El próximo año tendremos una nueva oportunidad de disfrutar desde el principio con la saga Yakuza, y no desde el principio, sino incluso desde antes. En enero llega Yakuza 0, una precuela del título original que sirve para adelantar acontecimientos futuros y formularse con todos los aciertos que la saga ha tenido durante tantos años y entregas. En verano podremos tener el remake del primer Yakuza, y que si funciona es lógico esperar que luego pueden llegar más.
Yakuza es una saga puramente japonesa. El videojuego de SEGA repasa la sociedad japonesa, los bajos fondos, los bares, los vicios y lo sórdido de la noche nipona bajo un filtro cómico que muchas veces llega a lo delirante, y lo hace partiendo de las enseñanzas de Shenmue en lo que se refiere a la explotación de los barrios, los minijuegos y la propia base del combate. Shenmue y Yakuza son primos hermanos, no son lo mismo, pero de las ruinas del primero emerge el segundo.
Y si Yakuza tiene tantos aspectos positivos, ¿cómo es que nunca ha conseguido triunfar en occidente? Los motivos son varios, el primero es que uno ha de ser una apasionado, o un entendido al menos, de las pasiones tokyotas para comprender el juego, narra su historia a través de largas cinemáticas, cuando llega a nuestro país suele hacerlo en inglés y abusa de misiones de recadero o de ve allí y haz esto. Todo eso empaña sus virtudes: la explicación de una sociedad a través de minijuegos, poder recorrer barrios que se sienten como barrios, unos personajes formidables y toda la mala leche que supone contar una historia de la mafia.
Además de todo eso, Yakuza cuenta con un sistema de combate que es muy arcade, muy de beat´em up y que consigue rematar y acentuar ese tono tan particular de la saga, que siempre navega entre la broma más hortera y la seriedad más reverencial.
Ojalá gracias a la llegada de Yakuza 0 y al remake del primero más personas se acerquen a esta maravillosa serie; pero para eso hace falta que se cuide de una vez al producto. No se puede culpar al gaijin por no aceptar un producto que venga sin localizar, en un formato poco accesible y sin amor. Y por cierto, SEGA y Sony, ya que estáis, traed de una santa vez Yakuza Restoration, que tenemos un hambre tremenda de juegos de samuráis con calado histórico.