A favor de la dificultad fácil en los videojuegos
En los últimos años nos hemos acostumbrado a disfrutar de títulos con una propuesta que solemos (o suelo) denominar como accesible, haciendo referencia directa a la sencillez de sus bases para que cualquier tipo de jugador se ponga a sus mandos y pueda disfrutar de la obra. Esto favorece algo obvio que las compañías siempre tienen en mente al garantizar la venta de más unidades: más jugadores potenciales. La mayoría de usuarios de videojuegos no son como nosotros, los que escribimos o visitamos webs como esta, sino que apenas juegan unas pocas horas semanales y compran muy pocos juegos al año.
Esta accesibilidad se siente como algo negativo por parte de algunos jugadores habituales, que sienten cómo su ocio está degenerando en algo fácil y poco profundo en favor de esa mayoría. Eso es algo que no podemos evitar a día de hoy y tenemos que lidiar con ello, aunque que una obra sea accesible no quiere decir que no tenga calidad (Uncharted 4 es uno de los juegos más accesibles de este año y también es uno de los mejores). Yo estoy a favor si tenemos en cuenta que la mayoría de videojuegos también ofrecen la posibilidad de elegir una dificultad concreta, que podemos adaptar a nuestras exigencias y que siempre van a asegurar que nuestro periplo con una obra en concreto sea exigente. También es cierto que esto no tiene sentido en todo tipo de videojuegos. Por ejemplo, el reciente Deus Ex: Mankind Divided ofrece estas posibles dificultades una vez comenzamos a jugar:
También nos hemos acostumbrado a ver este tipo de selecciones de dificultad en la mayoría de videojuegos que ofrecen una historia y a su vez un reto jugable, pero no por ello se convierten en obras que automáticamente deben dejar de disfrutar los usuarios habituales. Os pondré un ejemplo reciente con dos personas reales que conozco y que tiene que ver con el mismo juego, Dragon Age Inquisition. Nuestro querido redactor Adrián Suárez reconoció que tuvo que poner el título en dificultad Difícil para poder disfrutar del todo de su propuesta, ya que era la manera en que él sentía que podía aprovechar todas las características de RPG que conocía por su bagaje previo, y así pudo completar el juego. Por otro lado, una amiga mía que se acababa de comprar la PS4 y que apenas había jugado a videojuegos en su vida me dijo si existía algún juego parecido a Mass Effect que le pudiera gustar, ya que lo había visto al completo en YouTube. Esta compañera también pudo disfrutar de Dragon Age Inquisition en su dificultad más baja, donde apenas debes preocuparte de los combates pero eso no impide que disfrutes de la historia.
Los videojuegos son una industria extremadamente grande, capaz de recaudar más dinero que el cine (que también tiene ejemplos de obras accesibles cada fin de semana), que también deben poder disfrutar los usuarios iniciales que no tienen por qué saber todo lo que conocemos nosotros. Poco a poco pueden ir entendiendo las vicisitudes de un determinado género, aprendiendo y comprendiendo qué tipo de juegos son sus favoritos. ¿Debemos negar el disfrute de este arte a esos jugadores solo para que nosotros sintamos que somos especiales? Sube la dificultad y ya está, porque los videojuegos, ahora más que nunca, son para todos y deberíamos estar contentos por ello después de todo lo que hemos tenido que soportar.
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