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15 años de culto a Dreamcast

Manjar por decostrucción
Por David Oña

27 de noviembre de 1998, quince años desde el lanzamiento de Dreamcast en territorio japonés de la que fue la última gran máquina de Sega en la industria del videojuego. Ya sabéis cómo va el tema de los aniversarios de consolas: se celebran tres veces, una por cada estreno en los mercados importantes, pero nunca está de más abrir el baúl de los recuerdos y hablar de máquinas mágicas. En esa categoría, sin duda, está la Dream, una máquina de ensueño y para muchos, una de las mayores tragedias e injusticias vividas en la industria del videojuego.

 

Más allá del tópico de 'tener una recreativa en casa', no es menos cierto que su gemela, la placa Naomi en salones recreativos deparó alegrías mayúsculas que acababan convirtiéndose en éxitos instantáneos de Dreamcast. Sin acudir a la típica lista de juegos, ¿qué decir de firmas que aprovecharon los recursos ofrecidos por Sega en recreativos para sacar partido a sus obras? Uno de los casos más peculiares fue el de Capcom, que acabó jubilando de forma prematura su flamante y costosa CPS-3 (la circuitería que acogió, entre otros, JoJo’s Bizarre Adventure o Street Fighter III) para aprovechar las bondades de Naomi. ¿Habría cambiado la historia de SNK si hubiese seguido el camino de sus vecinos de Osaka? Preguntas que se lanza uno.

 

Siempre en nuestra memoria

 

Quince años después, lo que queda de Dreamcast es devoción. Miro a otras consolas y no veo a una afición tan devota por ninguna plataforma. Probablemente ello se deba al factor trágico de la máquina, el de la pobre vendedora de cerillas que murió de frío en las calles nevadas. La tragedia hace leyendas, y Dream hoy es uno de las máquinas de mayor culto de la historia del videojuego. Alrededor de ella se arremolinan todo tipo de comunidades que a día de hoy todavía intentan sacar partido a sus circuitos con proyectos de fans, desarrollos independientes y foros de debate.

 

Los sofistas griegos, en uno de sus ejercicios de debate, discutían en pos de encontrar el o la causante de la Guerra de Troya; esos sofistas del videojuego hoy discuten quién mató a Dreamcast. Es un debate difícil, con muchos caminos, muchas vías y por supuesto, varios puntos de vista, pero la Helena de Troya particular de la consola de Sega fue un disco en forma de reno. No son pocas las teorías conspiratorias que meten a Sony, Microsoft o Nintendo en la batalla, y ese debate, tras quince años desde su estreno, sigue siendo motivo de discusión en muchas páginas dedicadas al ocio electrónico.

 

Involucradas Sony, Microsoft o Nintendo o no, la muerte de Dreamcast significó el final de la última gran batalla tecnológica que ha vivido nuestra industria. Un match entre la que hoy cumple años, Xbox, Game Cube y su más acérrima enemiga, PlayStation 2, que no dudó en escupir sobre la tumba recién cavada antes de poner el llorado féretro. Con el abandono de Sega en el campo del hardware, indudablemente, todos quedamos huérfanos. No obstante, hoy es día de celebración: no duden en sacar su máquina a pasear, poner Sonic Adventure 2 y disfrutar de Escape from the City a ritmo de Crush 40. Bienvenido de nuevo a Dreamcast. Y eso nadie nos lo va a quitar.

 

 

Follow me, set me free, trust me and we will escape from the city.


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