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Analisis Okamiden DS

Viernes 25 de Marzo de 2011 por Víctor Junquera
Realmente es una pena, cuando un juego llega tanto al corazón de los usuarios pero, de extraña forma, no acompaña en ventas. Quizás no haya alcanzado el estatus de juego de culto como las obras de Fumito Ueda, pero si hay un título que pudiese haber significado el equivalente a un Zelda en PlayStation 2, ese fue Okami, la última obra del difunto Clover Studio que posteriormente fue llevada a Wii readaptando el control.

Ese feeling zéldico traído por la ambientación bucólica y alegre, aunque basada en contextos y mitologías muy distintas, hizo que viviéramos la aventura de la diosa del Sol y su Pincel Celestial de una forma irrepetible, aunque el tiempo ha demostrado que no es tan irrepetible. Nueve meses más tarde de los hechos de esta aventura que muchos recordamos con cariño, vuelve la tragedia, pero Amaterasu no está disponible para salvar Nippon, así que nada mejor que enviar a Chibiterasu, su hijo, una versión en miniatura para resolver un problema algo más pequeño en una consola portátil.

Porque Okamiden podría ser perfectamente un port con las consecuentes reducciones, ya que conserva todo lo que gustaba del original, con un extra de adorabilidad, porque, otra cosa no, pero el pequeño cachorro blanco será capaz de sacarte los colores en más de una ocasión, sin necesidad de hablar. Porque dios Sol o no, sigue siendo un Nintendog juguetón, pero con superpoderes.

Okamiden es, al igual que su versión crecida, un Action-RPG que a todas luces recuerda a uno de esos Zelda 3D post-Ocarina, aunque poco o nada tiene que ver con Phantom Hourglass y Spirit Tracks salvo un apartado gráfico en cel-shading que nos muestra cosas pocas veces vistas en la portátil, así que recibir un gran exponente de este género tan vacío en DS, aunque sea cerca del final de su vida, es casi una bendición, y poco importa que 3DS esté ya entre nosotros, cuando de hecho es uno de esos juegos que agradecen el uso del joystick de la nueva consola.

Veremos la acción en la pantalla superior, mientras que en la inferior tendremos siempre presente el mapa y el inventario, además de unos botones táctiles direccionales que controlan la cámara, que dicho sea de paso, es una de las grandes taras del juego, tanto por su inaccesibilidad como por su don de la inoportunidad en momentos clave, por mucho que intente ayudar en combate autoenfocando a medias a los enemigos más cercanos.

Volviendo a la acción, será al pulsar uno de los dos botones superiores cuando se produzca un intercambio de pantallas y podamos usar el stylus celestial para activar las habilidades de Chibi, que no distarán mucho de todas las que podía llegar a emplear Amaterasu en la aventura original. Desde cortes, a hacer florecer cerezos y purificar zonas concretas, o reconstruir objetos rotos y manipular elementos como el agua y el fuego, aunque en muchas ocasiones no detectará con toda la precisión que nos gustaría, formas como la de la bomba.

La principal novedad será el poder controlar a un aliado que nos ayudará a resolver puzles como lo hacía Zelda en Spirit Tracks, a base de marcarle un recorrido en pantalla con el pincel celestial, aprovechando las habilidades únicas de cada uno de los que nos acompañarán en la aventura según la situación, y también realizarán movimientos puntuales en los combates al final del combo básico de ataque, que intervendrán tanto en la puntuación y recompensa finales como el tiempo que hayamos tardado en despachar a los enemigos o el daño que hayamos recibido de éstos.

Okamiden podría haber sido uno de los títulos 10/10 de Nintendo DS, pero por muchos aspectos impecables que tenga, teniendo casi todos que ver con su apartado artístico, gráfico y sonoro, son muchos pequeños fallos los que empañan el conjunto total. Y es que durante la mayoría del juego, es imposible quitarse de la cabeza esa sensación de de-make, de port a una plataforma inferior aunque intentando mantener todos los contenidos posibles. Y aunque lo intenta, y lo hace muy bien, no se puede intentar llegar al nivel de una gran producción con mazmorras, aunque variadas, muy lineales, con jefes finales, aunque grandes y espectaculares, de mecánicas absurdamente sencillas y repetitivas, y con un control que bebe de una idea que no sabe aprovechar.

Podríamos extender esto con decenas de virtudes y defectos a partes iguales, pero nos quedamos con la conclusión de que Okamiden es una aventura que merece ser jugada a pesar de sus carencias, sobre todo por los fans del original.

NOTA FINAL: 7
7

/ 10


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