1. Mundogamers
  2. Avances
  3. PS4

Avance Persona 4 The Golden ,PS4,PC,PS3,X360,XONE

El shooter que te sacará de la cobertura y de tu desidia por el género
Martes 28 de Mayo de 2013 por Alejandro Pascual

Wolfenstein: The New Order abre en un bombardero de la Segunda Guerra Mundial disparando cazas futuristas y luchando contra nazis y monstruos robóticos. Es la definición pura de “diversión”.

 

Sin embargo, no puedo evitar sentirme frío al contemplarlo todo.

 

Nosotros somos Blazkowicz, soldado norteamericano que lucha durante una Segunda Guerra Mundial que se está alargando más de lo esperado. Los nazis están cometiendo crímenes contra la humanidad para desarrollar supersoldados y por algún motivo en menos de un lustro han desarrollado una tecnología superior a la nuestra setenta años después. Tras un accidente, Blazkowicz despierta para darse cuenta de que la guerra ha terminado y los nazis han ganado. Es la clásica premisa para una obra que no se tome muy en serio a si misma, que sepa reírse de todo y de todos y que tenga suficiente humor como para poner Boom Boom en su tráiler mientras el protagonista saca una motosierra.

 

Y sin embargo, no puedo evitar sentirme frío al contemplarlo todo.

 

Si Thief supone un conflicto entre mecánicas y diseño, mi gran problema con Wolfenstein: The New Order viene de su tono. La parafernalia nazi, el científico malvado con el rostro demacrado, la frase “escoria nazi” que dice Blazkowicz al acuchillar a una víctima en la garganta… todo ello grita humor negro y me dice que esto supone un regreso nostálgico a aquella época donde no había que preocuparse por tonos de gris al medir la moral y simplemente éramos nosotros contra ejércitos de demonios surgidos del infierno o una horda de nazis a las órdenes de robo-Hitler.

 

Pero luego está el resto del juego.

 

 

La fotografía de tonos ocres y sombras duras acompañada de una banda sonora post-rock se suma a un protagonista que reflexiona para sí sobre la naturaleza de la guerra y sus horrores, las víctimas que causan y el espíritu de la venganza. Los violines suenan estridentes mientras el susodicho científico nazi me pregunta a quién de mis aliados quiere que mate y me llegan demasiados mensajes al mismo tiempo: ¿me tengo que tomar en serio esta escena? ¿De verdad va a tener un impacto en la historia? Y sobre todo ¿por qué debería importarme ninguno de estos hombres si apenas les conozco? Luego realizo mi elección basándome simplemente en criterios estéticos y la cinemática consecuente pone a Blazkowicz en primer plano contemplando con horror como si estuviese asistiendo a una violación. Termina la primera sección del juego y, mientras aparece el título en tono solemne, una guitarra eléctrica insiste que esto va en serio.

 

Cuesta ignorar la trama y su tono porque en este caso tienen mucha presencia, que no peso. A cada paso que se da veo diez motivos para creer que esto es una parodia y otros diez para pensar que no, contribuyendo a una nada grata confusión.

 

Saltemos a las mecánicas. Este título carga con el nombre del gran padre del género, pero más que renovar logra diluir una serie de ideas interesantes al nunca poner mucho interés en ninguna de ellas. La vida regenerativa es cosa del pasado, y tenemos contadores de salud y escudo que sólo podemos regenerar consumiendo ítems, pero son tan abundantes que al final la tensión que debería causar esta ausencia de seguridad acaba convirtiéndose en una molestia. La munición es escasa y los enemigos abundantes, a lo que el juego invita a pasar al combate cuerpo a cuerpo ya que Blazkowicz es un fiera con la navaja: un toque de botón bien pulsado acabará con cualquier nazi que ose interponerse en nuestro camino. Sin embargo nuestra salud desciende rápidamente y las balas, cosas de la realidad, recorren el espacio en un instante, de modo que tenemos que ocultarnos tras coberturas como en la inmensa mayoría de shooters.

 

 

El título muestra una cierta ambición al querer poner al jugador en tantas situaciones distintas como sea posible, y si bien al principio somos un soldado paseando por los pasillos de un castillo nazi no tardaremos en infiltrarnos en escenarios abiertos para eliminar generales o buscar objetos clave. Estos momentos de promesa invitan a explorar y ser creativo, pero una vez más cada una de estas pequeñas partes acaba pasando con tanta brevedad que apenas da tiempo a degustarlas.

 

Tan sólo pude probar Wolfenstein: The New Order durante sus dos primeras horas, de modo que puedo equivocarme. Quizá a la tercera hora vaya la vencida y el juego muestre sus verdaderos colores. Queda claro que este perro viejo aún conoce unos cuantos trucos, pero su dueño no parece saber aplicarlos. El eterno conflicto de su tono, el si es una comedia o un drama, un shooter tradicional o moderno, juega en su contra y acaba dando una experiencia que, al menos a primera vista, no parece conocer su propio nombre. En mi cabeza es ese juego tan maravilloso que nos prometen al ritmo de Boom Boom.

 

Espero que sea así.


<< Anterior Siguiente >>