Avance Animal Crossing New Leaf ,3DS

Sí, sigo aquí en VillaMG. No os lo vais a creer pero he conseguido dar al pueblo algo de diversión y no me ha costado un duro. El otro día se me presenta un sujeto y me propone montar una sala de conciertos. A mí ya me temblaba el bolsillo pensando en tener que pedirle al BCE un préstamo para acabar con mis deudas. Parece ser que este sujeto no necesita recaudar impuestos, sino que solo los permisos para construir su centro de ocio. Menos mal porque esto es como una comunidad de vecinos, cuando se lanza una derrama todos miran hacia otro lado. Y sí, de nuevo me tocaría pagar a mi. Pero bueno, el caso es que he ido casa por casa y he pedido permiso a los vecinos. Como hacen los buenos de los alcaldes cuando hay que empezar con una obra pública o se abre un bar frente a vuestra casa… ¿Cómo, que a vosotros no os preguntan? En fin, no tenía mucha opción así que recogí firmas y empezaron las obras.

Dos días de reformas, taladros, vamos todo empantanao. Y llegó la inauguración. Me puse mi mejor atuendo esperando que todo el pueblo estuviera allí pegando botes como en un concierto de Bisbal… quizá no ha sido un buen ejemplo. Había convocado a mis amigos a venir y Gracia parecía tener muchas ganas de juerga. Decía que estaba agotada de plantar flores y cazar bichejos. Finalmente llegamos los dos a la puerta de la sala y al entrar… ¡¡¡no había nadie!!! El dueño, un mono bailón y un perro pinchando. Mucho foco y mucha música pero aquello era una fiesta animal. Estuvimos bailando un poco, tomando alguna cosa. Al menos acabé con el botellón. Imaginad venir a mi pueblo y encontraros a un hipopótamo con un Whiskazo por la calle. Queda feo.

Tras ver el “éxito” de la discoteca, quede con mi amigo Victor para enseñarle mi casa y que cogiera algún que otro fruto. El pobre, en su pueblo, solo tiene manzanas. Me despisto un momento y me encuentro a mi colega haciendo un uso indebido de mi internet, así que tuve que mantenerlo entretenido. Le puse una peli en la tele y nos pusimos a tomar unas copas, preparándonos para la juerga. Ya sabéis, la costumbre de la juventud actual. Cuando parecía que la cosa se nos iba de las manos, vino Gracia con aires culturetas diciendo que quería ver museos. Si, a las 22:00 es el mejor momento para ver museos. No la culpéis, la queremos como es.

Victor tuvo que marcharse y nos quedamos “la artista” y yo. ¿Os ha pasado alguna vez que vais con una amiga y al ir a algún lugar hay un vejete intentando liaros? Pues en este caso fue el Capitán. Mientras íbamos a la isla, el tío cansino no paraba de lanzarnos indirectas. Pero bueno, el a su rollo. Aquí mi amiga tuvo una buena idea, un bañito nocturno en la playa. Y lo bien que sienta. Pescamos un poco, cazamos algún bicho raro, participamos en algún tour y cada uno a su casa. No eran ya horas de andar de acá para allá.

Bueno, bueno, que no os lo he contado. Lo que faltaba ya era que me han puesto una peluquería. Pero es una peluquería especial. Ahora voy a cortarme el pelo y todo es sorpresa. Sí, porque tú vas y en lugar de preguntarte como te gusta llevar el pelo te preguntan por tu personalidad o si vas a quedar con una tía o con tu tío Paco. Es como ir a la carnicería y que el dependiente te diga, “Te veo simpático, llévate 3 filetes de ternera”. Así que cada vez que voy me la lían. También os digo que he aprendido a valorar el pelo largo. La tía loca de la peluquera te corta el pelo y, te quede como te quede, te sopla 3000 vayas que dan gloria. Para los peluqueros no hay crisis.

Tendríais que ver mi zona comercial. Me río de Preciados o de Serrano. Tengo zapatería, ultramarinos, modistas, peluquería, inmobiliaria y sala de conciertos. No os podréis quejar cuando vengáis a verme. La verdad es que me habéis caído simpáticos. Bueno, no porque ni os conozco pero, voy a contaros que tengo una casa del sueño. A parte de parecer una sesión de terapia psicológica con su diván y todo, vale para que conozcáis mi pueblo mientras yo no esté o yo conozca el vuestro.

¿Qué más os puedo contar de mi día a día aquí? Pues que sigo dándole a la caña, cazando bichos y plantando nuevas frutas y flores. A veces suena un poco rutinario enumerar las cosas que uno puede hacer dentro de Animal Crossing, pero luego me doy cuenta de que todo lo construyo y moldeo yo. Genero anécdotas cuando invito a amigos y ellos me invitan a mi, compartimos las cosas nuevas que conseguimos. Joder, hasta nos mandamos mensajes para quedar y contarnos las cosas nuevas que hemos conseguido. Quizá el buen rollo es que poco a poco necesitamos menos trabajo para hacer grandes cosas. Comprendemos y aprendemos qué vale más y entonces la parte de pagar es más llevadera. Mientras, vemos crecer el pueblo y alimentamos ese síndrome de Diógenes que en la vida real no seríamos capaces de saciar.