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Avance Dragon's Dogma ,PS3

¡Pues no está nada mal!
Martes 17 de Abril de 2012 por Alejandro Pascual

El otro día, mientras jugaba a Dragon´s Dogma, pensé en una estadística que es básica a la hora de enfocar la relación entre la habilidad y dificultad en los videojuegos. Si la dificultad es superior a la habilidad, el juego es demasiado frustrante. En el caso contrario, la experiencia se torna aburrida. 

 

En uno de esos casos en los que uno deja volar su imaginación y piensa en cómo haría él un videojuego, mi ideal siempre rompe esta estadística. No podrías ir siempre corriendo porque te cansarías demasiado. Las distancias serían difíciles de batir. Y la muerte podría ser permanente. 

 

Dragon's Dogma juega con la estadística habilidad-dificultad de un modo que expulsará a muchos jugadores antes incluso de aceptar el reto. Intentar ir a todos sitios corriendo nos dejará exhausto, y tendremos que parar para recuperar el aliento. En el peor de los casos, nos dejará vendidos ante un grupo de enemigos que se acerque. Y es que en este mundo de criaturas mitológicas todo es hostil y el jugador se siente un recién nacido lanzado a un mundo peligroso que no le va a poner las cosas fáciles. A diferencia de un Skyrim o un Reckoning, aquí no podrás bajar la dificultad. 

 

El juego supondrá todo un reto para los usuarios.

 

Cuando compré mi primera Nintendo DS, quedé cautivado por un juego que no era, ni de lejos, el más famoso del catálogo que impulsó las ventas de la consola: Lost in Blue. Las conversaciones sobre el juego por aquella época eran curiosas; que si los niños se morían de hambre; tenías que alimentar a la chica cada cinco minutos. En el mejor de los casos, se decía de él que era un juego con la "dificultad invertida".

 

Quienes se acerquen a Dragon's Dogma, deben tener claro esto. Decir de él que la dificultad es invertida es quedarse corto. Morirás, y no de la forma en que uno muere en la saga Souls. Morirás porque estás acostumbrado a jugar a un juego de rol de la forma tradicional. Se te olvidará que hubo un tiempo donde algunas zonas estaban prohibidas porque los enemigos allí eran demasiado fuertes. Notarás que estás acostumbrado, por mucho que trolearas en los foros de medio mundo, al autonivelado. Dragon's Dogma no quiere saber nada de todo eso. Sus mensajes de carga te avisan constantemente que vayas preparado; que no hay deshonra en huir de una lucha que está perdida. Su falta de checkpoints tras cada batalla te hará recordar que hubo un tiempo donde aventurarse en lo más peligroso del mapa significaba ir dándole todo el tiempo al F5 para guardar partida rápida. 

 

 

Y, sin embargo, pese a que todo suene a clásico, esta nueva licencia de Capcom no tiene nada de ello. Ni siquiera se le puede comparar con todos los nombres que se mencionan cuando leéis algo sobre el título. Es la otra cara del rol, inventada por una compañía japonesa que, pese a que intenta mirar a Occidente en todo momento, sigue teniendo el mismo espíritu oriental. Si alguna vez te quejaste de que los juegos de rol eran profundos, sí, pero las batallas no eran divertidas ni tan épicas como el resto, Dragon's Dogma es el caso completamente opuesto. Es un juego de acción vestido de juego de rol. Hay dragones, ciudades donde comerciar, hablar con la gente, hacer misiones secundarias y elegir compañeros de equipo. Pero el golpe en la cara te lo dará cuando un compañero te impulse hacia un grifo que sobrevuela los campos, te agarres a él y le claves la espada en el pecho, mientras te agarras como puedas (mirando siempre tu barra de energía) para asegurarte de caer bien al suelo mientras os dirigís en picado. 

 

Estamos ante una nueva generación de rol profundo.

 

Dragon's Dogma no te va a poner nada fácil. Ni siquiera sus menús, tan intrusivos que en algunos momentos hay más mensajes de interfaz que pantalla de juego. Son obligados, porque hay mucha leyenda que explicar, pero nosotros preferimos ir al menú y eliminar los máximos posibles. 

 

Incluso cuando crees que ya tienes dominado el conjunto, notarás que has recopilado un puñado de misiones por hacer, pero como el juego no te señala en el mapa a donde te tienes que dirigir como el resto de juegos de rol, no sabrás ni por dónde empezar a moverte. Puede resultar extraño, si lo que quieres es jugar a ser el recadero más rápido. Pero cuando cumples una misión, simplemente, porque pasabas por allí, es cuando Dragon's Dogma despega. Y empiezas a entender que todo es más natural que una X que marca el lugar. 

 

Soy plenamente consciente que muchos jugadores no van a entender Dragon's Dogma. Es posible, incluso, que se quede en tierra de nadie. En un punto entre la acción y el rol, entre lo oriental y lo occidental, que no se sepa por dónde meterle mano. Pero los que quieran superar las hostilidades, con mente abierta y sin pensar en algo como bueno o malo por la costumbre y los cánones establecidos, verán que Capcom peca incluso de modesta a la hora de presentar Dragon's Dogma al público. Han creado una obra tan cruel como el mundo que intenta plasmar. Si lo entiendes, es posible que, no ahora, pero sí dentro de unos meses o incluso años, te des cuenta que tenías una joya entre las manos. No de esas que ocupan los primeros puestos en la tabla de ventas, sino en las recomendaciones underground por foros y artículos de todo el mundo. Y podrás decir que fuiste de los primeros en jugarlo. Así de molón eres tú.

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