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Cambiar por supervivencia PS3

Microsoft habla castellano
Por Rafa del Río

Por fin un cambio en el género que domina la industria. No nos hemos encontrado con una revolución en sí, pero si unas pinceladas que cambian el color de una jugabilidad estancada.

 

Es de dominio público que el multijugador de Call of Duty parece un clon, entrega tras entrega, con armas y escenarios diferentes pero, al fin y al cabo, el mismo producto con distinto envoltorio. En la Gamescom, nos contaban las cosas nuevas de la última entrega que, si nos paramos un momento a analizar, conducen a correcciones del sistema y aumentar la comodidad de los menús. Puede parecer un cambio nimio, pero el hecho de romper las reglas que Call of Duty ha instaurado en todos estos años gracias a esas cartas comodines hace que no sea tan fácil ajustarse a las reglas del contrario. Y este caos es, precisamente, lo que logra el equilibrio y el balance que todo jugador busca en una experiencia multijugador. Parece que Call of Duty con Black Ops II lo ha vuelto a hacer, y eso sin mencionar la batalla por los deportes electrónicos que va a librar a partir de noviembre con YouTube para ver las partidas y estrategias con otros jugadores. Todo fácil y sin necesidad de un sistema Elite de pago.

 


Facilitando lo que debe ser fácil

 

No hay discusión al respecto en cuanto a quién lleva toda una generación dominando el género y no será por falta de competidores. Eso sitúa a la franquicia en una posición cómoda, que le permite realizar pequeños cambios sin temor a perder el trono. Aunque este movimiento nos puede hacer pensar si la llegada y gran aceptación de Battlefield 3 tuviera algo que ver. Puede que cuando un jugador realiza un movimiento en el tablero y corrige ligeramente la descompensación, al contrincante le suene una alerta y tome una postura activa. Está claro que el consumidor no se queja mientras tenga periódicamente su dosis pero, cuando aparece alguien que es capaz de darte una experiencia que va más allá la cosa cambia.

 

Es cierto que los cambios mostrados mejoran, o mejor dicho compensan, la experiencia del jugador. Dejando al experto del género intacto y acomodando al aficionado en cuanto a puntuaciones y configuración. Parece necesaria la competitividad entre compañías como remedio al estancamiento del mercado. Aun así queda un largo camino para que el shooter y su multijugador crezcan y nos sorprendan con una imagen evolucionada y más madura. 

 

Aun así, lanzando una mirada general a todos los modos competitivos que hemos visto a lo largo de muchos juegos de la Gamescom (CoD, Crysis 3, Tekken Tag Tornament 2 o incluso Resident Evil 6) hay algo que no funciona. Las compañías tratan de competir en una forma de juego que está sobreexplotada. El modo de copiar al de al lado nos valía en el colegio para un examen de matemáticas pero, sin ideas nuevas, no hay competitividad. Y finalmente son los jugadores los que acaban cayendo en la monotonía. Con lo que gusta sorprenderse y excitarse por algo nuevo.


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