¿Cuándo dejará de ser noticia lo que acontece en los juegos para adultos?
Y Grand Theft Auto V llegó a las tiendas y el congojo fue general. Una revisión del juego de hace algo más de un año en la nueva generación, un buen puñado de usuarios suertudos que no jugaron hace doce meses al juego y que ahora lo disfrutan en la mejor versión jamás imaginada. Quién lo iba a decir. Y más viendo lo de The Last of Us. O lo de Tomb Raider. O lo de Sleeping Dogs. No, puede que fuese esperado, pero el caso es que en Rockstar, como en Naughty Dog, lo han hecho bastante bien, añadiendo alguna que otra sorpresa extra y añadiendo todo lo lanzado en los últimos meses.
Una de esas novedades es el trato del peyote, que puede sonar a coña, pero está presente en el juego. Veintipico cactus alucinógenos que nos hacen flipar y convertirnos en animales. Totalmente controlables, para más inri. Choca con lo que comenté hace unos días sobre las drogas y los videojuegos: es una lástima que en nuestro medio, que podría ser el más certero e interesante a la hora de tratar los narcóticos, lo use para la fiesta y el cachondeo, pero es así, y no es culpa de GTA V, lo es de prácticamente todos los videojuegos, que no hacen una lectura sobre estupefacientes como hace, en gran medida, el cine.
No es el tema, pero tiene que ver: el CEO de Take Two, Strauss Zelnick, fue preguntado por el ABC de la violencia Grandtheftautástica (follo puta, la mato, me quedo dinero) y le quitó hierro al asunto: "en GTA V hay mucho más que prostistutas, y dado el contexto, que gira en torno al mundo del crimen, es turbio, pero también artístico. Y me gusta ese arte. Y es un arte bello, aunque algo turbio". Se ha desmarcado de la polémica al mirar otros artes, y garantizar lo obvio: en el cine y la televisión pasa constantemente, pero no parece importar a nadie. ¿Ayuda lo de las drogas? La verdad es que no, ¿pero hasta cuándo tendremos que batallar esta pelea absurda y llegar a una conciliación innecesaria con el universo?
No me malinterpretéis: es un juego para usuarios de 18 años, por lo que por mí pueden hacer lo que les dé la gana, pero no deja de sorprenderme que nosotros, los propios medios, vayamos paseando esa bandera de la normalidad y no dudemos en saltárnosla cuando hay sexo en algún juego con la creación de la noticia “En Paco’s Adventure hay sexo”, “En Paco’s Adventure hay un homosexual” o “El vídeo sin censura de Paco’s Adventure”. ¿Qué clase de normalidad queremos aportar a nuestro ocio si nosotros mismos no sabemos normalizarla? Siempre lo digo: aunque parezca increíble, estamos en el génesis del videojuego, y en lo de la comunicación especializada hay mucho por aprender todavía. Puede que pida demasiado.
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