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Analisis Super Mario 3D Land 3DS

Martes 22 de Noviembre de 2011 por V?ctor Junquera
Que tenga que venir San Mario a imponer su ley en el catálogo de Nintendo 3DS tiene bigotes, pero una cosa es innegable, y es que sea en la consola que sea, Super Mario siempre es garantía de juego. No de buen juego o de mal juego, sino que cumple a la perfección todo lo que podemos esperar de él. No sorprende ni decepciona, sencillamente es un Mario, un gran juego de plataformas con el que pasamos un buen rato poniendo a prueba coordinación, reflejos y aprendizaje de mecánicas, aptitudes vitales para un buen jugador.



De eso va, y de eso ha ido siempre, de entretenimiento interactivo, y ahí es donde Mario es el Rey. Asumimos desde el primer momento que un nuevo Super Mario no nos viene a contar la historia que cambie nuestras vidas, pero sabemos de sobra que aprovechará todos los recursos a su alcance para darnos siempre algo nuevo, y si no es nuevo, es sencillamente mejor, como ocurriese con la secuela de Super Mario Galaxy. ¿Qué esperamos entonces de esta primera entrega para la consola que muestra 3D sin necesidad de gafas, y que además viene bajo un nombre que nos recuerda a los early years de la saga en formato portátil?

Super Mario 3D Land introduce un nuevo disfraz para nuestro polivalente fontanero favorito, uno con el que lanza un bumerán que avanza en línea recta hasta llegar a su punto límite, pero que regresa con una trayectoria impredecible, que curiosamente acabará llegando siempre a manos de su lanzador. No esperamos que entendáis esta metáfora cogida por los pelos si no lo habéis jugado, pero Super Mario 3D Land es como éste bumerán, y tiene un por qué, al igual que el juego se recorre en dos segmentos.

Tirar este bumerán es fácil. Lo coges con ilusión, lo tiras, y ver cómo empieza a dar vueltas sobre su eje mientras avanza es maravilloso. Pero la trayectoria inicial es recta, lineal, predecible y hasta falta de emoción. Cuando llega a ese supuesto final es cuando no sabes si lo has tirado bien, si volverá o si se quedará ahí, pero en cualquier caso, si no vuelve, es como tirar un palo cualquiera, un juego aburrido. Pero Super Mario 3D Land es un bumerán que vuelve, tras llegar al final de su recorrido vuelve justo por donde ha venido, pero más rápido, más emocionante, donde uno piensa si podrá o no cogerlo, donde está realmente el reto.

Este bumerán viene a representar la trayectoria de Super Mario 3D Land. Se nos presenta como un juego bonito, que aprovecha el 3D como pocos -y en ocasiones como ninguno, siendo incluso necesario-, pero avanzamos y avanzamos por fases anodinas, una tras otra, pensando lo cerca que está ya el mundo 8, que se acaba y que ha resultado tan fácil que no ha tenido ni gracia. ?¿Casi medio centenar de fases en menos de dos horas? ¿Y tengo casi 200 vidas? Será una broma... Pero el bumerán vuelve, llegamos al final y vemos que hay una segunda ronda, y es en este otro medio centenar de fases donde está toda la miga de Super Mario 3D Land, el auténtico desafío que muchos esperábamos, pero contando, claro, con que todo este primer segmento de juego sirve para que los no tan mariólogos expertos se hagan con la destreza suficiente para superar el segundo. Esta segunda vuelta basa los escenarios en la gran mayoría de los de la primera, pero reconstruídos de tal forma que apenas parecen lo mismo, y ésta vez son mucho más difíciles, y aquí es donde se pone a prueba la pericia del jugador, con persecuciones de un Mario Oscuro, con fases de tiempo muy limitado, con zonas ocultas accesibles sólo para los más hábiles,... Y así, esta segunda ronda dobla la duración de la primera, más aún contando con que muchas de las nuevas fases requieren Medallas para desbloquearlas, Medallas que a razón de tres por pantalla suponen varios de los desafíos más notables del juego, tanto a nivel de habilidad como de observación.



Super Mario 3D Land no está concebido para ser la nueva revolución del plataformas 3D como lo fuese -y consiguiese- Super Mario Galaxy, sino que es un perfecto juego portátil, y una oda a todos aquellos jugadores de los clásicos de la saga, basándose sobre todo en Super Mario Bros. 3, en sus bloques de notas musicales, en sus jefes de fortalezas, en sus barcos flotantes como final de mundo, y por encima de todo, basándose en la superioridad que da el traje de tanooki sobre el resto de power-ups.

Son sólo un par de asuntos los que empañan a este Mario más que a ningún otro, y uno en realidad, es perdonable porque ha pasado siempre, que es esa ventaja desproporcionada que da la cola, como en Super Mario Bros. 3 la daba, como la capa en Super Mario World o las orejas de conejo en Super Mario Land 2. Siempre ayuda poder planear para la precisión en los saltos, y aquí no es una excepción, dejando a la Flor de Fuego y al Bumerán en lugares muy secundarios, donde sólo servirán para conseguir algunas medallas. La segunda pega, algo que ya ocurría en parte con Galaxy 2, es que los niveles, tanto los de la ida como los de la vuelta, son olvidables. No por un mal planteamiento, sino por falta de personalidad -aunque resulte curioso hablar de personalidad en cuanto a escenarios...-, donde la banda sonora tampoco ayuda, apelando a la nostalgia con versiones de temas clásicos, pero sin nada destacable entre lo nuevo salvo el tema principal.

Pero que estos pormenores no os engañen, volvemos a decir que Super Mario 3D Land se ha concebido buscando la perfección como juego portátil, buscando también aprovechar lo que hace única a Nintendo 3DS. Fases en perspectivas en las que el 3D se hace necesario, pantallas cortas y rejugables hasta el infinito, sin necesidad de aspavientos giroscópicos pero integrando StreetPass en batir récords de rivales fomentando speedruns... Completo y perfecto a su manera, Super Mario 3D Land es un gran homenaje a lo clásico, pero se puede llegar mucho más alto sin mirar tanto al pasado.

NOTA FINAL: 9
9

/ 10


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