Avance Spec Ops The Line ,PC,PS3

Cuán cierto es que nuestros actos tienen consecuencias. A veces son las deseadas y otras impredecibles y desagradables. En un tema tan habitual y hasta insensibilizado hoy en día como es la guerra se puede uno imaginar la clase de consecuencias que pueden encontrarse. Llevamos toda una generación viviendo una harta estela de shooters de temática bélica en la que nos enfrentamos a conflictos terroristas u operaciones de espionaje. Simplemente nos dejamos llevar por el mapa dejando un reguero de enemigos a nuestro paso que nos conduzca a un desenlace.

En el caso de Spec Ops: The Line algo es diferente. Se trata de un shooter que nos introduce en la piel de un soldado, sí, pero nada más comenzar la partida y ponernos a los mandos podemos percibir algunas diferencias. Si no se puede innovar en jugabilidad o reinventar el género, busquemos algo que no se muestre normalmente, descubramos el matiz que diferencie este título de la ristra de los que lo rodean. ¿Y si cada bala que disparásemos fuese cuestionable? Puede que el momento y la forma en la que reaccionemos a una situación hostil nos lleven por un camino u otro y nos ponga en una situación más fácil o extrema. Eso es lo que nos proponen en 2K: no es solo un juego, siente el conflicto, aprende que tus actos producen consecuencias.

En una historia donde los giros argumentales nos permitirán empatizar con el personaje, Walker, y sentir la confusión, el desconcierto y la presión de la toma de decisiones, podemos notar una clara intención de romper con el hábito. Cada paso dado en Spec Ops nos prepara un replanteamiento de la situación. En quién confiar y cómo dirigir a nuestro equipo, serán algunos de los planteamientos que nos surgirán durante el desarrollo de la acción.

¿Quién es el verdadero protagonista de Spec Ops: The Line? Ni las balas, ni los soldados. La crudeza, el horror y la confusión son los nombres que dan sentido a la obra. Dejando de lado lo visto en otras franquicias en que solo debemos disparar a lo que se mueva delante de nosotros en una historia lineal, nos enfrentamos a un cambio en el mundo de los shooters. Tendremos situaciones en que nos enfrentaremos a elecciones de cómo proseguir, matar o no matar o decidir quién muere. La presión de algunas de esas decisiones irán haciendo mella en nuestro grupo, dejándonos ver pequeñas rupturas en el equipo y la perdida de la confianza en ellos mismos y en los otros dos.

Otro aspecto importante de Spec Ops es la presencia y peso de los civiles, ya que protagonizarán algunas de las situaciones de conflicto moral e indecisión. El contenido emocional es la apuesta de 2K haciéndonos sentir responsables de la fealdad de la guerra. Marchan los héroes de barras y estrellas y dejan paso a los peleles desesperados por sobrevivir y contestar a la pregunta ¿qué hago aquí? Y es lo que ha de demandar el jugador, variedad, riesgo. Que los shooters funcionan por sí solos es un hecho, pero echando algunos ingredientes fuera del género, podemos añadir sensaciones y experiencias más allá del derroche de adrenalina puro y duro.

Con todo eso nos adentran en el mundo de Spec Ops al frente de un equipo de rescate en Dubai donde nada es lo que parece y cada paso que damos es cuestionable. El desarrollo de la acción parece marcar no solo al jugador, si no a los personajes con los que interactuamos. El entorno, inestable y salvaje, no nos permitirá relajarnos, y una y otra vez nos vemos rodeados de banderas del revés y dudas acerca de apretar o no el gatillo.

En 2K nos presentan una realidad en la que las mecánicas ya están inventadas, la temática sobreexplotada, y la intención es la de impactar al jugador con las herramientas que uno tiene. La cruda realidad de la guerra, la debilidad del ser humano (por muy soldado que sea), la manta de la mentira y la marca de la conciencia ante cada decisión. Estamos expectantes por conocer la obra completa y experimentar el peso real de una bala.