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Cortana, llama a mi madre y dile que ya salgo. ¿El mundo del futuro-futuro...

...U otro zarpajazo de Microsoft?
Por Rafa del Río

Windows 10 ya es un hecho oficial. Tras rumores, problemas, mala leche por parte de algunos enteradillos y dudas, finalmente Microsoft vuelve a hacer gala de sus malas notas en matemáticas y nos planta por delante un Windows que salta del 8 al 10. ¿Y eso por qué? Pues depende de si queréis hacerle caso a la comunidad, que habla de que al haber utilizado el 9 en Windows 95 y 98 la cosa podría dar problemas, o a Tony Prophet, nuevo jefe de Marketing de Windows y que dice que Windows 9 'vino y se marchó', lo que parece indicar que ha sido una actualización y poco más. 

 

Sea como sea, al margen de querer buscarle la quinta pata al gato, lo cierto es que Windows 10 ya está más que confirmado con su mimito a Halo, su compatibilidad con Xbox One su rollo conectivo al 100% y, por supuesto, con Siri, digo... Cortana

 

 

Una presentación digna

La verdad es que tengo pocas pegas que ponerle a la presentación del salto de la IA de Cortana de los Windows Phone al nuevo sistema operativo Windows 10. Datos, realidades, una presentación bastante razonable y una forma de explicar las cosas que se aleja de las pajas mentales a las que nos tiene acostumbrados Microsoft y que entra en el terreno del 'esto es lo que hace y fin'.

 

Aplauso a los responsables de Windows por ello, que han sabido explicar cómo esta alternativa a la Siri de los chicos de la manzana para móviles Windows da el salto a dispositivos Windows 10 y nos ayudará en elementos básicos y alguna que otra búsqueda. Activada por voz o por teclado, la vieja IA inventada como personaje por Bungie nos ayudará pues a saber el tiempo de mañana, realizar búsquedas por internet, abrir determinadas aplicaciones, acceder a los dispositivos que tengamos conectados y, por supuesto, ver la televisión en streaming, no vayáis a preocuparos por ello. Y todo desde una útil pestaña situada en la barra de tareas de Windows.

 

 

Hoy la paja la pongo yo

aunque suene mal esta elección de palabras para el epígrafe. Estoy cansado de las paranoias que se montan los de Redmond a la hora de presentar sus productos, llámese Nube, Kinect, Proyect Milo o XTVBox One. Ya en su momento, cuando el jefe de aplicaciones de Xbox, Michael Mott, habló del pareado Kinect-Cortana en abril del año pasado los puse un poco a parir porque me veía venir el pastel de 'esto es lo que nos gustaría... aunque no hemos hecho nada'.  Ahora, sin embargo, se habla de forma razonable de hechos, no de 'ojalás', y por ello me siento tentado a ser yo quien ponga el punto del 'cómo molaría que'. 

 

Soy un hijo del 78, de la declaración universal de derechos del niño y de la constitución española. Hijo por tanto del cine de los ochenta y esa obsesión por los inventos que teñía una gran parte del mismo: Los Gremlins, Los Goonies, Regreso al Futuro, Nuestros Maravillosos Aliados... Y no me hagáis hablar de ese edificio inteligente de Gremlins 2 que se adelantó, por poco, a su época con un concepto que es norma en la actualidad y al que se le han añadido los conceptos de autoabastecimiento y rentabilidad.  

 

Sea como sea, el futuro-futuro -ese momento en el que las casas te hablen y los coches vuelen- es un sueño, y hoy lo noto más cerca precisamente porque Microsoft se ha limitado a explicar cómo funciona su tecnología y ha permitido que seamos nosotros, los usuarios y la prensa, los que soñemos con su utilidad a largo y medio plazo.

 

 

Aún nos queda por andar

Obviamente el camino es largo y aún queda mucho por andar, empezando por esa concectividad que no se caiga y siguiendo por un reconocimiento de voz que a veces funciona 'de allá pa cuando', pero eso no quita para que sea sencillo ver el futuro en un términal móvil que nos permita manejar todo o gran parte de nuestro día a día con algo tan sencillo como la voz.

 

No es tan gran cosa si pensamos en lo que hacemos a diario, cómo en cuestión de tres años hemos pasado de buscar en casa en internet a solventar cualquier duda con nuestro móvil mientras estamos de cubatas, mandarle una foto a nuestros amigos y aprovechar para saber quén está por la zona. Ahora sólo es cuestión de ir más allá, de popularizar los procesadores que alimentan los mecanismos de las casas inteligentes y ser capaces de manejar desde el trabajo -que seguramente estará allá dónde queramos llevárnoslo-, una gran cantidad de actividades que prometen ahorrarnos esfuerzo. 

 

Ahora que los de Micro han sido sinceros me cuesta menos imaginarme hablando con mi casa, pidiéndole que llame a mi madre y le diga que ya mismo voy a recogerla, recordándole que baje la calefacción en cuanto salga de casa y avise al Mercadona de que nos estamos quedando sin leche. No será lo mismo que volar en un Delorian, pero eh, cada cosa a su tiempo. 

 

¡Nos leemos!


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