Atrás queda la historia de los amiibo

Me tranquiliza mucho tener cerca mis tres amiibo favoritos: Kirby, Ness, Mega Man. Es una tontería en el fondo, pero es algo casi psicológico. Los tengo delante de mí todo el día, mientras escribo y trabajo, y me miran sin juzgarme, y Kirby siempre sonríe. Imagino que cada uno de nosotros – de los locos que compramos las figuras de Nintendo sin parar desde hace ya dos años – tenemos figuras distintas que nos gustan por distintos motivos, pero seguro que mirarlas es parte del gusto de tenerlas para la mayoría.

Es gracioso como la utilidad real de los amiibo, pasado todo este tiempo, ha quedado algo en el olvido y se consideran más unas figuras de coleccionismo hechas por Nintendo que otra cosa. Tampoco pasa nada: Nintendo es una compañía que hace juguetes, muchas veces para adultos, y esta es la expresión máxima. Son algo tan útil como inútil en tanto que se podrían emplear en todos los juegos que ha lanzado al compañía desde hace tiempo, pero no lo hacemos porque son bonitas y con eso basta.

Por fortuna, el aspecto más negativo de las figuras, su disponibilidad, ha dejado de ser un problema. La reventa de amiibos, salvo en casos contadísimas y por temas de exclusividades entre continentes, es cosa del pasado. Personalmente, jamás pagué de más por uno de ellos, aunque sí me las vi canutas para encontrar alguna figura que no hubiera reservado.

Coleccionarlos requería una implicación que, ahora, se ha convertido simplemente en una rutina. El otro día me enteré de rebote que ya estaban disponibles los amiibo del Aniversario del Zelda, fui a Amazon, lo reservé porque todavía quedaban y listo, solo me queda esperar a su lanzamiento. ¿Es esto malo? ¿Era mejor cuando sentíamos cierta ansiedad cuando se acercaba el día en el que se ponían a la venta y nos escaqueábamos del trabajo para reservarlos? No.

Es cierto que parte del éxito de las figuras recayeron en su escaso stock y que la gente se abalanzaba a por los nuevos modelos una vez salían a la venta por si acaso, pero esta no es una actitud sana. Es mucho mejor para todos, Nintendo incluida, que los amiibo se hayan vuelto algo normal, algo que compras cuando te apetece y que va dirigido a los fans que quieren algo útil para su nuevo juego o algo bonito que poner en la estantería. Todas estas 'pajas' de coleccionistas que valoran las cosas porque son escasas, sinceramente, me parecen una bobada.

Y si pensáis que este estado de normalidad ha acabado con los amiibo, pensadlo de nuevo. Las figuras siguen vendiendo bien y, en caso de que dejen de hacerlo, eso significará que Nintendo tendrá que esforzarse mucho más en crearlas y hacerlas más atractivas. Eso será bueno para quienes los compramos, sin duda. Además, si como dicen los rumores, terminan siendo compatibles con dispositivos móviles con lectores NFC, van a seguir petándolo a todos los niveles.

Mil duros a que Super Mario Run tiene compatibilidad con amiibo.