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Analisis Ridge Racer 3D 3DS

Martes 12 de Abril de 2011 por El Hombre Elefante
No, ya no estamos en 1999 y Kruder & Dorfmeister ya no llenan las pistas de baile como antes. Tampoco nos impresiona la tecnología de los mini-disc, ni vemos una PlayStation gadget trendy de cultura de club. Pero Ridge Racer, y sus alocados 90, con ese extraño equilibrio entre la cultura geek japonesa y la vanguardia aspiracional, sigue teniendo un recuerdo impoluto, imborrable, para los que aquellos crepusculares 90 fueron algo especial.

Ridge Racer llegó a 3DS de forma ignominiosa: menospreciado desde su anuncio (y con el ejemplo de Ridge Racer DS, justificado estas sospechas), parecía difícil que un 'simple' rebozado de las entregas clásicas con la tecnología estereoscópica terminase convirtiéndose en uno de los lanzamientos de mayor calidad y profundidad. Esto a su vez dice mucho del catálogo inicial de Nintendo 3DS pero ante todo, permite que sigamos guardando nuestros respetos a un legado de conducción arcade que se niega a claudicar.

Todo vuelve y RR3DS ha sabido cómo. Se ha perdido un poco de cultura de club, el juego tiene un aspecto hermético, de producción B, pero sus prestaciones son alucinantes: se trata de uno de los mejores arcades puros publicados en los últimos tiempos, aunque sea a base de rebozar y utilizar viejas glorias.

Efectivamente, Namco ha exprimido los capítulos de PSX (especialmente inspirándose ne Ridge Racer Revolution, el mejor capítulo de la saga a nivel de circuitos) para incluir no más de dos docenas de circuitos con ediciones espejo incluidos y el clásico capitalismo salvaje con los vehículos, que podremos adquirir a base de ganar carreras. Pero todo esto es indiferente: tu vehículo de aerodinámica imposible, su imperecedero diseño de pistas y el sistema de recompensa y equilibrio de turbo y derrape lo convierten en pura perfección minimalista, puro Pac-Man, puro Namco, o la vieja Namco.

RR3DS sabe utilizar su baza tridimensional: en carrera, y aunque la vista en tercera persona pueda marear, la ausencia de proyectiles y conchas azules con las que Nintendo jugará muy inteligentemente dentro de pocos meses, se ve suplantada por helicópteros impertinentes, confeti lanzado por el público y los derrapes de los vehículos rivales. Sorprende por lo estético y lo sutil y lo mejor: no ha provocado ninguna desgracia.

También puede enorgullecerse de ser completo y sus últimos niveles en alta dificultad, diabólicos. Existe un parecido razonable con las entregas de PSP, y una aún más cuestionable calidad técnica, teniendo en cuenta su parecido y siendo estos juegos con un motor técnico de hace 7 años, pero la excusa de un nuevo hardware y la inversión que supone en conocer esta nueva tecnología suele obligar también al consumidor de esta nueva plataforma a ?asumir? la desidia. Eso sí, aunque se venda al mismo precio que la superproducción.

No tiene online. La descarga de fantasmas mediante Street Pass sigue siendo insuficiente, tras la demostración de posibilidades de Super Street Fighter IV 3D Edition y la cultura de club ya parece muy lejana. Nos jubilamos de la noche, pero Ridge Racer cuanto más puro se vuelve, más nos recuerda a Photek, a Orbital y a cuando los arcades de carrera nos gustaban de verdad.

NOTA FINAL: 8
8

/ 10


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