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The Witcher 3: Blood and Wine

La pasión de la sangre y el amargor del vino
Martes 07 de Junio de 2016 por Álex Pareja

Es complicado ofrecer una conclusión a la altura en cualquier tipo de obra. Enfrentarte al final de una historia, tanto para los creadores como para los consumidores, es bastante duro. Además, es complicado plasmarlo por una evidente razón: puedes ofrecer algún tipo de adiós con la finalización de un conflicto concreto, pero el mundo y sus personajes van a seguir ahí, viviendo por siempre. Por eso muchas obras optan por un tipo de final abierto, o al menos con un cierre que incite a que el propio consumidor pueda hacer sus propias teorías o reflexione sobre todo el camino.

 

The Witcher 3: Blood and Wine, es ese adiós a uno de los mejores juegos de los últimos años. Y no lo digo yo, lo han dicho sus propios creadores en infinidad de ocasiones, repitiendo hasta la saciedad que se trata del último contenido de expansión, ofreciendo un punto y final a la historia de Geralt de Rivia. El problema, con los videojuegos de este tipo, es que nunca vas a poder ofrecer esa despedida que sí podemos observar en otros medios como el cine o las series.

 

En la serie The Killing, por ejemplo, se pone punto y final a la historia que hemos vivido en el último capítulo de la cuarta temporada, haciéndolo de una manera concreta: primero se cierran los arcos relativos al conflicto principal que se ha ofrecido en los anteriores episodios, mientras que justo al final se ofrecen unos minutos íntegramente dedicados a esa despedida. Un proceso dedicado enteramente a los personajes de la obra, sus creadores y los propios espectadores, que quieren saber cuál va a ser su adiós, o al menos tener constancia del camino que van a seguir a partir de ese momento, alejados ya de las cámaras y de nuestra visión. Es complicado ofrecer ese tipo de despedida, pero en este caso concreto se sabe hacer con este pequeño anexo final, a modo de epílogo, que es lo que esperaba que fuera en cierta medida The Witcher 3: Blood and Wine.

 

The Witcher 3 Blood and Wine

 

Lo que esperaba de este último DLC era esa última temporada de una serie, de pocos capítulos, que sí que plantea un conflicto interesante y entretenido pero que nos lleva irremediablemente a vivir esa conclusión final a la que tenemos ganas y a la vez miedo de llegar. Al igual que hemos podido pasar muchas horas viendo una serie concreta, también lo hemos hecho interpretando al propio Geralt de Rivia en The Witcher 3. El problema es que no está a la altura en ese sentido concreto, bien por la propia naturaleza del juego o bien porque no se ha querido dar realmente ese adiós, pero no es un epílogo o al menos no funciona del todo bien como tal.

 

El conflicto que se presenta y que vuelve a embarcarnos en una nueva aventura sí es interesante y probablemente se trata de una de las historias más acordes al propio personaje y a lo que representa Geralt que vemos en la obra al completo: un cazador de monstruos que también se caracteriza por sus dotes de detective, capaz de rastrear e investigar los hechos ocurridos en un lugar concreto. La trama está bien, es suficientemente compleja como para enganchar y las posibilidades de decisión están correctamente implementadas, ya que podemos variar los acontecimientos e incluso las formas en que enfrentarnos a las diferente situaciones que se plantean.

 

The Witcher 3 Blood and Wine

 

El problema, al igual que ese adiós ausente del que hablaba al principio, es que tampoco cumple las altísimas expectativas que han puesto sus propios creadores durante meses. Se nos dijo que Blood and Wine iba a contar con una historia superior a lo que vimos en el juego principal, cosa que a mi modo de ver está lejos de ser cierto; como he dicho antes, el conflicto es interesante, pero ni los personajes ni los problemas que surgen llegan a ser excesivamente importantes para la propia vida de Geralt, que simplemente está cumpliendo un contrato más. Uno de muchos de los que probablemente haya completado y de los que va a seguir completando una vez que finalice este, que en realidad le importa más bien poco.

 

No hay una conexión real y personal entre los sentimientos de Geralt y lo que nos cuenta esta supuesta gran historia. No estamos buscando a Ciri, no es una aventura que toque de lleno la fibra sensible del Brujo, simplemente es un contrato más, camuflado con la presencia de multitud de personajes y de distintos giros de guion para hacerlo más largo de lo habitual. Blood and Wine no deja de ser un poco más de The Witcher 3, como un contrato de Monstruo un poco más largo de lo normal, del que van a disfrutar enormemente los jugadores que saborearon cada minuto de los contenidos anteriores, pero nada más.

 

The Witcher 3 Blood and Wine

 

Hearts of Stone, la anterior expansión de The Witcher 3, también ofrecía un salto cualitativo en la manera de dirigir y de plasmar en pantalla los acontecimientos. CD Projekt RED demostraba que había aprendido de algunos de los errores del juego principal, variando esos planos estáticos y sosos para ofrecer mejores estampas, con una utilización de las cámaras a las que por fin se les sacaba partido, al igual que a los bellos escenarios. También se ponía más empeño en la propia figura del Brujo a nivel personal más allá de cumplir un simple trabajo. Blood and Wine no ofrece ningún tipo de evolución en este sentido, y más allá de la duración, me parece bastante lejos de este contenido adicional anterior y del juego al completo.

 

Todo ello valorando a Blood and Wine como un anexo de The Witcher 3 como obra en sí, teniendo en cuenta también lo que sus propios creadores habían prometido hasta su llegada, influyendo en nuestra predisposición. No querría entrar en otros factores más técnicos, como el control o los combates (que en esta ocasión son más numerosos), ya que en los últimos tiempos parece haber una división entre aquellos que disfrutan en este sentido y los que no. Como mera información adicional si aún no te has hecho con la expansión, debes saber que sigue siendo lo mismo, para bien o para mal. En este artículo profundizo algo más en la evolución llevada a cabo en los enfrentamientos que encontramos en este DLC.

 

The Witcher 3 Blood and Wine

 

Blood and Wine no ha dejado un poso en mi memoria y tampoco ha funcionado como despedida. No tiene los elementos necesarios para funcionar como epílogo ni tampoco como un adiós funcional y a la altura del personaje. Es un contenido al que le habría venido mucho mejor que sus propios creadores no hubieran dado una categoría a la cual, humildemente, creo que no pertenece. Es un gran DLC, que vuelve a ser ejemplar a muchos niveles, pero no deja de ser un contrato más para Geralt, en el que pase lo que pase no se va a influir en absoluto a su propia persona ni a sus relaciones más allegadas. Y es curioso que tenga que despedirme de The Witcher 3 de esta forma, que también tiene mucho de sangre y de vino: pura pasión por volver a reencontrarme con este mundo y personajes, disfrutando de más horas de experiencia, pero que me deja un regusto algo amargo en el paladar, ya que su vendedor me había prometido otro tipo de sabor bastante diferente.


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