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Avance Xenoblade Chronicles X ,WIIU

El JRPG con el que soñamos desde hace una década.
Miercoles 25 de Noviembre de 2015 por Víctor Junquera

Xenoblade Chronicles X está a punto de llegar, y después de mucho tiempo, de varios altibajos, es difícil saber dónde están las expectativas. El último de los juegos Made in Nintendo de aquel mítico Nintendo Direct que diera tantos motivos para hacerse con una Wii U (quedaría lo que queda de aquel Shin Megami Tensei X Fire Emblem, pero es cosa de Atlus) es seguramente el más grande y ambicioso de todos ellos, y también el que apunta a un público más reducido. Pero ya os puedo adelantar que quien haya esperado por este juego para hacerse con una Wii U no se va a arrepentir, seguramente es justo lo que espera.

 

Xenoblade Chronicles X bebe de su antecesor, el Xenoblade original de Wii (y New 3DS), de muchas formas, pero a la vez sorprende que sea tan diferente, y eso que para estas impresiones previas al análisis 'apenas' llevo veinte horas en las que ya he caminado, combatido y hablado mucho, he visto a criaturas gigantes por el planeta Mira y me he cruzado por error con más de una de un nivel aplastante, pero aún no he conocido a toda la banda, aún no he explotado todas las posibilidades del combate, aún no sé adónde me conduce la historia, y sobre todo, aún no he conseguido mi propio Skell (Doll en la versión japonesa), uno de esos robots voladores personalizables y transformables que nos desencajó la mandíbula hace ya casi tres años.

 

La mayoría de la fauna (y flora) no nos molestará mientras hace su vida, pero un mal disparo y un bicho de Nv90 te pisará con ganas.

 

Sí, con respecto a aquello que vimos, ha habido un ligero downgrade. Tampoco es nada tan exagerado como se creía, pero cabe entender que un mundo tan inmenso, variado y lleno de vida como es Mira ha de tener alguna limitación por algún lado, y sí, Xenoblade Chronicles X utiliza ciertas trampas técnicas para lucir así, pero no hay molestia en ellas y funcionan tanto para que todo esto sea posible como para hacer que prestemos atención a lo realmente importante. En ciertos aspectos puede recordar a algún juego de hace muchos años. Hay algo de popping (la aparición espontánea de ciertos elementos en la lejanía), hay cierta carga de texturas, y muchos de los personajes que pueblan Nueva Los Angeles aparecen de la nada cuando algún icono de acción con ellos ya había aparecido con anterioridad, pero como decía, hay que ir a lo importante.

 

No es que cada enemigo, cada brizna de hierba o cada montaña estén ya cargadas automáticamente tras el Press Start, pero el juego sabe distraer bien la atención de todo esto mostrando indicadores que sustituyen a esos puntos de atención. Deambular por un mundo gigantesco recogiendo puntos de luz que representan ciertos materiales es una de esas distracciones, así como mostrarnos ciertas características de los enemigos antes incluso de que veamos a los propios enemigos, sólo para saber si nos conviene o no meternos por cierta zona, si son enemigos mansos, si atacan al vernos, si atacan en manadas,... Lo más grande e imponente siempre está ahí para dar sensación de inmensidad, los enemigos gigantescos o los puntos de interés que se suponen formaciones rocosas imposibles en el horizonte, y todo eso funciona como la distracción perfecta para que no te importe nada más.

 

Hay mucha información en pantalla, muchos comandos, muchas artes. Pero tenemos todo el tiempo del mundo a aprender sin que nadie nos enseñe.

 

Al fin y al cabo, no estás en Xenoblade Chronicles X de visita. Cuando todo lo que hablaba hasta ahora parecía algo ligeramente continuista con respecto al Xenoblade original, cuando llega la hora de hablar sobre la trama llegan las novedades, o más bien de su desarrollo. Con todo lo inmenso que era, Xenoblade era al fin y al cabo, lineal. Sube por el Bionis, consigue tu objetivo, sube por el Mekonis, consigue tu objetivo, etc. Claro que entre todo eso cualquier cosa podía pasar, y tanto giro de guión y situación épica cada poco tiempo era lo realmente impresionante, y aquí por el momento falta, pero el planteamiento es muy diferente. No comenzamos como un elegido, no tenemos una búsqueda personal motivadora, ni mucho menos. Somos un soldado más que busca que la raza humana se asiente en un planeta desconocido y hostil, y para eso, salimos de expedición con varias tareas bien diferentes, aunque todas ellas compatibles.

 

Podemos recorrer Xenoblade Chronicles X sólo en busca de las misiones principales bien indicadas, pero en seguida nos quedaremos cortos de nivel y tocará 'grindear'. Para evitar esto, hay que meterse en el papel y tratar de hacer de todo un poco. Recolectar datos sobre lo que pasó, buscar más supervivientes, acabar con amenazas de monstruos 'Magnos' (los que tienen un nombre concreto, mucho más duros que los normales), extraer materiales y, casi lo más importante de todo, expandir mediante balizas el rango de detección de B.L.A.D.E. (el organismo para el que trabajas), o lo que es lo mismo, acabar con la oscuridad del mapa a medida que consigues nuevos puntos de viaje rápido para facilitar el seguir haciendo misiones.

 

Cartoñeco loli con horquillas de Monado. Aún no hay relación con el anterior juego confirmada o desmentida, pero hay intriga.

 

Sí, tu protagonista mudo creado por tí es un recadero, el mayor de los recaderos de la historia del videojuego, pero en este caso tiene una justificación, y como decía, lo importante está bien resaltado para no obviarlo nunca y saber que bien cerca tienes siempre algún objetivo para conseguir que las horas se pasen volando. Hay historia detrás de todo este recadeo, y por supuesto no os la voy a desvelar, pero sí que es cierto que al no tener esa linealidad de Xenoblade, se presenta con un ritmo más diferente, pudiendo incluso llegar a ciertos puntos importantes sin haber pasado por otros. También os puedo decir que, aunque aún no he arañado más que la superficie, se intuye algo muy, muy grande.

 

Por ahora, Xenoblade Chronicles X tiene varios de los mayores aciertos del género y otros tantos factores que podrían ser de los más cuestionables. Es cierto que sus personajes son inexpresivos a más no poder y sus animaciones en secuencias son dignas de un Cartoñeco (ver Mario & Luigi Paper Jam Bros.), secuencias en las que además transcurren diálogos lentos que sólo nos hacen tener ganas de seguir explorando. En el fondo tiene cierto encanto que nos devuelvan a una época anterior en este aspecto, pero sin ánimo de justificarlo, en un mundo con monstruos, robots y armaduras en el que no tenemos mucho que decir, todas estas expresiones no importan tanto.

 

Desde el cielo impresiona, pero los paseos por tierra no dejan indiferente a nadie.

 

Vaya, parece que me estoy dedicando a detallar lo que hay entre las costuras del juego sin apreciar todo lo que ofrece, pero la realidad es que hasta este momento estoy atrapadísimo en Mira y también hay que ser capaz de apreciar todos los esfuerzos que hace Xenoblade Chronicles X por mantener ese enganche. Sin darle importancia a todos esos truquillos técnicos, es innegable que es impresionante, y cada giro de cámara, mires hacia donde mires, da un resultado sobrecogedor. Y son muchas las virtudes de un juego que siempre hace lo posible por agilizarte procesos, que busca que cada minuto invertido sea bien recompensado aunque no sea de forma inmediata, y que a medida que se abre más y más el mundo y se hace más grande, te da más herramientas para recorrerlo más rápido, pero contando también con que, cuanto más en detalle miras, más sorpresas encuentras.

 

Xenoblade Chronicles X puede parecer algo caótico por la cantidad de información en pantalla y las pocas explicaciones que dan a modo tutorial, pero es algo que llevamos mucho tiempo pidiendo. No se hace imposible en ningún momento, pero enseña bien al jugador a que sepa cuándo es bueno dar media vuelta y buscar otros quehaceres. El sistema de combate es una compleja mejora del anterior, y aquí se añaden clases y subclases, habilidades y artes específicas, un equipamiento más completo,... Y todo se puede gestionar desde la misma pantalla de juego sin tener que recurrir al Wii U GamePad. Querrás tener un mando de batería casi infinita como el Mando Pro para largas sesiones de Xenoblade Chronicles X, pero a la vez, siempre querrás tener cerca el Wii U GamePad para gestionar el mapa, las extracciones de recursos y los puntos de viaje rápido.

 

Para los fans de hacer el cabra en un RPG, grandes noticias. Podemos correr y subir casi por donde queramos y no hay daño por caídas. No hay excusas para no explorar.

 

Y con respecto al equipo (parte imprescindible de todo JRPG) hay muy buenas noticias que suplen con creces el 'acartonamiento' de los personajes. Es difícil no molar con cualquier cosa que te equipes, pero además, siempre puedes quedarte con tu atuendo favorito, permitiendo que cada personaje se equipe con lo que más te guste, fijando un equipo como 'ropa' mientras que sus estadísticas suben cambiando armaduras al modo normal, pero sin que lo veamos. Es decir, que si eres de esos a quien le gusta el atuendo original de algún personaje y no quieres cambiarlo, puedes seguir con él hasta el final del juego a pesar de equipar mejores armaduras. Y parece una tontería, pero es algo único en el género y que preocupa a muchos jugadores.

 

Y muy poco de todo esto se te explica, lo cuál es genial. Tenemos más de 100 horas por delante y el mundo abierto más gigantesco que te puedas echar en cara, no tenemos tiempo que perder con tutoriales guiados, y se agradece que no haya ni un solo atisbo de ello como obligación. Creo que hay alguna barrera psicológica con respecto a la duración de un juego que tiene que ver tanto con su género como con su ritmo, y por ahora, cuando en otros juegos me tendrían pidiendo la hora, estas 20 horas de Xenoblade Chronicles X se me han pasado como un suspiro, y sólo queda comprobar, no sólo si consigue mantener el tipo, sino si consigue hacer que todos los que vayamos a invertir todo este tiempo en él no nos quedemos decepcionados cuando se acabe.

 

Ahora mismo tengo una extraña sensación que espero aclarar durante los próximos días. Con las exigencias al videojuego de hoy en día puede que a muchos les choque algo así, pero tengo la sensación de que aunque ha tardado en llegar, Xenoblade Chronicles X es exactamente el juego con el que soñamos los fans del JRPG hace diez ó quince años, cuando todo eran grandes intenciones sometidas a limitaciones.


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