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Avance Pikmin 3 ,WIIU

El remake de Pokémon Rubí y Zafiro ya está a la vuelta de la esquina, ¿habrán cambiado mucho los juegos en estos diez años? La verdad es que sí.
Viernes 07 de Noviembre de 2014 por Bruno Louviers

Mucho se le ha criticado a Nintendo la conferencia del E3. Mucho se ha hablado de que si Nintendoland fue una decisión algo bajonera para el jugador que estaba esperando un megatón que pusiera el broche a la charla, que los títulos third party que aparecieron estaban bien pero no mataban y también hubo quien se quejó de que no veía un Zelda en la lista de juegos que estaban por llegar.

 

Podemos darles la razón en gran parte de este planteamiento, pero también es cierto que Nintendo jugó sus principales bazas en los primeros compases del evento. De hecho, dos de las mayores llegaron en aquellos minutos iniciales de la charla (el Super Mario Bros U que todos nos olíamos, por ejemplo). Pero fue Pikmin 3 la encargada de abrir la cita y lo fue porque es un título especial para Nintendo.

 

El juego marca el regreso de Miyamoto a lo que él llama “desarrollos pequeños” y supone el rescate de una saga abandonada durante muchos años. Desde 2004, para ser más exactos, cuando apareció Pikmin 2 en Gamecube no habíamos vuelto a tener noticias de lo que Nintendo se traía entre manos con la saga, hasta ahora.

 

Los pikmins roca son el nuevo añadido al título. Nos ayudarán a destrozar muros gracias a su ruda complexión

 

Lo que nos ofrece Miyamoto con la tercera entrega es un producto que bebe, por supuesto, de las raíces de la saga y lo hace aprovechando el subidón gráfico que le otorgan las nuevas posibilidades de Wii U. Hasta podríamos decir que este Pikmin 3 es el juego first party de Nintendo en Wii U al que mejor le sienta la alta definición por un motivo muy sencillo. Si bien los Mario, Zelda (cuando se anuncie) y otros títulos han hecho uso de una paleta gráfica destinada al diseño de brocha gorda y, aparentemente, poco detallado, en Pikmin hay multitud de pequeñas cositas a las que prestar atención, comenzando por los propios bichitos que pueblan la pantalla.

 

Se me hace difícil encontrar un "enemigo" al que me den más ganas de abrazar. ¿Nos estamos volviendo unos flojos?

 

Que sí, que jugar a Pikmin y recrearse tanto con los personajillos de colores como con todos los detalles del escenario es una gozada y una demostración más de que si Nintendo no persigue la excelencia gráfica es porque no le interesa, ya que tiene capacidad sobrada para hacerlo.

 

El juego en sí mismo no ha variado en exceso. Los pikmins, esos seres adorables y a los que te encantaría tener de okupas en algún rincón de tu casa para que te alegraran el día, se encargan de amenizarte la partida. Llega un momento en el que casi que te da igual si estás consiguiendo tus objetivos o los estás tirando por la borda mientras puedas seguir disfrutando de ese grácil movimiento de las tropas por la pantalla. En ese aspecto, recuerda a los Lemmings, si echamos la vista muy para atrás, pero no anda muy desencaminado de ese modelo tan de moda en plataformas portátiles que abusa descaradamente del protagonista adorable para conseguir que el usuario suelte la pasta.

 

La propuesta de Pikmin 3 no supone una ruptura con sus predecesores. Es una puesta al día de la saga con algún añadido –el pikmin roca de color negro que nos servirá para derribar muros- y poco más. Parece como si Nintendo hubiera decidido que no hacía falta retocar en demasía el planteamiento mientras el acabado gráfico estuviera a la altura de las circunstancias.

 

El apartado gráfico es de lo mejorcito que se vio en los títulos que presentó Nintendo en el E3. Una buena muestra de que, cuando quieren, pueden.

 

Pero no es oro todo lo que reluce en Pikmin 3 ya que su sistema de control es, muy posiblemente, su punto más flojo. El jugador interactúa con el título mediante el Wiimando, que se utiliza como cursor para ir dando órdenes a los pikmins en pantalla mientras con el nunchuk se controla al protagonista, que se mueve a su antojo por todo el escenario. No deja de ser una apuesta típica de Nintendo, un planteamiento clásico para cualquier juego de Wii.

 

El problema viene cuando  dicho control se hace algo incómodo. Si en una partida de diez minutos ya resultaba algo cansado mantener el mando de cara a la pantalla, me puedo imaginar el resultado después de un par de horas de partida.
Es una lástima, porque el mando tableta le viene que ni pintado a la propuesta del juego. En Pikmin 3 está pensado para que la pantalla sirva de vista cenital del mapa pero si Nintendo hubiera dado un paso más allá para utilizar ambos sticks (uno para el control del protagonista, otro para señalar en pantalla), la jugada habría sido redonda y el control mucho más amable.

 

Un pequeño borrón para un título que, sin ser la repanocha, es una buena muestra de por dónde pueden ir los tiros a nivel gráfico en Wii U y que además mezcla con gracia un género hardcore como el RTS con un planteamiento dirigido a todos los públicos. 


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