.

 

Frecuentemente nos encontramos con un ser blanco que nos educa cumpliendo el papel de madre. Nos habla de todos los hechos que han llevado al mundo al estado en el que está. Este personaje blanco alimenta nuestras ganas de avanzar revelándonos, siempre en silencio, por qué nuestro mundo está como está.

 

 

Con una madre señalada, un proyecto de niño y una gestación, pasamos a analizar el desarrollo del juego. Journey hace pasar al jugador por tres etapas fundamentales: la de aprendizaje de sus mecánicas en un entorno semi-abierto, el frenetismo de los divertidos descensos por las dunas y la etapa oscura en la que el hielo acaba casi venciéndolo, hasta que lo supera y camina hacia la luz. Esto señala las edades del personaje: cuando es un niño, cuando es un adolescente y cuando madura hasta que perece; es decir un crecimiento que especifica su formación como nuevo ser, como ese personaje que su madre quiere que sea. ¿y hacia donde camina el personaje? ¿Qué es esa luz? ¿qué es esa gruta cavernosa con forma de rombo al final?

 

Cuando el protagonista perece casi al final del juego, en el hielo, las madres se juntan y lo animan con su luz. En ese momento el personaje inicia un frenético ascenso hacia la gruta luminosa al final; es como un parto que lo conduce a una vida nueva, a aquella para que lo preparó la aventura. Lo de salir del útero materno se hace más evidente cuando se advierte la forma de la caverna que ejerce las funciones de salida del personaje de su mundo. Al nacer, se convierte en pura luz, curiosamente, en forma de estela que nos recuerda a un espermatozoide y recorre el mundo de vuelta al principio, y sale de nuevo el sol.

 

Es por esta estructura, por la presencia de la madre, por cómo evoluciona el personaje y por los procesos por los que el personaje pasa: de espermatozoide metáfórico a niño, por los que, para mí, Journey es un relato sobre el nacimiento, sobre madurar, aprender y nacer como algo nuevo; y sí, me ha parecido un viaje maravilloso.

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