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Analisis TETRIS 3DS

Jueves 24 de Noviembre de 2011 por Alejandro Pascual
Esto es muy sencillo. ¿Tienes un Tetris a mano? Un cajón que puedas abrir, una estantería accesible, donde puedas coger la caja de cualquier Tetris lanzado en sus más de veinte años de historia y jugar en menos de dos minutos... Si la respuesta es afirmativa, no necesitas Tetris para Nintendo 3DS. Y en esta cuestión es de rigor olvidar prudentemente cualquier adaptación flash gratuita para no romper la conclusión. Si no lo tienes a mano, este es el Tetris que buscas.

Porque no incluye nada nuevo, pero sigue despertando las sensaciones acaudaladas por una música frenética y electrónica, colores más lúcidos y vivarachos, todo más pronunciado, que antaño hizo la obra de Pajinov. No busques una razón de más en sus múltiples modos de juego, aunque tenga toda la gama de Tetris Party en su haber. La respuesta a la pregunta de si necesitas este juego está en tu bolsillo: ¿Lo tienes o no? Porque es indispensable en la vida de cada jugador, en su móvil, en su portátil, en una máquinita marca Nisu, en su Game Boy que todavía funciona, en su reloj... tener Tetris en su vida.

Así que Tetris 3DS sólo te pregunta: ¿Me tienes? ¿Cuánto hace que no sientes la presión de encontrarte en la vertical de la pantalla, a punto de perder? ¿De vencer a la máquina cuando creías que era imposible? ¿De perderte en su hipotético final infinito, quizá la forma videojueguil más fiel de expresar lo grande que es el Universo? Y, de nuevo, si la respuesta es no o sí, pero de una forma demasiado incómoda, sáltate todo esto y ve a comprarlo de una vez. No es, ni de lejos, el juego que más tendrás insertado en tu portátil, pero es sin duda el juego que más tiempo permanecerá en su funda, que te acompañará en cualquier tiempo muerto o vivo. Y eso es Tetris.

Y si de verdad buscas algo más que su modo Infinito o contra la IA y te has perdido sus últimos diez años de vida, a lo mejor encuentras algo a gusto del consumidor, escondido en todo lo que Hudson ha podido escudriñar para volver a sacar el clásico en tienda a día de hoy. Esto es: modo Party, a destacar el juego de la Torre, donde tendrás que colocar piezas de modo que un pequeño muñeco pueda llegar al modo más alto, o el modo fiebre, más veloz y estrecho para partidas livianas de pocos minutos.

Otra de las razones de su existencia es el online mejorado, aunque recordemos que no es el primero. Un modo donde podrás enfrentarte, por norma general, a japoneses locos donde no tendrás ninguna posibilidad, a no ser que utilices el truco más sucio que existe entre sus estrictas reglas: cambiar pantalla; una forma de romper toda la habilidad y dificultar que posee Tetris. Logra este Power-up, como un WipeOut, como un Mario Kart, guárdalo; juega mal y coloca una torre de piezas más dispuestas y activa el Power-up para quedarte con la pantalla del rival. No tendrá nada que hacer y tú te sentirás como un tramposo sin alma. Como confiamos en que tú no lo harás, entonces serás de los que sufren. El resultado es el mismo: no se puede jugar, por lo que el modo multijugador quedará relegado a la confianza que tengas con un amigo para no estropearos la partida.

No nos gustaría terminar afirmando que Tetris es como un buen vino, que mejora con la edad, y demás frases tipo, pero la capacidad que tiene el juego mental de Pajinov para sobrevivir al abismo del tiempo es de libro de texto. No mejora. No empeora. Permanece tan bello, funcional e inalterable como un puente de rocas en mitad de un río. Y algún día jugaremos a Tetris holográficamente, no nos cabe duda (ahora podemos hacerlo en unas 3D estereoscópicas innecesarias), pero lo que no apreciarán nuestros nietos del futuro es que a eso ya jugábamos nosotros cuando éramos jóvenes.

NOTA FINAL: 7
7

/ 10


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