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Reportaje | League of Legends, el nuevo fútbol

Un gigante de los eSports
Domingo 05 de Julio de 2015 por Kysucuac

Lo de que League of Legends es el juego más jugado del mundo es un secreto a voces, y restándole lo de secreto. El MOBA y único juego desarrollado por Riot Games se estrenó fuera de su BETA a finales de octubre de 2009, y desde entonces ha llovido bastante. Pero la empresa de Santa Mónica ha sabido hacer las cosas bien y ha conseguido un éxito rotundo, desbancando al gigante del género y su familiar más directo: Defense of the Ancients, más conocido como DotA.

 

Millones de jugadores se dan cita a diario en la Grieta del Invocador, ese famoso y típico mapa de tres calles, un río y dos junglas. Pero no sólo hay usuarios casuales, de estos de andar por casa, como nosotros. League of Legends cuenta con un gran número de jugadores y equipos profesionales que compiten cada temporada por ser los mejores de su país, de su región y del mundo. Podríamos decir que a día de hoy, este MOBA mueve muchísimo más dinero a nivel competitivo que como juego casual. Obviando, por supuesto, el dinero que los niños rata (o yo misma) se dejan cada mes comprándose skins o los nuevos paquetes chroma.

 

El seguimiento mediático, los streamings, el asentamiento en todo el mundo y el patrocinio de clubes maneja cada año cifras escandalosas hasta para el sector de los deportes electrónicos. Riot ha sabido apostar a lo grande desde el primer momento, y eso es a lo que hoy vamos a echar un vistazo: Cómo, cuándo y por qué League of Legends se convirtió en lo que es ahora, el gigante de los eSports.

 


Un antes y un después

 

Como hemos dicho, League of Legends nació de manera oficial a finales de 2009, concretamente en octubre. El MOBA abandonaba ya su periodo de BETA con bastante público para ser un recién nacido. Quizás gracias a la expectación causada por el hecho de ser el hijo bastardo de Warcraft III. Sí, League of Legends es el Jon Nieve de los battle arena. Inquietante, ¿verdad? No obstante, no es hasta el año 2013 cuando la gente fuera del mundillo empieza a darse cuenta de que, coño, aquí está pasando algo muy grande y no nos habíamos enterado.

 

Estoy hablando de la League of Legends World Championship de 2013, que coincidía con la segunda temporada del juego y que traía un premio total de más de dos millones de dólares. Un total de 16 equipos compitieron para llevarse el primer premio y, con él, el título de El Mejor del Mundo. Este mundial, cuya final se celebró en el Staples Center de Los Ángeles (sí, donde los Lakers juegan los partidos de la NBA), no fue el primer evento que Riot Games organizaba para profesionales, ni mucho menos. Antes de este había tenido otros tantos, como DreamHack, pero nunca antes había conseguido que 16.000 personas se reunieran en un estadio para ver jugar a unos pocos. Por no hablar de los que siguieron en directo desde streaming toda la competición.

 

Los Ángeles se les había quedado pequeño a los de Riot y no tardaron en darse cuenta de que League of Legends, además de un juego y un sueño para muchos, era un negocio a gran escala. ¿Que el Staples Center se queda pequeño? No pasa nada, esto lo arreglamos rápido. El Mundial de 2014 se celebró en Seúl, Corea del Sur, con más de 45.000 asistentes y 27 millones de personas siguiéndolo desde la red. Pero, ¿qué os voy a contar? Ya pudimos verlo el pasado mes de abril la que se formó en Vistalegre, con más de 20.000 personas dándolo todo desde la primera hora de la mañana del viernes hasta la última hora de la noche del domingo.

 

Eso es lo que hace grande a League of Legends. Sí, puedes tener todos los jugadores profesionales que quieras, pero si no tienes un público que los apoya, que los admira, que los sigue a las competiciones, que se compran sus camisetas y corean su nombre, no sirve de nada. Riot ha sabido crear su propia marca, sus productos. Y dentro de esos productos, están los propios jugadores.

 

El crecimiento del jugador

 

Pero League of Legends tampoco sería tan atractivo si sólo nos permitiera observar lo que hacen los demás. El centro de este MOBA no es el juego en sí, sino sus jugadores. Si bien es cierto que Riot se ha centrado más que nada en el título a nivel competitivo, el crecimiento que permite a los usuarios es más que notable, lo que ayuda a que cada uno se marque sus objetivos. Sí, habrá quien juegue por echar el rato, pero la gran mayoría juega con alguna meta en mente: Llegar a Oro, llegar a Challenger, ser mejor que xPeke... Cada persona es un mundo. Y ahí es donde entra el sistema de ligas.

 

Riot divide el juego en dos partes: Por un lado, la parte más cotidiana, la de los niveles del Invocador (que venimos a ser nosotros). Entramos a nivel 1 e iremos subiendo conforme vayamos jugando, hasta llegar a nivel 30. Hasta ahí lo básico. La segunda parte del juego comienza, precisamente, cuando se llega a nivel 30. Aquí tienes una nueva opción: Las clasificatorias. Cada persona jugará aquí diez partidas donde tendrá que demostrar su nivel. Estos encuentros te pondrán en la liga que más se ajuste a tu forma de jugar. Estas ligas vienen a ser: Bronce, Plata, Oro, Platino, Diamante, Maestro, Aspirante o Challenger. Dentro de cada una, a su vez, hay diferentes divisiones, de la V hasta la I. Una vez se está en la división I de una de ellas, podremos promocionar (con bastantes rankeds de por medio) a la siguiente.

 

Este sistema de ligas y divisiones es algo que queda en manos del jugador (y de los trolls y afks que te vayan saliendo en cada partida), pero hay muchas organizaciones que hacen este aspecto de League of Legends mucho más atractivo. Aquí es donde entran, en el territorio español, ESL o la Liga de Videojuegos Profesional. Estas dos marcas ofrecen una gran cantidad de torneos y competiciones, al igual que muchísimos premios y sorteos. Este tipo de “ayuda” tanto a jugadores como a equipos es lo que permite el crecimiento de ambos. Como ejemplo, la Gamergy del fin de semana pasado. Un evento puramente español que cada vez es más grande. Todo gracias a que el papel de los deportes electrónicos en la industria de los videojuegos es cada día más visible. Esto, como es lógico y normal, atrae a las empresas en forma de patrocinadores, quienes, de nuevo, ayudan a la formación y el crecimiento de los profesionales.

 


Lo que está por venir

 

Ahora mismo en League of Legends hay varios frentes abiertos a nivel de competición. A nosotros el que más nos interesa, por supuesto, es el europeo. La LCS EU cuenta con dos equipos españoles: el de xPeke (Origen), profesional muy conocido que se retiró y regresó empezando desde cero, y el de los chicos de Giants, quienes ascendieron hasta la Primera División desde la Challenger Series del año pasado.


Origen empata con otro equipo, H2k, en segunda posición del ranking europeo. Mientras, Giants está en tercer lugar de la clasificación. Si esto sigue así en las tres semanas (seis partidas) que faltan para que termine la temporada regular, ambos equipos estarán en las semifinales. Si Vistalegre ya fue un evento impresionante, el de las finales veraniegas lo es todavía más. ¿Que por qué? Porque después de la LCS y de que alguien se lleve el título de Campeón de Europa (ojo, Fnatic está el primero en la tabla y fueron los anteriores campeones), viene la mejor parte: Los Worlds Championship.


Con unos mundiales al caer, y con lo bien que se lo monta Riot, sólo me queda por asentar una idea que, yo creo, más de uno tiene en mente: League of Legends es el nuevo fútbol, oel fútbol de los deportes electrónicos (lo siento, FIFA), si preferís llamarlo así. Porque atrae a millones de espectadores, porque reúne a los mejores, porque es un auténtico fenómeno de masas. Y, también, claro, porque a quien no le gusta, por desgracia, le toca verlo hasta en la sopa. La Grieta del Invocador es un mundo muy grande y, al menos yo, estoy orgullosa de formar parte de él. 


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