Es fácil decir que The Legend of Zelda: Skyward Sword es todo lo que Twilight Princess debería haber sido, pero en absoluto es algo gratuito. Un juego salió en la cuna de los juegos sensibles al movimiento, mientras que el otro llega en la cúspide. Y así, tras ver la primera hora y media, podemos decir que Skyward Sword es perfectamente el juego más pulido (casi diríamos el único) que es capaz de dominar el arte del Wiimando como Miyamoto debió de visualizarlo en su cabeza hace tantos años ya.
Mover el mando como si fuera el brazo y la espada de Link es una de esas sensaciones tan sorprendentes que pensábamos vivir algún día cuando soñábamos con las posibilidades de Wii. Es más, su resultado deja al sistema de cortes de Metal Gear Rising (hasta que éste demuestre lo contrario) a la altura del betún. Realmente uno vive en este nuevo Zelda la sensación de sujetar una espada y un escudo y dar tajos en el ángulo que se quiera. Y aquí es cuando uno se da cuenta que desde el laureado Ocarina of Time ha pasado realmente mucho tiempo.
Aun así, aunque todo hay cambiado y estemos en el cielo y Zelda y Link sean amigos de la infancia, etcétera, hay cosas que ya son de libro. Empezaremos la aventura durmiendo con una carta que nos invita a cumplir una promesa con nuestra amiga (que ya no princesa) Zelda, para prepararnos antes de una prueba importante que nos armará como caballeros celestiales. En el camino ocurrirá de todo, desde los tutoriales más clásicos a otros que realmente nos sorprenderán cambiando muchos esquemas de juego, y es que ahora Link puede esprintar entre otras acciones que consumirán una especie de círculo con quesitos. También veremos su punto naif con riñas de patio de colegio que tendremos que solucionar antes del campeonato y, luego, por supuesto, está la gran tensión con esa "amistad" entre la pareja protagonista que tiene un par de momentos que sacan los colores a nuestro niño interior, ése que sale a la luz con los recuerdos acumulados de toda esta leyenda.
Hablando de leyenda, los más veteranos y perspicaces van a descubrir el metajuego en que se ha convertido Skyward Sword casi desde el minuto uno, con referencias y detalles a todos los Zeldas habidos y por haber, y es que Skyward Sword está concebido cronológicamente y dentro del universo en el que se basa como el primero de todos, por lo que todo fan debe estar ansioso por ver si el argumento depara alguna sorpresa que haga que todo tenga sentido.
Las dos principales referencias que siguen vigentes pero totalmente cambiadas son nuestro medio de transporte y nuestro acompañante. Con el cielo como protagonista, no hay mejor medio que un ave, llamado pelícaro (y con el que se crean lazos desde pequeño en plan Avatar) para llevarnos a cada una de las islas que se elevan a los cielos. La historia, dentro de lo que podemos contar, divide este lugar protegido por la Diosa, del submundo, algo así como la tierra, donde se desarrolla la aventura principal, quedando el reino celestial relegado un poco a un refugio al que podremos acceder en ciertos momentos para realizar compras y cosas por el estilo.
En cuanto a los rumores acerca de nuestro nuevo guía por el mundo celestial, tal y como se pudo teorizar con la ilustración que se mostró hace meses, tendremos un extraño ente que alberga en nuestra espada que tiene por nombre Fay. Hará las veces de Navy, pero os podemos asegurar que rompe el esquema tradicional con una valentía que nos ha dejado sorprendidos. Fay parece más una inteligencia artificial que el clásico ente de la naturaleza al que estamos acostumbrados. Nos da estadísticas ultra detalladas de cada uno de nuestros actos así como información técnica y personal de cada personaje de la aventura. Y todo lo hace con una falta de emotividad y un tono de voz que casi recuerda a GLaDOS. Además, viendo los primeros detalles acerca de su procedencia y de los motivos por los que nos ayuda, nos da en la nariz que Fay se guarda muchos secretos y que tendrá un papel bastante importante en la aventura.
Esta primera hora y media con Skyward Sword nos ha quitado toda la sed, el hambre y las dudas acerca de la historia del título. No hemos querido centrarnos tanto en los combates o en su estilo gráfico, ya que llevamos hablando de él desde la primera vez que pudimos jugar en el E3 2010. Desde entonces, puede parecer que Zelda no ha cambiado mucho, pero eso es sólo un espejismo. No sólo ha tenemos la opción de quitar esa sombra del mando de la pantalla que tan poco nos gustaba, aunque se puede elegir jugar con ella, sino que la evolución del WiiMote Plus se ha perfeccionado hasta el extremo, y su estilo gráfico más de dibujo animado se ha transformado en un estilo artístico puntillista. No vamos a caer en el tópico de decir que Skyward Sword puede ser el Zelda definitivo, más aún cuando ya tenemos vistas del siguiente sin haber llegado este aún a nuestras manos, pero es uno de los Zeldas más divertidos de jugar, de explorar y de vivir, digno de todo lo que se esperaba de él. Qué más se puede decir.