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Brothers A Tale of Two Sons. Cuando la narrativa vence a los puzles

Crear situaciones para aplicar las mecánicas
Por Álex Pareja

Reconozco que había estado posponiendo mi cita con Brothers A Tale of Two Sons de forma indefinida por una extraña sensación irracional que me invitaba a pensar que el juego era un ejercicio mediocre, que trataba de mezclar los puzles más típicos del género con la única novedad de poder manejar a dos personajes de forma simultánea, cada uno de ellos con uno de los dos sticks del mando. 

 

Ahora puedo decir abiertamente que me equivocaba e, incluso, que me arrepiento de no haber aceptado la cita con Brothers en su debido momento. 

 

Aprovechando que el título acaba de aparecer en la nueva generación de consolas y que se ve un pelín mejor de lo mostrado hasta el momento, he podido disfrutar de toda su experiencia al completo. Y he acabado plenamente satisfecho porque el juego, precisamente, me ha dado una colleja en el aspecto que más recelo provocaba en mis injustos prejuicios hacia él: los puzles. 

 

 

Para que me entendáis mejor, lo que esperaba de Brothers A Tale of Two Sons era un reguero de puzles sin descanso en los que habría que utilizar las habilidades propias de los dos hermanos para poder solucionarlos y poder avanzar, creando cada vez nuevas mecánicas que se irían incorporando a las ya conocidas para poder ir creando puzles cada vez más complicados. Es decir, lo que hemos visto ya cientos de veces en otros títulos, con la única diferencia de que en éstos manejamos a los personajes uno a uno y no a la vez. No esperaba una mayor revolución de Brothers en este sentido. 

 

Sin embargo, el juego deja claro desde el principio su máxima: la historia es lo más importante, y ningún puzle o mecánica va a quedar por encima de la narrativa. Incluso la propia jugabilidad termina por fluir y fusionarse con la narrativa al final de la aventura de una forma magistral, pero claro, no es algo que vaya a tratar ahora mismo para evitar los spoilers. Me ha encantado por su capacidad de ir creando situaciones donde ir aplicando las mecánicas ya conocidas, en lugar de ir creando nuevas mecánicas para generar puzles más complejos. 

 

Los dos hermanos tienen habilidades diferentes: uno es más fuerte que el otro, por ejemplo, y puede activar palancas o mecanismos que el otro no. El otro hermano, por el contrario, es más pequeño y puede deslizarse por rendijas o por huecos inaccesibles para el mayor. No hay muchas más diferencia entre ellos, ya que se va dando más importancia a su relación que a la colaboración entre ellos a lo largo del juego

 

Abrazo entre los hermanos de Brothers A Tale of Two Sons

El título sabe generar momentos inolvidables

 

Siempre realizamos las mismas acciones. No hay demasiada variedad, ni siquiera en los puzles, pero ahí está la clave de Brothers A Tale of Two Sons: la capacidad que genera en el jugador para que piense que siempre está haciendo algo diferente. Y lo hace a través de la narrativa, con sencillez pero con maestría, creando emplazamientos únicos. 

 

Me ha recordado mucho -salvando las enormes y evidentes distancias- a lo que hizo Tolkien en El Señor de los Anillos o, en mayor medida comparativa, El Hobbit. Esa creación de historias paralelas que se generan cuando los protagonistas conocen a otros personajes y varias tramas van fluyendo hacia la misma dirección. En Brothers ocurre, cuando nos encontramos con un Troll que nos ayuda a seguir el camino pero al que a su vez ayudamos en una búsqueda personal. O cuando encontramos a una chica muy simpática que parece encariñarse del mayor de los hermanos. 

 

Brothers A Tale of Two Sons me ha encantado, a pesar de mis reservas previas. Si os llama la atención o queréis disfrutar de una aventura breve pero intensa, muy bella, con un final espléndido y unas muy buenas intenciones en todos los sentidos, ni lo dudéis. Brothers consigue que la narrativa siempre salga victoriosa al final de cada puzle. 


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